¿Qué se siente al conducir un tanque?

FYI.

This story is over 5 years old.

Cultură

¿Qué se siente al conducir un tanque?

¿Por qué querría nadie conducir un tanque decomisado por el campo de la antigua Alemania Oriental? ¿Y por qué no?

Un exsoldado alemán, ahora instructor de tanques, subido en un T-55 en la Panzer-Fun-Fahrschule

Todas las fotos por Alexander Coggin

Si quieres ponerte a los mandos de un tanque de 34 toneladas de la era soviética —¿quién no iba a querer?—, solo tienes que seguir mis pasos: viaja a Berlín, desplázate dos horas en coche hasta el municipio de Beerfelde y busca la Panzer-Fun-Fahrschule, una escuela de conducción de tanques que se publicita como el "mayor patio de recreo para hombres de Alemania". En esta escuela, previo pago de 160 euros, te puedes poner a los mandos de uno de sus 13 vehículos armados durante media hora, recorriendo un circuito de tierra mientras intentas seguir las indicaciones del instructor para evitar que se te cale la bestia. Por 100 euros más, tienes la oportunidad de aplastar un coche con el tanque.

Publicidad

La Panzer-Fun-Fahrschule —cuya traducción sería algo así como "La divertida escuela de pilotaje de tanques"— fue fundada a principios de la década de 2000, cuando los hermanos Axel y Jörg Heyse compraron un tanque T-55 soviético en un desguace de la República Checa y lo reformaron. Axel ya había estado una década trabajando como instructor de pilotaje de tanques en la Alemania del Este, y él y su hermano solían salir por los terrenos de la granja de un vecino a divertirse con su nuevo juguete. "No podía dejar de pensar en tanques", confesó Axel a un periódico alemán en 2009.

Desde que el ayuntamiento les pidiera que llevaran el tanque a un festival de la cosecha de la localidad, los hermanos no han dejado de recibir solicitudes para pilotar al "cerdo de hierro", como ellos lo llaman. En 2005, ambos crearon la escuela de pilotaje en Beerfelde, en un terreno de 8 hectáreas, y en 2009 ya habían adquirido una docena de vehículos procedentes de distintas fuerzas armadas de "toda Europa". Cuando les pido que sean más específicos al respecto, Jörg le dice a mi traductora: "Bueno, países de Europa del Este, como Eslovenia. De todas partes".

Desde entonces, la Panzer-Fun-Fahrschule ha aumentado su plantilla y ahora cuenta con exsoldados que imparten las clases de pilotaje. Los ejércitos de Alemania y Austria también recurren a este centro para formar a sus soldados. Sin embargo, la mayoría de los que acuden a la escuela no son militares, sino turistas de todos los rincones en busca de un poco de emoción. El día de mi visita había gente de todas las edades —incluso familias enteras— esperando su turno para meterse en un cerdo de hierro. "Tú eres el cliente típico", dijo Jörg. "La verdad es que nos viene gente de todo tipo".

Publicidad

Un vehículo de recuperación blindado BTS

Resulta inevitable pensar en la convulsa historia de Alemania cuando uno está a los mandos de un tanque. El T-55 es uno de los vehículos más populares del mundo, utilizado durante décadas en conflictos de Oriente Próximo, Vietnam, Angola y muchos otros lugares. Según el sitio web Jewish Gen, afiliado al Museum of Jewish Heritage, la localidad de Beerfelde albergaba un centro vinculado al campo de concentración de Sachsenhausen.

Lo más curioso de esta escuela de pilotaje de tanques es el empeño que ponen sus fundadores en tratar de desvincular la actividad del mundo militar o de sus fetichistas. "Aparte de los tanques, aquí no hay nada más relacionado con el ejército", aclaró Jörg en una entrevista de 2009. "Esto es solo para pasarlo bien". Los instructores que conocí —muchos de ellos exsoldados— también coincidían en este aspecto y en ningún momento hablaban del papel que desempeñaron estos vehículos en la historia.

Sea como fuere, lo que no se puede negar es que un tanque no es solo un coche enorme: es un coche enorme con una pistola enorme enganchada encima. Del mismo modo, pilotando uno de estos, uno no se imagina yendo al súper a comprar huevos, sino más bien avanzando por el campo de batalla. ¿Por qué si no iban a estar equipados los tanques con misiles de imitación? ¿Por qué nos proporcionaban cascos de cuero antiguos, con orejeras y todo? Mentiría si os dijera que no me entraron ganas de imitar el sonido del disparo de los cañones mientras conducía aquel monstruo metálico.

Publicidad

Visitantes alemanes a bordo de un BMP Schützenpanzer, utilizado antiguamente por el ejército alemán

El Dr. Thomas Kühne es profesor de Historia y director del Centro Strassler para el Estudio de la Historia del Holocausto en la universidad de Clark. Le conté mi experiencia en la escuela de pilotaje de tanques y le pregunté por qué sus responsables parecían intentar pasar de puntillas por la historia militar alemana. "Probablemente esa sea su intención o simplemente no piensan en ello. La actitud de los alemanes hacia la historia bélica y el ejército es de apatía total".

Kühne afirma que sigue habiendo alemanes obsesionados con la historia bélica y la cultura militar —especialmente entre los grupos de extrema derecha, "pero no dejan de ser minoría, muy inferior a la que existe en EUA".

"Aunque no hay una opinión totalmente homogénea, diría que entre el 70 y el 90 por ciento de los alemanes no tiene interés alguno en el ejército".

Un exsoldado alemán, ahora instructor de pilotaje en la escuela Panzer-Fun-Fahrschule

Aunque la Panzer-Fun-Fahrschule se anuncie como una experiencia divertida, no siempre es tan fácil separar la guerra de las máquinas que la promueven y del contexto histórico. O quizá yo sea demasiado sensible y puse demasiadas esperanzas en aprender cosas del pasado por parte de una empresa cuya web dice que aplastar coches con un tanque "ayuda a los clientes a liberarse del estrés diario".

Después de media hora subiendo y bajando montículos con un T-55, no me sentía más relajado que al principio, sino más bien mareado. Salí del tanque, me quité el pasamontañas y le di las gracias al soldado-instructor. A continuación me excusé educadamente, tomé un sorbo de la cerveza que me estaba guardando mi fotógrafo y vomité.

Publicidad

Sigue a Zach y Alex en Instagram. Queremos expresar nuestro sincero agradecimiento a nuestra traductora, Ruby Morrigan.

Las ruedas de un tanque T-55

El autor antes de ponerse a los mandos de un tanque

Un misil de pega equipado en un T-55

Alemanes a bordo de un tanque BMP

El 'volante' del tanque soviético T-55

Vista aérea del interior de un T-55

Alemanes a bordo de un tanque BMP

Una turista extranjera fotografía a su familia en el tanque

Traducción por Mario Abad.