FYI.

This story is over 5 years old.

Número del Spring Break

Pasesito tun tun

Nos quedamos imbéciles por ver la saga completa de “La risa en vacaciones”.

Fotos por Mauricio Castillo.

Luego de una infructuosa búsqueda de los DVDs, encontraron las pelis en internet.

Sin ningún tipo de remordimiento arruinamos la salud mental de dos jóvenes, dos buenas personas. Les dimos dinero y whisky a cambio de que nos dejaran observar cómo se iba deteriorando su psique, tras ver cada una de las nueve películas de La risa en vacaciones. Estas cintas fueron producidas entre 1990 y 2006, y dirigidas por René Cardona Jr., el hombre detrás de Cuando calienta el sol y Verano peligroso, entre otros milagros de la cinematografía nacional.

Publicidad

Nuestros audaces voluntarios fueron Atahualpa Espinosa y Ashauri López. El primero hace una descripción quirúrgica del neurocidio al que están siendo sometidos, mientras que el segundo hace una ficción siniestramente fiel a la realidad que vimos en la habitación de nuestro experimento. Aquí les presentamos el resultado.

21:00
Ata: Llegada al departamento de Ashauri. Estamos listos para ver la que tal vez sea la cumbre de la cinematografía nacional de esos años: La risa en vacaciones. Dos gatos (uno gris y uno negro) se acercan a reconocer la visita. El anfitrión está chingándose una hamburguesa, un alimento balanceado que le dará la fuerza y nutrición necesaria para la gesta. Acomodo frente a la pantalla una especie de escalera de albañil, pero acolchonada, sobre la que me siento. Dejo sobre el piso una botella de whisky que nos puede salvar la vida.

Ashauri: Paco es un tipo alto, panzón y de barba que padrotea gordas para controlar al pueblo mexicano. El cabrón hizo nueve películas llenas de celulitis, Acapulco, “Pasito tun tun” y una cantidad increíble de caca que embarró en la cara de nuestros ancestros. Años después me reencuentro con Paco para reportarle a VICE qué le pasa a un pobre mexicano después de ver las nueve películas de La risa en vacaciones. Bienaventuradas las revistas que ponen hasta el culo a sus colaboradores porque de ellas será el reino de los enfermos.

21:15
Ata: Empieza la primera parte con la histórica broma del baño: una morra entra al mingitorio con una bomba oculta bajo su vestido, y una manguera que sale de él, pero que no resulta visible. Lo único que ven sus vecinos de meadero es una posible vestida o una chava con una deformidad genética que prefieren no imaginar. Se sacan de pedo bien cabrón. Algunos de plano huyen. Aquí viene el primer problema: no se explican los mecanismos mediante los que se grabaron las bromas (aparece por primera vez la ubicación de una cámara oculta mucho más adelante). Eso las habría hecho más verosímiles.

Publicidad

Ashauri: La primera película ni siquiera es en la playa, las tomas de apertura recorren el DF mientras que la voz de Cantinflas dice unas reflexiones sobre la humanidad y presenta a los tres babosos que se dedicarán a abusar de la gente; al único que recuerdas al final es a Paco. Empiezan las bromas en calles residenciales de la Ciudad de México y en el Parque Hundido. Es suave al principio, casi coqueto: gordas encuerándose frente a señores con trajes cafés, gordas vestidas de enfermeras que persiguen a transeúntes con jeringotas.

21:30
Ata: Otro problema: las majaderías, malas palabras o palabrotas (como sea que se llamen) están censuradas. Se siente como escuchar una versión limpia de una rola de gangsta rap. Se pierde el ritmo y la sabrosura. Aparece la broma del espejo: un vato llega en una parada de microbús con un espejo nuevo bajo el brazo. Su vecino de fila se mira fugazmente en él. El dueño del espejo se muestra indignado: “Te caché viéndote en el espejo, no te hagas. Yo pagué el espejo y es para que me vea yo, no tú”.

Ashauri: De pronto le pregunto a la pantalla “Hey, pinche Paco, ¿cuándo vamos a llegar a Acapulco?” Paco en la pantalla truena los dedos, entonces, como por arte de magia, un par de gordas salen de mi clóset y nos cargan fuera de mi departamento, afuera hay un camión que huele a huevo, nos suben y descubrimos que el camión va hacia Acapulco, todo se acelera en fast foward. Llegamos a la playa antes del amanecer.

