similitudes que compartimos personas  bisexuales con las asexuales
Ilustración vía @fridishart
Identidad

Estas son las similitudes que compartimos personas bisexuales y asexuales

Hablamos con Olivia Ávila Ruíz, activista asexual sobre los prejuicios, fobias, mitos y otros estándares dentro y fuera de la comunidad.

“Tengo 27 años y me di cuenta de que era asexual con 24. ¿Cómo lo supe? Bueno, sabía que no era heterosexual. Sabía que me relacionaba de manera diferente con las personas. Pero lo que no sabía era dónde encajar realmente, hasta que llegué a la asexualidad” dice Olivia, activista asexual española.

Una persona asexual es aquella que se define por no tener (o tener muy por debajo) atracción sexual hacia otras personas. No es algo que una persona elige, sino que se es y esto no significa que no pueda enamorarse o tener otro tipo de atracción hacia otras personas independientemente del género al que pertenezcan. Una persona asexual puede sentir atracción afectiva e incluso enamorarse y estar en pareja si así lo desea.

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A pesar de que existen varias organizaciones que visibilizan y militan la asexualidad (la más conocida es la Asexual Visibility and Education Network, fundada en 2001 por David Jay) fue recién en 2013 que la asexualidad dejó de considerarse como una enfermedad mental

“Tengo 34 años y me di cuenta de que era bisexual con 24. ¿Cómo lo supe? Bueno, muchas veces me gustaba una persona de mi mismo sexo y otras veces me atraían personas de otros sexos. Me gustaban. Me calentaban. Me enamoraban. Tenía sexo con ellas. No sabía dónde encajar realmente, hasta que llegué a la bisexualidad” le conté mi experiencia personal a Olivia en la entrevista.

La bisexualidad se define como la atracción afectiva y sexual hacia otras personas que pueden ser de mí mismo género u otros. Esto significa que algunas personas relacionan la bisexualidad directamente con la promiscuidad, infidelidad, inmadurez o confusión. En Argentina, la B, apareció dentro de las siglas de la comunidad LGTBQ en 1997, gracias a la activista Alejandra Sardá, quien primero se reconoció como lesbiana y más tarde como bisexual. 

Si bien la invisibilidad la sufren todas las letras dentro del colectivo LGTBIQA+, cada una de ellas vive y experimenta su identidad de manera diferente. Las fobias, los estigmas, los prejuicios y los mitos que existen alrededor de cada etiqueta u orientación sexual todavía están presentes en la sociedad contemporánea y se propagan dentro de circuitos heteronormados que no están (o no quieren) obtener información que corra sus ideas de los estándares convencionales. 

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En este caso, hay algo que Olivia y yo tenemos en común sin prácticamente conocernos de nada. Ambas somos parte de un colectivo que muchas veces nos hace sentir que pertenecemos a una burbuja imaginaria que transita entre las sexualidades disidentes y la heterosexualidad.  Tanto la asexualidad como la bisexualidad son vistas como “estados transitorios”, entre otras cosas. 

Vice: Hasta hace poco tiempo se validaban las identidades dentro de únicamente cuatro letras: LGBT. ¿Por qué crees que la A (de asexual) tardó tanto en ser incluida?

Olivia Ávila Ruíz: Por un lado falta visibilidad, hay mucho rechazo, culpa y estigma. El proceso de no encontrarse es una realidad que viven muchas personas, y cuando comienzan con la búsqueda son pocas las que tienen en cuenta que la asexualidad también es una posibilidad a tener en cuenta. 

Entiendo que el activismo visibiliza, pero la mayor parte de él está en la virtualidad y ha tardado en llegar. Por ejemplo, en España las dos primeras asociaciones de asexuales nacieron en 2017, hace poco. Aunque estemos avanzando, seguramente tarde en encajar definitivamente como otra orientación sexual.

¿Cuáles son las cuestiones en común que ves entre la asexualidad y la bisexualidad?

En un principio, el prefijo se entiende de manera incorrecta. Piensan que Bi (de Bisexual) tiene una mirada binarista, y la bisexualidad no se limita a la atracción de solamente el género masculino y femenino, sino que también te pueden atraer mujeres trans y varones trans. Luego el prefijo A (de Asexual) está visto como algo ausente, que no tienes sexualidad en absoluto, y no es así. Ser asexual no significa total ausencia de deseo o total ausencia de actividad sexual. Esa es la primera similitud que encontramos entre personas bisexuales y personas asexuales. Luego, en ambas se ha escuchado que es una moda, un estado de transición entre una cosa y otra. Y por supuesto, en ambos casos hay mayor desprecio y desconfianza. 

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También, existe una especie de fantasía que observo. Las personas bisexuales las ven como las ideales para un trío y a las asexuales las persiguen bajo el morbo de ser “desvirgadas”.

Luego podría decir que tenemos pocos referentes y hay poca información sobre ambas orientaciones en los ámbitos educativos. Y, por supuesto, nadie se plantea que una persona sea bisexual o asexual a primera vista. Creo que ambas rompen aún más los esquemas sociales. 

Hay una serie de preguntas incómodas que seguramente te han hecho durante los últimos años y que interfieren directamente con tu intimidad. Así como a las personas homosexuales les pueden preguntar sobre “roles” que cumplen en la cama, o a las bisexuales sobre preferencias de órganos genitales. ¿En tu caso te pasó?

Muchísimo. La más común y que me han hecho tiene que ver con el tema de la masturbación. Algunas personas piensan que si eres asexual no te masturbas y eso tiene que ver con un comportamiento personal, no con la orientación. También hay preguntas relacionadas con malas experiencias sexuales. “Seguro eres asexual porque has tenido una mala experiencia” o bien te pueden preguntar si has tenido suficientes relaciones sexuales para estar segura.

¿No te cansás de aclarar que podés enamorarte aunque no tengas ganas de tener sexo?

Es agotador. Muchas personas me dicen que por definirme como asexual no me puedo enamorar o no me gusta la gente. Una cosa es la atracción sexual y otra cosa es la atracción romántica. En mi caso soy biromántica. Es decir, imagínate el término bisexual pero sin la parte de atracción sexual. Así como existe el heteroromanticismo, biromanticismo, homoromanticismo y aromanticismo, que son las personas que no sienten atracción romántica.

 ¿Por qué crees que existe la bifobia y la asexualfobia dentro del colectivo?

Creo que es una cuestión relacionada con lo visual. Como la asexualidad no se nota a primera vista parece normativa. No sufrimos como si lo hicieron los gays o las lesbianas. Tiene que ver con la jerarquía del colectivo, que no ven las violencias psicológicas y sexuales que vivimos en estos casos.


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