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La nueva campaña a favor de los toros es aún peor de lo que cabía esperar

Guitarras rockeras, un caribeño con trenzas y señores mayores haciendo los cuernos.

ACTUALIZACIÓN 12:50PM: El vídeo ha sido bloqueado en YouTube por infringir los derechos de copyright de la música. Pero puedes verlo aquí.

Caras serias, miradas frías que harían palidecer a la mismísima "Acero Azul" de Zoolander, polos, collares de bolas, pelos oxigenados y una palabra: "respeto". Todo esto mientras suena un riff guitarrero que recuerda algo así como si Limp Bizkit intentasen imitar a Led Zeppelin –sí, tan malo como suena– mientras los "protagonistas" hacen los cuernos.

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Hace poco comentaba por aquí sobre lo hortera que pueden llegar a ser los intentos de los políticos por "modernizarse", acercarse al electorado haciéndose los molones, pero joder, esto se lleva la palma. Hay tantos detalles lamentables para resaltar que es difícil elegir unos pocos –y eso que el vídeo dura 44 segundos. El caribeño con trenzas, la niña vestida de princesa, la señora con pamela o los ancianos intentando parecer tipos duros, como si acabasen de zurrar a un antitaurino que se les había colado en la plaza, todo acompañado por hombres de mediana edad en cuyas caras se refleja una pésima gestión de la vida y niños imberbes que solo con verlos sabes que no van a follar hasta que tengan edad para pagarlo.

Quizás ese era el objetivo. La mente maestra detrás del vídeo quiso retratar a los pro-taurinos como personas con discapacidad, por eso de que hay que respetar a la gente "especial" y todo eso.

El vídeo es una ventana privilegiada al mundo mental de los conservadores, esas personas que viven sus míseras vidas a la defensiva en un mundo que cambia constantemente y se llena de nuevos enemigos que perturban sus plácidas vidas: rojos, inmigrantes, gais, feministas, defensores del aborto, Manu Chao…. Todo aquello que conocían, aquello que les habían prometido que se había quedado "atado y bien atado" salta por los aires día si, día también.

No saben como reaccionar, un poco como en esa peli de Jean Reno en la que dos tipos del medievo llegan a Nueva York, reaccionan violentamente a un mundo al que no pueden entender. Cada dos por tres hay vídeos como este, tweets furibundos y manifestaciones contra Podemos, contra el comunismo, contra el aborto o contra aún-no-lo-sé-Manolo-pero-coge-la-pancarta. Todo teóricamente para defender a la democracia, la puta democracia.

Da igual que en los ayuntamientos donde se ha abierto el debate de los toros –o el de las calles, las procesiones o el turismo– sean mayoritarios los partidos que están en contra, nunca nada va a ser lo suficientemente democrático. "Todo por la democracia, pero sin la democracia". Para estos dinosaurios ideológicos la democracia no es votar cada 4 años, hacer referéndums, consultas o crear mecanismos de participación directa. No, eso es de radicales; democracia es que ganen los suyos.

Para su desgracia, democracia es que ellos puedan hacer ese tipo de vídeos de mierda, manifestarse por cosas que no saben ni lo que significan y votar a lo que les da la gana.

Pero volviendo al tema, yo también creo que no se deberían tocar los toros, mejor dejarlos tranquilos, en el campo, donde pertenecen y de paso que nos dejen tranquilos al resto.