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VICE World News

‘Rusia es el peor enemigo de Rusia en Armenia’

Las crecientes movilizaciones "Electric Yerevan" que se iniciaron en la capital de Armenia para protestar por el coste de la electricidad están causando ansiedad en el Kremlin.
Imagen por Will Cathcart

Mientras la puesta del sol tenía lugar en Yerevan, la capital de Armenia, una multitud de policías antidisturbios golpeaban con sus escudos de acero sobre el pavimento, cantando, "Servimos a la República de Armenia".

Al otro lado de una barricada improvisada con contenedores de basura dispuestos lo largo de la Avenia Baghramyan, una calle principal que lleva al Parlamento armenio y al Palacio Presidencial, decenas de miles de manifestantes — hombres, mujeres y niños — gritaban "¡Armenia libre!".

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Sólo unas horas antes, la manifestación parecía una fiesta. Hubo una actuación de bandas de folk y pocos parecían temer que la policía cumpliría su promesa de desalojar la zona empleando la fuerza como, tan solo cinco días antes, lo habían hecho con cañones de agua.

La protesta se saldó con la detención de varios cientos de personas, pero la medida fue contraproducente para el gobierno de Armenia, porque miles de personas acudieron de nuevo a la Avenida Baghramyan y levantaron barricadas con contenedores de basura. El movimiento "Electric Yerevan" acababa de nacer.

Las movilizaciones, que comenzaron un par de semanas antes, para protestar por el precio de la electricidad, se han convertido desde entonces en parte de una lucha mucho más amplia que persigue luchar y reivindicar por sus derechos socio-económicos. El crecimiento de estas protestas ha causado preocupación en el Kremlin, ya que podría despertar un sentimiento anti-ruso.

Un policía de las fuerzas especiales armenias se prepara para despejar a los periodistas de la zona (9Photo por Will Cathcart). 

"Éste es el episodio más reciente en la lucha de la justicia en Armenia", dijo a VICE News el ex candidato presidencial, ministro de Relaciones Exteriores y líder de la oposición Rafi K. Hovhannisian. "Se enmarca dentro de una larga cadena de agravios que van desde las elecciones robadas a violaciones de las libertades básicas. Después de haber sido victimizados y desposeídos por los demás a lo largo de la historia, Armenia debe ahora entregar los derechos y la dignidad a sus propios ciudadanos".

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No la primera vez que manifestantes bloquean algunas de las carreteras principales en Yereván para expresar sus quejas contra el gobierno.

Los armenios recuerdan vívidamente la desastrosa protesta del 1 de marzo de 2008, cuando miles de personas se reunieron para denunciar lo que ellos calificaban de elecciones presidenciales fraudulentas. En ese momento, los antidisturbios dispersaron a la fuerza a la multitud con gases lacrimógenos y munición real, matando a 10 personas.

"Perdimos ciudadanos valientes", dijo Hovhannisian, un miembro del pro-occidental Partido Patrimonio. "Hoy en día hay líderes de diferentes partidos, intelectuales, editores, actores y el clero que vienen todas las noches para formar una muralla humana entre las partes".

'Hay una desconexión inherente entre la opinión pública y la política'

Hovhannisian se consideró a sí mismo el verdadero ganador de las elecciones presidenciales de 2008 en Armenia, que trajo el actual presidente Serzh Sargsyan al poder. Hovhannisian acusó Sargsyan de promover "una sensación de impunidad" y condenó la decisión que tomó en 2013 de abandonar los tres años de preparación para integrarse en la UE después de una reunión con el presidente ruso, Vladimir Putin, en septiembre de 2013.

"Hay una desconexión inherente entre la opinión pública y la política pública", afirmó a VICE News el activista armenio Babken DerGrigorian, un estudiante de posgrado en la London School of Economics. DerGrigorian ha sido especialmente activo en las redes sociales y ha tratado de organizar y difundir noticias sobre el movimiento. Él mismo acuñó la frase "Electric Yereván" y el hashtag #ElectricYerevan, que ha significado una fuente crucial de información en Facebook y Twitter.

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La multitud rodea a cinco jóvenes armenios (Foto por Will Cathcart)

Los manifestantes armenios han insistido en repetidas ocasiones que "Electric Yerevan" no es una repetición de "euromaidán," los enfrentamientos entre manifestantes y la policía en Kiev que llevaron al derrocamiento del presidente pro-ruso de Ucrania, Viktor Yanukovich, en febrero de 2014. Sin embargo, el Kremlin está, obviamente, preocupado.

