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Unos camioneros nos cuentan lo más extraño que les ha pasado en el camino

"Inhalamos un par de líneas y luego comenzó a preguntarme qué armas me gustaban y si alguna vez había disparado una pistola".
It's a Mad, Mad, Mad, Mad World (1963) | Captura de pantalla vía YouTube. 

En algún momento, probablemente la mayoría de nosotros ha agitado el puño a través de la ventanilla de algún vehículo, esperando que el conductor del camión que va junto a nosotros haga sonar su claxon de manera prolongada o con claxonazos cortos y continuos. Pero si eres como yo, es posible que te hayas preguntado acerca de estas personas y sus largos viajes solitarios por todo el país. ¿Quiénes son estos viajeros misteriosos, a menudo ocultos de nuestra vista? ¿Qué han visto desde esos asientos elevados detrás del volante?

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Ya sabemos por quienes eligen viajar de aventón con camioneros que la autopista puede ser un lugar sin ley, lleno de drogas y noches oscuras. Teniendo en cuenta la cantidad interminable de kilómetros que recorre un conductor de largas distancias, es lógico que ellos se enfrenten a condiciones mucho más mortales, a traficantes de drogas y, por supuesto, a "cagadas tipo proyectil".

Al parecer esta teoría es correcta, como lo muestran las historias que presentamos a continuación, las cuales involucran exhibicionistas, drag queens, carnicerías a la orilla del camino y una variedad de cargas inesperadas: coca, un gatito. (No se preocupen, el gatito no está relacionado con la carnicería a la orilla del camino).

También debemos señalar que, a pesar de no aparecer en este artículo, las mujeres también conducen camiones. Pero actualmente sólo representan el tres por ciento de los conductores en Canadá y el cuatro por ciento en los Estados Unidos.


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Este trabajo te matará
Como conductor, debes saber sobre los descansos para ir al baño y cómo entrenar a tu cuerpo para que no te hagas del baño a mitad de camino. Es realmente un gran problema. Así que en esta ocasión desperté después de dormir unas horas en una parada para camiones, me froté los ojos y fumé un cigarrillo. Después, en mi espejo retrovisor, vi un camión estacionado detrás de mí. Entonces, imaginen esto: hay dos escalones que conducen a la entrada del camión, y este tipo está en el último escalón, con los pantalones en los tobillos, sosteniéndose del espejo con una mano y de la manija con la otra. Está cagando como si lanzara un proyectil, ¡cae como a un metro de distancia de él! Parece que sale café puro de su culo. Estaba mortificado. Para mí, fue una de esas cosas que te cambian la vida.

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Aunque he visto muchas cosas ridículas. Una vez, una pareja pasó junto a mí, tocando la bocina y tratando de llamar mi atención. Miré hacia abajo y era bastante obvio que… bueno, estaban en medio de una felación. Después, me detuve para ver si habían estado tocando la bocina para avisarme de un problema con la carga o algo así. Pero todo estaba bien. Sólo puedo suponer que estaban llamando mi atención por su propio placer.

Luego, en Yellowknife, pasé junto a lo que parecía un gran alce que había sido atropellado. Pero a su alrededor había un grupo de personas que lo estaban cortando, arrancándole pedazos. Para ser honesto, fue una escena sangrienta y bastante impactante. Todos tenían herramientas para cortar, y tenían mucha prisa, probablemente sólo tomaban las partes útiles y se alejaban enseguida, porque creo que es ilegal hacer eso.

Sin embargo, este invierno ha sido realmente revelador para mí, pues he visto algunos de los peores accidentes en toda mi carrera de 15 años. Eso hace que los testículos de un hombre se encojan. Por ejemplo, tuve un accidente donde mi camión rodó con la carga completa: 40,000 kilos de madera me lanzaron hacia la zanja. Fue algo que cambió mi vida. También vi a un camión caer por el acantilado de la carretera de Coquihalla, estaba justo en el borde y desapareció. Nunca supe si el conductor sobrevivió o murió, pero dos días después, cuando pasé por el mismo lugar, el camión seguía ahí, como unos tres pisos abajo y completamente volteado.

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También vi cómo, a cierta distancia, una pequeña camioneta pick-up se deslizó frente a mí y salió volando en el aire como si fuera un juguete. Cayó sobre su techo en medio de la carretera. Justo en medio. La carretera estaba cubierta de hielo, yo traía una carga completa, y era de noche, así que no sólo no podía detenerme, sino que tampoco podía ver la camioneta con claridad. Alcancé a librarla por unos centímetros, evitando así embestirla. Afortunadamente no la golpeé, pero pudo haber sido una catástrofe fatal para muchas personas. Luego, después de pasar la camioneta, aún me fue imposible detenerme llevando esa enorme carga por una colina cubierta de hielo. Finalmente, en la cima de la colina tuve recepción telefónica y pude llamar al 911 y decirles, miren, ni siquiera pude parar y ver si había alguien vivo.