Publicidad

21:45
Ashauri: En la playa hay mucha celulitis y me asusto. Atahualpa sonríe, dice que le encanta Acapulco porque es como una delegación más de DF, yo la verdad siento que es un puesto de garnachas con playa. En eso llega Paco, que ya trae camisa tropical “No se asusten, hijos; en el mar, la vida es más sabrosa”. Saca una navaja y una bolsa con un chingo de coca, nos da una montañita a cada uno, es coca de coco. Pinche Paco, eres un güey bien tropical. El tipo se ríe, se mete unos cerros blancos y ¡pum! nalguea a una gorda que pasa por ahí, así empieza la fiesta. Llegan unos simios, unas gringas, unos güeyes mamados, empiezan a imitar cómo caminamos. Ata, Paco y yo estamos hasta el huevo y jugamos a darle nalgadas a unas gordas, ellas gritan y se carcajean, son hermosas.

Ata: Nos pasamos toda la primera película discutiendo las razones por las que casi nada resulta creíble. Más o menos por entonces llega también el momento en que a los clientes de un restaurante en Acapulco les sirven unos huevos revueltos que se deslizan sobre el plato cuando intentan clavarles el tenedor. El sentido de eso es ver la forma en que le dan la queja a los meseros: “Se movieron los huevos”. O mejor: “Se me movieron los huevos”. El mesero se ofrece a cambiarlos.

22:10
Ashauri: Regresamos al DF en camión. Cuando llegamos, en chinga contratamos a dos viejas feas y les vendamos los brazos, para realizar el viejo truco de la lisiada que pide que le desabrochen la blusa. Dos tomas en chinga, más líneas de coca. Paco llega después a la filmación acompañado de una morena con el cabello güero, me limpio la nariz para recibirlo. “¿Cómo van esas tomas?” pregunta. Le explico con los dientes apretados que se nos ha ocurrido otra escena, que me voy a poner los lentes de ciego para después intentar ligarme a una señora. Paco sonríe, “Tienes un humor muy inglés” y se mete con su vieja a un hotel que está a lado de la filmación. Hacemos dos tomas en chinga, nos damos más líneas de coca. ¿Quién paga esto? Le pregunto a Ata, me cuenta que Televisa. Empezamos a platicar sobre el curioso comportamiento de la empresa, en un sexenio produce películas que se burlan de los discapacitados, en otro produce mierda como el Teletón, hasta parece que te provocan culpa para después cobrártela.

Publicidad

Ata: Aparece una escena grabada en la Alameda. Nos ponemos nostálgicos de recordar cuando estaba chingona y no era una plancha rodeada de zacate trasquilado. Llega el chiste del billete que tiran en la banqueta y le echan un poco de caca encima, para ver quién lo agarra. Era uno de mis favoritos. Varios pendejos lo levantan y se lo llevan tal cual.

22:30
Ata: Al final de la primera peli hacemos una pausa para que Ashauri vaya a cambiarle el agua a los frijoles. Mientras lo espero, me voy de culo hacia el piso. Dos cosas lo explican: 1. La escalera de albañil no es para sentarse a ver la tele. 2. Me tomé el whisky demasiado rápido. Lo que le he bajado a la botella es más o menos lo que debería haber tomado para el final de la cuarta o quinta peli. Será una larga noche. Cuando me pongo de pie, piso a uno de los gatos. Pero resulta ser un animal de lo más razonable y decide no tomarlo como algo personal. Me cambio a una silla que parece la clásica plegable de director, sólo que hecha de cuero, en lugar de tela. No podría haberlo imaginado mejor.

23:00
Ata: La segunda parte tiene una edición más cuidada (la primera parecía hecha por estudiantes del CCC). No sé si las secuencias son en verdad tan veloces o si es una de las primeras muestras de nuestra percepción distorsionada. Ashauri ya anda con el ácido bien trepado. Yo ya pasé las primeras etapas de la ebriedad.

Ashauri: Un hombre con traje blanco y maletín negro llega a la filmación, no sabemos quién es, se ve muy misterioso, hasta podría decir peligroso. Deja su maletín junto a nosotros mientras susurra “La organización siempre cumple lo que promete”. Paco suda y se aleja, el hombre de traje ríe, tiene los dientes bien podridos, enciende un cigarrillo, se da la vuelta con una mano enterrada en el bolsillo y sale de nuestra vista. Me acerco al maletín, Paco grita “¡No te acerques, son esos pinches rojos, están por todos lados y ya saben que esto es una operación encubierta del gobierno para desacreditarlos!” Le pido que le baje a su rush de coca, y me dispongo a abrir el maletín pero una manita me detiene, es uno de los pinches enanos que contratamos, dice que vivir está chingón hasta que te lo cobran. Lo mando a la verga y abro el maletín, adentro hay un chingo de billetes, junto a una nota que dice “Todo esto es una broma, pendejo”. Paco se caga de la risa, el enano también, salen unas gordas de los arbustos y bailan rumba. Empezamos otra fiesta en el hotel, colamos cámaras, extras, gente de producción y a un chingo de putas. De pronto nos dan ganas de cogernos unas gordas pero aún hay algo de humanidad en nuestro interior.

