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Cultură

Pedro Duque: “Que el ser humano pise Marte depende de que algún Gobierno ponga el dinero”

Hablamos con Pedro Duque, el primer astronauta español, sobre su profesión, el futuro del hombre en Marte y la vida extraterrestre.

Pedro Duque (1963, Madrid) se convirtió en 1998 en el primer astronauta español al realizar una misión espacial a bordo del transbordador espacial Discovery que sirvió para supervisar el módulo experimental de la Estación Espacial Europea. En 2003 realizó su segunda misión espacial, en este caso en una nave Soyuz TMA que se dirigió a la Estación Espacial Internacional para realizar la misión Cervantes. Actualmente es el director de la Oficina de Operaciones de Vuelo de la Agencia Espacial Europea, la cual está situada en Colonia. Desde allí nos atiende por teléfono para realizar esta entrevista.

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VICE: ¿La idea de hacerte astronauta cuándo nace?

Con seis años viví el primer alunizaje y, como todo el mundo, quedé impresionado. Pero fui creciendo y la realidad española no acompañaba para que una persona de esta nacionalidad viese viable acabarse convirtiendo en astronauta.

Hasta que llegó esa posibilidad.

Sí, las condiciones cambiaron. La oferta de trabajo la encontré en un anuncio de un periódico, como cualquier otra oferta convencional. Ahí se especificaban los requisitos que debía tener la persona para poder presentar su candidatura. Yo en esa época ya me había licenciado en el ETSI Aeronáuticos de la Universidad Politécnica de Madrid y cumplía los requisitos demandados. Me presenté junto a unas seiscientas personas más. A partir de entonces tuve que pasar pruebas médicas, exámenes de inglés, exámenes de conocimientos científicos y médicos, etcétera. Conseguí entrar en el grupo de sesenta finalistas.

Y llegaron más pruebas.

Sí, las pruebas de la Agencia Espacial Europea (ESA), que redujeron los finalistas a diez personas, entre las que estaba yo. La decisión final fue responsabilidad del Director General de la ESA y optó por mí. En mayo del 92, con 29 años, empecé a acudir a unas clases sobre conocimientos básicos en Colonia (Alemania). Después también pasé procesos de formación en Rusia y los Estados Unidos.

Hasta que llegó tu primera misión espacial en 1998, cuando tenías 35 años. ¿Cómo fueron las semanas antes del despegue? ¿Nervios, dudas, temores?

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Sobre todo ilusión y nervios. Mucha ilusión. Por fin te llega la oportunidad que has estado esperando durante mucho tiempo. Quieres estar a la altura de lo que se espera de ti.

Una vez en el espacio, ¿cuál fue tu misión?

Yo tuve el cargo de ingeniero de vuelo. En los ratos que podía también ayudaba en los experimentos, de los cuales se encargaban a tiempo completo dos de los astronautas.

Imagino que en el espacio no hay tiempo para el aburrimiento.

Ni para el aburrimiento ni para el disfrute que puede comportar observar la Tierra y el espacio desde esa posición. Las misiones espaciales a las que yo fui fueron de unos diez días. La cosa cambia en las misiones actuales de seis meses, en la cual se encuentra actualmente nuestra astronauta italiana Samantha Cristoforetti.

¿Qué tipo de proyectos se llevan a cabo actualmente en la Estación Espacial Europea?

La observación de la Tierra, la creación de un telescopio (el James Webb) para medir la distancia y posición de las estrellas lejanas, el proyecto Meteosat, el satélite Planck que recoge datos para estudiar el universo primitivo, entre muchos otros.

¿Estos proyectos influyen notablemente en nuestra vida cotidiana? Quizá alguien puede pensar que teniendo en cuenta la crisis económica actual es un dispendio innecesario gastarse dinero en misiones espaciales.

Todas las misiones espaciales se plantean muy rigurosamente con unos objetivos muy concretos. Sirven para desarrollar tecnologías que después servirán para mejorar nuestra vida en la Tierra, por supuesto. Y se hacen investigaciones y experimentos de todo tipo que hacen progresar la ciencia. Desde el estudio de enfermedades al estudio de materiales. Pero igualmente quiero decir que el gasto que supone la carrera espacial para cada ciudadano europeo es de cuatro euros al año, una minucia.

