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Aum Shinrikyo compró una granja en Australia para construir armas

Esto fue lo que encontró la policía australiana al investigar la propiedad utilizada para hacer pruebas con gas nervioso y extraer uranio.
Shoko Asahara - Granja en Australia
El líder del culto a la izquierda, Shoko Asahara. Huesos de oveja a la derecha. Todas las imágenes cortesía de AFP.

Este es un pequeño extracto de nuestro último episodio de Extremes: un podcast de VICE exclusivo de Spotify. Puedes escuchar la historia completa aquí.

El 14 de mayo de 1995, investigadores de la Policía Federal Australiana (AFP) viajaron a una granja de ovejas en el interior del país. Allí encontraron un montón de ovejas muertas contaminadas con un agente nervioso llamado sarín, y un pozo profundo que resultó ser ligeramente radiactivo. Los investigadores concluyeron que había sido un intento de minar el depósito con uranio, aunque era difícil saber cuánto se había encontrado o para qué se había utilizado. Dados los antecedentes de los dueños anteriores, la evidencia fue ominosa.

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Todo había ocurrido unos dos meses antes. El 20 de marzo de 1995, un grupo terrorista anteriormente desconocido había liberado gas nervioso en el metro de Tokio, matando a 12 personas e hiriendo a cientos. En las semanas siguientes, los funcionarios japoneses atribuyeron el ataque a una oscura secta religiosa llamada Aum Shinrikyo, dirigida por un gurú de 40 años llamado Shoko Asahara. Shoko supuestamente había instruido a sus seguidores para que intentaran iniciar el apocalíspsis.

Granja comprada en Australia por la secta Aum Shinrikyo

La historia de los ataques de Tokio estuvo en todas las noticias, tanto locales como internacionales, y cuando los nuevos propietarios de una granja de ovejas en Australia la vieron, tuvieron un mal presentimiento. Habían comprado su propiedad en octubre del año anterior a un precio sumamente accesible. Los antiguos propietarios la habían vendido por unos 150.000 dólares menos de lo que valía, pero querían deshacerse de ella rápidamente y no parecía importarles el precio. Esos propietarios eran japoneses y habían dejado varias botellas de sake vacías alrededor de la propiedad junto con contenedores de productos químicos altamente tóxicos. Preocupados, los nuevos propietarios de la granja llamaron a la policía local, quienes, para su asombro, descubrieron que la propiedad había pertenecido a la secta de las noticias. La AFP organizó una visita.

Granja comprada en Australia por la secta Aum Shinrikyo

Esta es una casa de campo en la estación de Banjawarn, que se encuentra a unos 1.000 kilómetros al noreste de Perth. Cuando la AFP voló desde la capital del país, llevaron a un camarógrafo para documentar todo lo que encontraran. Las siguientes imágenes fueron tomadas de ese video.

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Granja comprada en Australia por la secta Aum Shinrikyo

Según los registros, la secta vendió la propiedad después de haber sido denunciada por descuidar el ganado de la propiedad. Pero como se puede ver en la imagen de arriba, también dejaron que muchas de las edificaciones se deterioraran. Al principio, había poca evidencia que sugiriera que el lugar estaba relacionado con el ataque en Tokio, a excepción de algunos periódicos japoneses que se encontraron en el lugar y una puerta que tenía escrito "laboratorio" tanto en japonés como en inglés.

Granja comprada en Australia por la secta Aum Shinrikyo

En realidad, el tiempo que la secta pasó en Banjawarn fue un importante paso en su camino hacia la violencia. Como le dijo a VICE un exmiembro del grupo, Naruhito Noda, la secta compró la propiedad expresamente para construir y probar armas de destrucción masiva.

"En 1993, comenzamos a hablar sobre la construcción de armas nucleares", dijo. “El primer problema fue que en Japón casi no había uranio, pero en Australia nos dijeron que había mucho, mucho más... Así que compramos una granja y viajamos a Australia”.



En la imagen de abajo se puede ver la evidencia de los ejercicios mineros del grupo, según los descubrimientos de la AFP. Una gran fosa, hecha con una retroexcavadora hidráulica. Noda dice que solo lograron extraer una pequeña muestra de uranio, pero los investigadores de 1995 no lo sabían. En ese momento parecía posible que el grupo se las hubiera arreglado para improvisar una bomba nuclear.

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Granja comprada en Australia por la secta Aum Shinrikyo

Sin embargo, esos temores disminuyeron hasta 1995, cuando los líderes de Aum Shinrikyo fueron detenidos. A finales de año, la secta había sido desmantelada casi por completo.

Granja comprada en Australia por la secta Aum Shinrikyo

Sin embargo, la evidencia que vinculó de manera más convincente la granja con el ataque al metro fue una gran pila de huesos de oveja y lana en descomposición.

Granja comprada en Australia por la secta Aum Shinrikyo

Se mandaron a analizar muestras de estos huesos y lana, y el resultado dio positivo para sarín, que era el mismo agente nervioso incoloro e inodoro que se utilizó en los ataques del metro. Esta sustancia química fue desarrollada en la Alemania nazi y causa la muerte al inmovilizar los músculos asociados con la respiración. Al parecer, mientras unos pasaban tiempo extrayendo uranio de Banjawarn, otros refinaban su receta para fabricar armas químicas y probaban el prototipo en el ganado.

Granja comprada en Australia por la secta Aum Shinrikyo

Esta fue la última evidencia encontrada en la granja: varias botellas de sake y en su mayoría contenedores vacíos de ácido perclórico, ácido nítrico, ácido clorhídrico, cloroformo y dicromato de potasio. Es de suponer que se utilizaron en el refinamiento de uranio y la producción de sarín.

Han pasado casi 26 años desde el ataque al metro de Tokio. El gurú de Aum Shinrikyo, Shoko Asahara, fue ejecutado en 2018 en la horca, junto con muchos de los otros líderes de la secta. El exmiembro con el que hablamos para nuestro podcast, Naruhito Noda, cumplió un año de prisión por su participación, pero finalmente fue liberado. Desde entonces, ha escrito dos libros en japonés, en los que describe su proceso de desprogramación posterior a la secta y su pesar general por ser miembro de una organización tan maligna. Como nos dijo:

"Ciertamente lo definiría como un lavado de cerebro... Me dejé llevar por su concepto y, de repente, ya estábamos fabricando armas".