Publicidad

Ata: Las juntas creativas deben haber sido épicas. Coca y viejas a morir. Se me derrite el cerebro como mantequilla de sólo imaginarlo.

La chica a quien, conforme se pistea el chupe hasta el fondo, le crecen las chichis. Todo un clásico.

23:50
Ashauri: Un chango me ofrece un gallo, creo que necesito aliviarme. Estas pinches viejas se parecen a mi nana, igual de nalgas planas, igual de hermosas, con sus peinados deformes y brazos pesados. La fiesta se pone más loca cuando unas luces entran por la ventana y se escucha un helicóptero. Paco empuja a las viejas y se amarra su bata roja, corre hacia el baño, antes de entrar una rumbera le dice “Ten cuidado, Paquito, que hay un tigre en la bañera”. El güey entra sonriente, se escuchan dos plomazos, adiós tigre, eso te pasa por bañarte en la suite de Paco. Sale del baño con una ametralladora enorme, corre hacia la ventana y empieza a disparar mientras que grita “¡Hijos de la chingada, pinches rojos, sus ideales son una broma y me los paso por los güevos, se acaban de topar con el jefe de esta era!” Ata y yo lo vemos desde atrás de una mesa. En eso el helicóptero responde con una ráfaga de balas y todas las gordas salpican sangre, Paco se levanta de quién sabe dónde, pero ya trae una bazooka en el hombro, dispara mientras grita “¡Acapulcoooooo!” y el helicóptero estalla, las pocas ventanas que quedan de la habitación truenan. Me desmayo. Cuando recupero los sentidos descubro que estoy temblando y bañado en sangre, escucho que las gordas se ríen, abro los ojos, hay una frente a mi limpiándose la sangre del cuello, siento una mano en el hombro, es una mano grande y peluda, es la mano de Paco. Me dice: “¡Jajaja, pinche morro cagón! Felicidades, vas a salir en La risa en vacaciones 3”.

Publicidad

23:55
Ata: La tercera película se trata, casi en un cincuenta por ciento, de perros entrenados. Éstos se dedican a sacarle un susto a la gente, casi al punto de que se caguen; roban la ropa de los bañistas; se toman el chupe que piden los clientes de los hoteles, cuando se distraen. Creo que no está de más recordar que los perros sufren un daño enorme al hígado con el alcohol. Hay una perrita pastor alemán que se toma una cantidad inconmensurable de chupes durante la peli. Esperamos que la buena fortuna le haya sonreído y no haya muerto de cirrosis. Con todo, quedamos de acuerdo en que la persona que entrenó a los perros es un genio y que hay muy pocas cosa que rifen más que un perro pisteando una cuba. También aquí aparece el legendario Lenguardo Frenillo, de Cachún cachún, ra ra.

00:00
Ata: “Ya ve que ahorita la cosa está difícil”, dice una de las víctimas, hablando de la situación económica del país y de su propia cartera, a la vez. Faltaban unos años para la crisis del ’94, pero no importa. Esa frase siempre ha funcionado. Ha sido dicha en las últimas décadas y siempre es verdadera. Ashauri dice que ya ni da risa. Y falta tanto. Es posible también que sea el ácido, que ya esté viendo todo a través de un lente más abstracto. Creo que yo todavía puedo reírme, si me ayudo de una dosis de buena voluntad. Él ya no le entiende. Hasta le pone pausa para ir al baño. De vez en cuando le regresa, porque no alcanzó a darse cuenta de qué se trataba la broma. Pero aunque le entienda, ya no se puede reír.

Publicidad

Esa es la broma del perro o del cocodrilo (al parecer no recuerdan bien), que consistía en un bicho asustando a jóvenes indefensos ante kilos y kilos de celulitis.

