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Feminisme

Intenté electrocutarme hasta el orgasmo

¿Y si pudieras tener sexo que literal fuera electrizante? Probé algunos juguetes para descubrir si la corriente puede ayudar a que te vengas.
Foto cortesía de S. Nicole Lane

"Las mujeres de cabello oscuro están llenas de electricidad", escribió Villiers de L’Isle Adam en la historia de amor y ciencia ficción Tomorrow’s Eve. Pero yo, que tengo el cabello oscuro, estoy llena de sospechas.

Me considero una persona de sexualidad abierta —tomando en cuenta que soy una periodista sexual de tiempo completo y todo—, pero incluso yo no había pensado en electrocutarme en busca del placer. Pero cuando me encontré el maravilloso mundo de los juguetes sexuales eléctricos, pensé en llegar al orgasmo dándome toques.

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Los juguetes eléctricos funcionan al estimular los genitales, o cualquier otra zona erógena, con bajos niveles de energía eléctrica. Dado que el cuerpo humano está compuesto principalmente de agua, conduce bien la electricidad. Cuando la electricidad pasa a través de las células nerviosas, crea una sensación de vibración que algunos encuentran incómodo, pero a otros les resulta erótico.

Entonces, ¿por qué algunas personas pueden excitarse por la sensación de la corriente eléctrica atraviesando su piel? De acuerdo con la sexóloga clínica, la doctora Patsy Evans, también conocida como doctora Harmony, la actividad eléctrica crea placer sexual de forma similar al BDSM. Mientras que algunas personas pueden disfrutar de las nalgadas, otras disfrutan de ser electrocutadas.


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Cuando se utilizan juguetes eléctricos, se activan las hormonas del placer dopamina y adrenalina, la doctora Harmony explica: "La dopamina, específicamente, es conocida por desencadenar las respuestas de placer en el cerebro que contribuyen a un estado alterado".

El electro-play (conocido así en inglés) dentro de la categoría de sensaciones, agrega. "Es un tipo de juego que se centra en la estimulación o la privación de los sentidos".

El juego de sensibilidad eléctrica puede crear una experiencia intensa, sobre todo si te gusta la sumisión sexual, pero es importante tener en cuenta que el electro-play no debería causar un dolor intolerable. La sensación es similar a una exfoliación intensa durante un facial o una nalgada en el trasero, duele tan rico.

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Foto cortesía de S.Nicole Lane

La electroestimulación surgió por primera vez en la década de los 50, con la invención de un Relax-A-Cizor, un dispositivo que estimulaba los músculos a medida que el individuo se relajaba. Se suponía que las corrientes eléctricas eran una forma de ejercicio que debilitaba a las personas mientras dormían (el dispositivo finalmente fue prohibido por la FDA y se relacionó con abortos espontáneos, parálisis y hernias, entre otras enfermedades). En los 70, la TENS (Estimulación nerviosa eléctrica transcutánea) médica se desarrolló para ayudar a aliviar el dolor crónico al pasar impulsos eléctricos por la zona afectada.

Estos primeros dispositivos pavimentaron el camino para los juguetes electrónicos actuales. Ahora puedes comprar dilatadores vaginales, dildos, tapones anales, anillos para el pene, catéteres, instrumentos de tortura genital masculina y pinzas para pezones, todos con corriente añadida, para literal agregar algo de electricidad en la acción de tu dormitorio. ¡Hay tantos juguetes para el electro-play que puedes llenar cajas!

Es momento de electrocutarse: decidí adentrarme en el tentador mundo del electro-play con un juguete a la vez. (Como aclaración, los juguetes que reseñaré no eran internos, sino que estaban destinados a contribuir a las sensaciones y la excitación fuera del cuerpo).

El Neon Wand, con un peine adherido. Foto cortesía de S. Nicole Lane

Neon Wand de KinkLab

En general, hay dos tipos de dispositivos que las personas pueden utilizar en su experiencia electro sexual: varitas y unidades TENS. Las varitas vienen con accesorios y se usan de manera externa en la superficie de la piel, mientras que las TENS penetran en el tejido profundo y se usan en el interior. Como soy principiante, decidí probar una Neon Wand de Kinklabthrough que compré en SheVibe.

La varita viene con cuatro accesorios de vidrio redondeados que descargan electricidad estática. Tool Shed Toys, una sex shop educativa con sede en Milwaukee, también me envió un accesorio Neon Wand Curved Y, que es ideal para explorar áreas de la piel.

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Me sentí nerviosa preparando todo. Anteriormente había pensado en broma que, si pudiera escoger, me gustaría morir usando pinzas eléctricas para pezones, como el novelista erótico Terence Charles Wakelin. Pero cuando la electro varita se acercó a mi piel, traté de olvidarme de la muerte. (Para estar segura, mi compañero y yo pusimos la varita en la intensidad más baja.)


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La varita emitió un zumbido fuerte, no muy sexy, luego de insertarle un accesorio y encenderla. Había un penetrante olor como de cabello quemado, aunque nunca supimos qué era, y el aparato crepitaba con cada movimiento. Suena bastante horrible, pero en realidad se sintió muy bien. Las sensaciones variaron, dependiendo del accesorio que usé.

A veces, sentía como pequeños piquetes en todo el cuerpo; otras veces, como un lápiz afilado pinchando la piel. Cuanto más intensa sea la configuración del dispositivo, más intensa y profunda será la sensación.

Mi compañero y yo preferimos el accesorio de peine, porque distribuía la electricidad de manera uniforme. (Me dejó probarlo en sus pelotas y pene de buena gana. Consejo pro: consigue una pareja que sea increíble.) En mi caso prefería que me electrocutara el culo.