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Imagino que países como Estados Unidos, China o India invierten mucho más que Europa.

Sí, así es. Muchísimo más. Y no solo en temas del espacio, sino en otros campos relacionados con la ciencia y la tecnología. Después la gente ve la cantidad de cosas que se patentan en Estados Unidos y se sorprende.

Parece que últimamente la humanidad ya no tiene tanto interés en el espacio como en décadas anteriores. ¿Crees que es así?

Las hazañas impresionantes, como el primer alunizaje, son los hechos que animan a la gente a ilusionarse. Pero cuando esas hazañas se consiguen diez o doce veces acaban perdiendo interés para la sociedad. Hacen falta misiones que no se hayan hecho nunca o que haga veinte años que no se hagan para que la gente se vuelva a engrescar. Aun así, se ha notado la ilusión de la gente ante misiones recientes como el robot Curiosity que se envió a Marte o la misión Rosetta.

En otras entrevistas has comentado que aún falta bastante para que el ser humano pueda pisar Marte. ¿Qué piensas de proyectos como Mars One, el reality televisivo que se proponía llegar a Marte durante la próxima década?

Técnicamente se puede hacer una estimación muy aproximada y fiable del presupuesto que se requeriría para llegar a Marte y es dudoso que esa aportación pueda provenir de un fondo privado dada la alta cantidad de dinero necesaria. La semana pasada ya se anunció que se había cancelado el contrato televisivo. Llegar a Marte creo que solo será posible con financiación pública, es decir, que algún Gobierno crea en el proyecto y ponga el dinero suficiente para hacerlo realidad. Un proyecto de este tipo, entre otras muchas cosas, comportaría que se crearan vocaciones científico-tecnológicas en las personas jóvenes, hecho que nos hace falta.

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Entonces, ¿que el hombre pise Marte solo depende de que alguien ponga el dinero suficiente para hacerlo realidad? ¿No hay ningún peligro de que el ser humano sea incapaz de soportar las condiciones ambientales de Marte?

Parece ser que el ser humano podría aguantar esas condiciones ambientales. Ahora que habrán astronautas residiendo durante un año en la Estación Espacial Internacional podremos hacer experimentos para saberlo con más certeza, pero parece que sí. El problema es el dinero que cuesta inventar y fabricar la maquinaria necesaria para llegar y sobrevivir una vez allí.

Por otro lado, también comentaste en el pasado que crees que en algún otro lugar del universo tiene que haber vida. ¿Lo sigues creyendo?

Sí. En los próximos cinco años un telescopio especializado se dedicará a detectar nuevos planetas, especialmente los parecidos a la Tierra. Solo en nuestra misma galaxia hay más de 100.000 millones de planetas. Imagínate los que hay fuera de nuestra galaxia. En muchos de ellos hay condiciones muy parecidas a las de la Tierra, y, por lo tanto, no es descartable que en alguno pueda haber vida.

¿Tan importante es para el ser humano saber si existe vida extraterrestre?

Cualquier avance científico es importante. Y éste sería un avance científico de enormes dimensiones. En todo caso, es mucho mejor saber que no saber.

¿Crees que podría ser peligroso para el ser humano contactar con extraterrestres?

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Sí, podría serlo. Stephen Hawking ya dijo que no sería demasiado agradable para las hormigas descubrir la existencia de los niños de dos años con el potencial destructor hacia ellas que poseen.

¿Puede ser que Pedro Duque vuelva al espacio en el futuro?

Sí, no es descartable. Voy superando periódicamente las pruebas médicas que me permiten estar en la lista de posibles astronautas escogidos para las misiones espaciales. En esa lista ahora mismo estamos diez astronautas europeos, más los japoneses, los americanos, etcétera. El problema es que cada año solo doce astronautas son los afortunados.

¿Cuándo se regresa del espacio cómo se percibe la cotidianidad?

Lo cotidiano es agradable. Se valora tomarse tranquilamente un café. Pero lo que sobre todo me ha cambiado la visión de los asuntos locales es el hecho de viajar por el mundo mientras me preparo como astronauta. Tengo una visión más global. Estar rodeado de gente de todo el mundo que habla cuatro idiomas o más te hace sentir perteneciente a un espacio mayor que el de un país o una región.

¡Gracias Pedro!