00:45
Ashauri: El ácido aún no se baja y Paco nos sigue dando gordas en sus películas, esta fiesta ya se puso bien pinche fea, pero quiero seguirle. Ata le pone stop a todo, dice que necesita más coca, nos damos unas líneas, agarramos valor, un trago al whisky, más valor. Este pendejo no me va a vencer con sus bromitas baratas, tenemos que seguirlo a la playa, nuestra misión es ver hasta dónde llegan nuestros cuerpos en ese infierno noventero al que VICE nos está mandando. ¿Qué revista en su sano juicio le hace esto a un par de pobres muertos de hambre, sin talento ni futuro? De seguro es el mismo Paco, de seguro el cabrón se llama Paco VICE y todo este texto es parte de otra pinche broma que ni siquiera entendemos.

01:00
Ashauri: Salimos de fiesta en unas camionetas de policía, llegamos a un putero, bebo mucho whisky, me siento el rey junto a Paco. Entro al baño del putero con muchas ganas de orinar, hay un hombre con traje militar meando, me pongo a mear junto a él, escucho su chorro, es muy pausado, parece que le cuesta sacar todo el alcohol que se ha chupado. De pronto me dice “Así que tú eres el nuevo, ¿verdad, amigo?”. No le contesto, la vida es muy corta como para andar platicando con oficinistas en el baño. El tipo se sube la bragueta, camina hacia los lavabos, escucho el agua correr, se echa un pedo y después me toca el hombro: “Oye, amigo, sí entiendes la gran labor que hace Paquito, ¿verdad?” asiento con la cabeza para que ya se calle, pero no lo hace. “Ese Paquito es un visionario, mi amigo; el pueblo necesita ver su propia basura, hoy en día existen estas películas, pero en un futuro, si seguimos siendo constantes, la gente se ridiculizará ella sola sin necesidad de tanto dinero”.

Publicidad

01:30
Ata: Es como estar de vuelta en el México medieval. Es el spring break en tiempos del PRI. [En ese momento no me había dado cuenta de que éstos son otra vez los tiempos del PRI]. Le solicito atentamente a mi anfitrión un poco de su ácido. Le doy trámite.

Ashauri: Cuando regresamos a Acapulco, descubrimos que Paco ya tiene el doble de varo, se viste de traje blanco, hasta se parece al Buki. El hijo de su puta madre nos dice que es el Spielberg Mexicano, mueve las manos como pendejo para hacer más presencia mientras habla. Lo odio, no entiendo cómo le hace para sacar tanto dinero, ¿por qué Televisa sigue dando dinero para esto?

Ata: A partir de la cuarta o quinta parte de esta heroica saga de “documentales” (como insisten en llamarle en la introducción a cada una) las bromas se vuelven más elaboradas. Pero también son cada vez más extenuantes y sobre todo, menos creíbles. Mejor dicho, no son menos creíbles, sino que ni siquiera están destinadas a serlo. De pronto, La risa en vacaciones ha entrado al terreno de la ficción pura y dura. Es como si nos estuvieran invitando a imaginar la broma, en lugar de realizarla. Estamos seguros de que nadie pudo haberse reído en el cine al verlo.

Lo peor es que cada situación tarda más en explicarse y transcurrir. El lapso entre el planteamiento y la sorpresa es tan largo, que todo el placer se disuelve.

Paco, “Emperador de Acapulco”.

01:50
Ashauri: Estamos muy mal, la moral por los suelos, vemos sin sorprendernos una escena con explosiones, las bromas cada vez se vuelven más complejas y estúpidas, ni siquiera la coca nos reanima, se siente de la verga en la nariz y te duerme la garganta, pero tenemos que seguir, es nuestra misión. Cuando creemos que todo está perdido llega un japonés con una perra pastor alemán, nos dice que se llama Sheena y que es una borracha, la acaricio, se ve bien feliz, de seguro está peda. “Estoy sobria”, me contesta la perra. No mames, los perros no hablan. “Las perras hablamos mucho en los noventas, pregúntale a tu mamá”.

Publicidad

02:00
Ata: En una de las interrupciones, vemos la lista de los archivos en Netflix. Casi todas tienen una calificación de tres estrellitas y media. Algunas, de tres. Cuando lo veo, por más que me lo pregunto, no tengo idea de qué calificación les pondría. En ese momento, tres y media estrellitas me parece algo muy certero. Trato de pensar con cierto rigor, pero no encuentro qué criterios usar para evaluarlas. Digo, son tan malas que la escala debe funcionar de forma distinta con ellas. En la pared está escrito el número de una funeraria.

02:45
Ata: En cierto punto, la aparición de la Pelangocha le da un ritmo distinto. No es que sea una comediante luminosa, pero tomando en cuenta la monotonía, se vuelve un punto de giro del tamaño de Luke, I’m your father.

