Un rat de laboratoire à Baltimore en 2014. (AP Photo/Patrick Semansky)
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Sin embargo, el mayor descubrimiento es que los genes juegan un papel más pequeño de lo que pensábamos, en determinar el comportamiento adictivo. El estudio encontró que las adicciones se ven influenciadas por la habilidad que tiene un individuo para regular sus genes más que por los genes mismos.La buena noticia es que el estudio podría resultar en un perfil completo de los genes relacionados al alcoholismo en todo el genoma humano. Esto significa que algún día se podría conseguir una evaluación personal del índice de riesgo de ser alcohólico. Sin embargo, Muir dice que los factores ambientales influyen hasta en un 70 por ciento para desarrollar alcoholismo, y los biológicos sólo un 30 por ciento.Esto es lo que puede hacer un hacker con tu información genética. Leer más aquí.
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Luego, se les puso un pedal que tenían que oprimir varias veces para recibir alcohol como recompensa. Las ratas con un mayor número de genes predispuestos al alcoholismo presionaban la barra hasta obtener su premio, mientras que las otras se rendían después de algunos intentos y preferían beber agua.Aún así, las ratas criadas para tener la misma tendencia genética al alcoholismo muchas veces no mostraban el mismo comportamiento adictivo cuando eran expuestas a diferentes factores ambientales. Muir y Zhou también encontraron que las ratas reaccionaban de maneras muy independientes ante la misma dosis de alcohol. Igual que los humanos, algunos se ponían somnolientos y algunos otros se tornaban más violentos después de unos tragos.Así como otros desordenes genéticos, el alcoholismo puede ser un arma peligrosa, pero son los factores ambientales los que la detonan. "No podemos culpar a nuestros padres por nuestros problemas con el alcohol", expresó Muir.Sigue a VICE News En Español en Twitter: @VICENewsEs'No podemos culpar a nuestros padres por nuestros problemas con el alcohol'.