Antes de probar cada accesorio, aplicamos una pequeña cantidad de Electro Stimulation Conductive Gel de LoveHoney, una sex shop británica, en la parte superior del muslo. (Los electrodos no funcionan bien en la piel seca. El gel ayuda a distribuir la corriente de manera uniforme, en lugar de sentir toques agudos sin él).

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Entre el intercambio de juguetes y aburridos de electrocutarnos, nos pusimos clásicos y románticos para tener sexo. Así que, si bien no me parecieron tan estimulantes los juguetes, sí provocaron un encuentro sexual. Eso tiene que contar algo, ¿no?

La autora sosteniendo el Electro Whip. Foto cortesía de S. Nicole Lane

Electro Whip de KinkLab

Después de nuestra primera sesión coital, volví a mi investigación. A continuación: el Electro-Whip, un mini látigo de silicona con diez colas de la sex shop The Stockroom, con sede en California.

El flagelo se conecta a la varita de neón y la experiencia en general es desconcertante. O sea, es que no puedo diferenciar entre la electricidad y los golpes. En algún punto, estoy acostada, me retuerzo en la cama, tomo la mano de mi compañero y envío un toque a través de nuestros dedos. Los dos nos sacamos de onda, pero al mismo tiempo recordé que estábamos jugando con electricidad. (No deberías jugar con juguetes eléctricos si estás embarazada, tienes problemas cardíacos, implantes eléctricos, heridas abiertas o piel irritada, aconsejan los fabricantes. A lo que yo añadiría: No lo uses si estás cogiendo en medio de una tormenta.)

No pude decidir si amaba u odiada el electro-whip. La apariencia del látigo es sexy, pero la combinación entre ser azotada y estimulada eléctricamente fue una sobrecarga sensorial que mi cuerpo no pudo procesar. Aunque me encantó que me golpearan el culo así, ya no quería esta forma en particular.

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El poder me excita, pero me sentía muy impotente bajo los confines de una máquina eléctrica. Dicho esto, disfruté empujando los límites de mi cuerpo de maneras nuevas e inesperadas. Quería amar el látigo porque es sexy, pero nunca he fingido satisfacción.

El Power Tripper. Foto cortesía de S. Nicole Lane

Power Tripper de KinkLab

Considero que mi compañero y yo cambiamos, o sea que alternamos entre ser dominante y sumiso. Durante las relaciones sexuales, podemos cambiar a media mamada o posición; nos funciona. Con el electro-play, un individuo tiene que tener el papel dominante, ya que ellos son los que administran la corriente eléctrica. Debido a esto, no pude cambiar mi rol tan rápido como me hubiera gustado, la mayoría de las veces nos dábamos toques cada vez que nos tocábamos. Las nalgas, los muslos e incluso el dedo meñique pueden provocar tormentas de iluminación bajo las sábanas.

El Power Tripper de SheVibe es todo un viaje. Es ergonómico (una pieza curva rectangular), con lo cual tú y tu pareja se convierten en electrodos humanos. Mientras leía las instrucciones, pensé: Ay, Dios.


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El Power Tripper debe estar firmemente asegurado y estar en contacto total con tu piel y la de tu acompañante. Los fabricantes recomiendan usarlo en la ropa interior, los calcetines o medias para que permanezca en contacto. Una vez encendido, el individuo que usa el tripper se convierte en el conductor humano: capaz de administrar corrientes eléctricas utilizando sólo las yemas de sus dedos.

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Aunque el Power Tripper no es atractivo y se parece a algo que usarías para arrancar el auto, es increíblemente sexy. O sea, deja que te lo diga desde mi clítoris: el Power Tripper encendió cada centímetro de mi cuerpo.

Mi compañero usó el tripper mientras yo estaba acostada en la cama. Podías ver la electricidad entre los dedos y la piel, y salió mi lado nerd más cabrón. La sola visión de mi compañero emitiendo electricidad desde la punta de sus dedos me calentó. En algún momento, mis bocinas cerca de la cama comenzaron a zumbar. La habitación estaba electrificada por nosotros. , pensé, me encanta mi trabajo. Fue por mucho mi juguete favorito.

El Flex Capacitor. Este duele mucho. Foto cortesía de S. Nicole Lane

Flex Capacitor de KinkLab

Para mí, el dolor —como que te ahorquen o nalgueen— es adrenalina pura. Sin embargo, el Flex Capacitor de The Stockroom, es sólo dolor. Sí, en resumen, duele bastante.

El fabricante no miente cuando advierte que es uno de los juguetes eléctricos más intensos que hay. Irradia electricidad y toques en la superficie de tu cuerpo, es como cogerse a alguien en una cama hecha con papel de lija.

Después de electrocutar un poco el trasero de mi compañero con risa maniática, me afirmó con vehemencia que odiaba el Capacitor. Lo dejamos en su estuche, donde probablemente se quede para siempre (a menos que alguien me haga enojar.)

Al concluir mi electro-play, no estoy quemada, pero sí me siento sacudida. Puedo entender por qué ser electrocutado es tan sexy. Vale la pena experimentar ser atado o vendarte los ojos y probar los juguetes; en definitiva crean suspenso y estimulación. (Por obvias razones, sólo uno debe vendarse los ojos).

Y a pesar de que tener que leer los manuales de cada juguete mata el ambiente, la experiencia me acercó más a mi compañero. Intentar algo nuevo juntos añadió una intimidad que no esperábamos. Por ahora, sin embargo, mi relación no necesita chispas adicionales, pero podría mantener el Power Tripper cerca de mi cama para la próxima vez que quiera un cunnilingus electrizante.