Sargsyan es un firme aliado de Putin y Rusia tiene una importante base militar en la ciudad de Armenia noroccidental de Gymumri. Pero además Putin tiene potencialmente mucho más que perder que eso.

Una protesta de éxito en Yereván podría inspirar acciones similares en otros países ex soviéticos, posiblemente incluyendo activistas en Rusia.

'Rusia está haciendo todo lo posible para parecerse a un poder colonizador; Rusia es el peor enemigo de Rusia en Armenia'

En el corazón del conflicto está la red eléctrica de Armenia, que es propiedad de una empresa subsidiaria de la compañía rusa Inter RAO. El conflicto suscitado por el torpe intento reciente del gobierno por subir las tarifas de la electricidad, ha puesto una vez más al descubierto cuan controladas por Rusia están las infraestructuras estratégicas del país — incluyendo la distribución de gas. También han revelado las negligencias, el mal gobierno y la corrupción integrales en la actual estructura del país.

"Esa es la belleza del movimiento", dijo DerGrigorian. "Se trata de un único y directo asunto que, al mismo tiempo, subraya la existencia de otros muchos. Mientras tanto, Rusia hace todo lo que está en su mano para parecer un poder colonial; en Armenia, Rusia es el peor enemigo de Rusia.

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Muchos manifestantes claman que su objetivo es recuperar su país de las garras de Moscú y de otros partidos políticos a los que ven igualmente corrompidos. "En Armenia, la gente, simplemente, no confía en los políticos", sentencia DerGrigorian.

El movimiento ha marginado a políticos clave, como a Hovannisian, una de las figuras más populares de la oposición, incluso mientras intenta buscar un rol para sí mismocomo intermediario entre los activistas y el establishment político.

Miembros de las fuerzas especiales armenias están de pie en mitad de los antidisturbios y los manifestantes en la Avenida Baghramyan (Foto por Will Cathcart).

Esas dos cosas se perciben normalmente como exclusivas de manera mutua. Pero no deberían permanecer así", declaró Hovanissian. "Estoy súper orgulloso de esa gente — de nuestra gente aquí, luchando por una nueva identidad nacional.. Después de haber conquistado su independencia recientemente, Armenia está entregando algunos recursos estratégicos de nuestra pequeña república a un país mucho más grande, que no es otro que Rusia. Algunos dirán que incluso hemos entregado el control de las medidas. Pero eso es intolerable y hay que dar marcha atrás".

En este sentido, al menos, la mirada del joven activista y la del veterano político no están tan distanciadas. Rusia "es dueña de todo aquí", bromeó DerGrigorian con un reportero. Y añadió: "Es posible que la silla en la que estás sentado sea también suya".

Después de que cayera la noche en la plaza de Yerevan — después de dos horas en las que parecía que la brigada antidisturbios fuera a atacar a los manifestantes en cualquier momento con manguerazos y porras, los agentes, abruptamente, dieron la espalda a la muchedumbre y desfilaron en dirección contraria hasta desaparecer en la oscuridad.

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La multitud prorrumpió entonces en alaridos. Era una victoria. Aunque era momentánea.

Sargysan anunció un compromiso parcial. Se comprometió a cancelar temporalmente el aumento de la tarifa eléctrica. Decidió que el gobierno subvencionaría las tarifas para conceder tiempo suficiente para que la compañía que distribuye la electricidad en Armenia pudiera ser sometida a una auditoría. Pese a ello, los manifestantes se resistieron a irse. Se oponían a que el gobierno se aprovechara del dinero que pagan en impuestos para pagar un precio que consideraban injusto.

Gran parte de la élite política de Armenia parecía desconcertada. "La gente debería de celebrarlo como un logro. De otro modo estamos hablando de una política de todo o nada. Y en ese caso, solo conseguirán nada", declaró el miembro independiente del parlamento Edmon Marukyan.

La preocupación de Marukyan no era solo teórica. Advirtió que si 10 manifestantes habían sido asesinados en 2008 — en un momento en que Armenia estaba mucho más cerca de Occidente de lo que está ahora — ¿qué pasaría hoy con los que se resistieran a disolverse?

Sigue a Will Cathcart y Joseph Epstein en Twitter: @Cathcartian@EpsteinJoseph