03:10
Ata: Acapulco es muy generoso: es tan feo, que quien lo visita no tiene la menor necesidad de dar una buena imagen de sí mismo. Ya nos dimos por vencidos en la búsqueda de novedades. Casi todo se resume a un combo discapacitados/putas/excreción.

03:30
Ashauri: Salgo del baño con el estómago revuelto, afuera hay monjas empedando, karatecas intentado cogérselas y un marciano verde con chichis.

Ata: No supe en qué momento se llenó de gente la habitación. Cuando reacciono, ya están ahí dos amigas de Ashauri y Sisi [ver página legal de la revista]. Creo que tengo un poco de asco, pero tal vez es que estoy demasiado puesto. También me río mucho, pero a mitad de la risa se me olvida el motivo. Aquí las cosas terminan de volverse confusas: de pronto hay fuegos artificiales en un hotel de noche, y cuando enfoco la vista, aparece una tanga caminando en la playa a mediodía.

Publicidad

04:40
Ashauri: La fiesta de estos pendejos está muy pesada como para mi corazón, camino mareado entre orgías de hombres bigotones, esto es el infierno en Acapulco, o en Los Cabos, o en todo el país. Salgo del putero jadeando, afuera hay muchos coches, niños vendiendo chicles y chilangos borrachos, uno de ellos me pide un autógrafo: “¿Tú eres el de La risa en vacaciones, ¿verdad? ¿Me puedes embarrar tu verga sucia en la cara?”

Ata: Todo parece un comercial de detergente Ace. Hasta cuando hacen una broma con la proyección de una porno, la forma en que usan la cámara e implican a las víctimas es la misma que en esos comerciales. Recurren a cada rato a la discapacidad, a la pipí y a la caca para hacerse los divertidos. No es ofensivo en el sentido moral, sino en el intelectual.

Loqueando con la nueva, la súper y la loca risa.

5:40
Ata: Me arden los pinches ojos. Trato de mantenerlos abiertos, pero el ardor llega hasta la nuca.

08:03
Ashauri: Empiezo a correr, intento encontrar a Ata pero ya no sé para dónde queda el hotel, estoy solo en medio de una realidad aterradora, necesito otra línea, creo que voy a regresar al putero, a mi tío Paquito, él es el bueno, sabe qué pedo con lo que siento. Entro al putero y descubro que ahí está Ata, lo abrazo y le digo: “Tú eres más importante que Paco”, nos damos unas líneas.

09:10
Ata: Me estoy riendo demasiado. Llevo algo así como media hora sin parar de reír, pero ya no es por la película. (Pedro, Pablo y Paco han pasado a segundo plano). Es por las pendejadas que dicen los demás en el cuarto. Hay un instante en el que recuerdo otras fiestas en las que no he parado de reír. Al día siguiente me siento un poco deprimido, como si me hubiera exprimido durante la noche y ahora no quedara más que un hueco. Pero en el momento no puedo evitarlo.

De tanto en tanto volteo a la pantalla, pero el amasijo de arena-bikinis-caca-ciegos-parapléjicos ya me marea. Siento que si lo sigo viendo, voy a vomitar.

10:30
Ashauri: Sheena, la perra borracha, llega con dos gordas, nos dice que están bien buenas, que si nos las chingamos se nos va a olvidar la realidad nacional. Platico con Ata al respecto, al parecer todo se ha ido al carajo y ya estamos muy locos y dominado por el espíritu de Paco, que se parece cada vez más al espíritu del México que conocemos hoy.

11:00
Ata: Vi a Ashauri perder la ecuanimidad, aunque tardé en irme. “¡¿Qué más quieren que escriba?!” me preguntó. Me fui. El viaje de dos estaciones de metro fue un poco trémulo y salpicado de delirios paranoides. Cuando al fin llegué a mi camita, fue como encontrar la tierra prometida.

Ashauri: Creo que ya no tenemos nada de humano dentro, creo que podemos abusar de esas gordas, matarlas y luego hacer una película con otras viejas, total, al buen Paco lo conozco bien, le encantan este tipo de bromas con muertes y discriminación, se carcajea y se vuelve loco, dice que la vida es más sabrosa, cuando te burlas de la realidad del país.

Post scriptum, por Ata: Paco Ibáñez (estrella de la saga La risa en vacaciones, emperador de Acapulco y gurú de la pequeña secta que formamos en esa velada) murió en 2008 a consecuencia de una esclerosis lateral amiotrófica.

Lee más del Número del Spring Break aquí.