Conducir un camión se encuentra entre los 10 trabajos más peligrosos del mundo, dependiendo de la carga, por supuesto. En mi carrera, probablemente he recorrido unos 800,000 kilómetros y creo que ya llegué a mi límite. Recientemente he estado conduciendo bajo condiciones invernales horribles en las montañas de BC y en el Yukón, y me he preguntado si lograré llegar a casa una docenas de veces. Así que ya terminé con esto. Estoy envejeciendo demasiado rápido en esta carrera. Especialmente desde el accidente, estoy seguro de que estoy sufriendo algún tipo de trastorno de estrés postraumático, o como quieran llamarlo. — Aaron, 37

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Drag Queen de las vías
Yo era conductor para el ferrocarril de carga, así que conducía los trenes por el cañón Fraser. Cerca de Cheamview hay un túnel en una esquina, y cuando daba vuelta en esa esquina y salía del túnel por la noche, solía ver a un persona vestida con enormes y brillantes pelucas y elegantes atuendos, como largos vestidos para un baile y al estilo de los años 50. Ya sabes, el tipo de cosas súper femeninas que uno asocia con los travestis. Y bailaba, iluminado por las luces del tren al pasar. No importaba si llovía o si había tormenta. Ahí estaban siempre, montando su espectáculo.

Esta persona era perseverante. Todos los que trabajaban en el Fraser Canyon lo conocían. A veces incluso cambiaba de atuendo en el transcurso de una sola noche, lo sé porque los conductores que pasaban por ahí después de mí describían trajes completamente diferentes a lo que yo había visto. ¿Supongo que era su fetiche? De cualquier manera, lo hizo durante al menos tres años. Nunca me molestó, de hecho me divertía bastante; pero escuché que finalmente fue arrestado por la policía. Creo que por invadir las vías ferroviarias. — Rob, 27


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Disparos y contrabando de drogas
Estaba transportando equipos de gran tamaño para una empresa de Saskatchewan. Entonces, conocí a un tipo que me dijo que antiguamente los camioneros llenaban su compartimento de descanso con un montón de whisky y cigarrillos, y los llevaban a la frontera, ganando así mucho dinero. Todo eso llamó mi atención, pero tan sólo tenía 20 años. Luego dijo: "Bueno, tú estarás cerca de la frontera en Thunder Bay en un par de semanas, así que ¿por qué no armamos algo?" Le dije: "Pero no voy a pasar la maldita frontera". Y dijo que no era necesario porque habría un tipo esperándome del otro lado.

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Así que decidí hacerlo y, finalmente, conocí a ese tipo, el cual conducía lo que parecía una furgoneta de reparto sin distintivos. El tipo salió de la furgoneta, abrió la parte trasera y había cientos y cientos de botellas de whisky y de cajas de cigarrillos. Luego pasamos aproximadamente dos horas en este camino de arena en Ontario jugando Tetris y tratando de acomodar todo eso en mi litera de la parte trasera. Finalmente logramos meterlo todo justo en el momento en que llegó su amigo para llevarse la camioneta. Así que se subió al camión conmigo y me dijo hacia dónde dirigirme, era un lugar remoto en Manitoba, donde le pagarían en efectivo por dejar todo.

Un poco más tarde, cuando íbamos rumbo al camino arenoso, me preguntó si quería un poco de cocaína para poder seguir adelante. Inhalamos un par de líneas y luego comenzó a preguntarme qué armas me gustaban y si alguna vez había disparado una pistola. Le dije: "No, nunca he disparado una pistola. ¿Tienes una pistola?". Y él me dijo sí: "Exactamente, tengo una pistola. ¿Quieres dispararla?". Y yo dije:" Bueno, sí, pero no creo que sea buena idea, ya sabes, tenemos todo eso en la parte trasera del camión y nos metimos coca". Me respondió que no me preocupara porque estábamos en medio de la nada, así que nos detuvimos y comenzamos a disparar el arma, y mientras lo hacíamos me di cuenta de que había una alta probabilidad de que no sólo estuviéramos transportando whisky y cigarrillos dado que este hombre lleva dos pistolas y mucha cocaína con él.

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Le pregunté si estábamos transportando más que cigarros Marlboro y Jack Daniels, y me dijo: "¿Alex* no te lo dijo? Claro que hay mucha cocaína allá atrás". Entonces le pregunté si me daría cinco mil dólares en lugar de tres mil. Respondió: "¿Qué tal si te doy cuatro y medio?". Le dije: "Suena bien".


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Antes de ese día, sólo había probado la cocaína una vez, por lo que no me di cuenta de que había consumido el equivalente a un gramo. Así que realmente podía sentir la sangre correr por mis venas, ¿sabes? Descargamos las cosas y el chico dijo: "Perfecto, gracias". Y luego conduje en la oscuridad por un camino de grava en Manitoba, totalmente drogado, para terminar la última etapa de las 36 horas seguidas que había estado conduciendo. — Alex*, 30

El ataque del pavo
Fue el único viaje que hice con mi exesposa. Así que ella estaba acostada en la litera del camión, ya eran las seis de la mañana. El sol estaba a punto de salir y yo estaba manejando a 100 kilómetros por hora. Entonces, un pavo salió de una zanja, corrió directo hacia el camión y se estrelló, el parabrisas se rompió. ¿Has visto esas caricaturas donde una persona choca contra un cristal y luego simplemente se queda pegado en él? Así fue. Y los pavos pesan, ya sabes, como 22 kilos. Como sea, mi exmujer saltó de la litera y gritó: "¿Qué diablos acaba de pasar?". Tenía vidrios en toda la cara. Todo lo que podía pensar era: no sueltes el volante, sólo manténlo estable. Afortunadamente, el pájaro se había quedado afuera, y yo logré detenerme, sacarlo y tirarlo a un lado de la carretera. Luego fuimos hasta el lugar más seguro donde pudiera reparar mi parabrisas.

Pero esta es mi historia favorita. Al final de un día muy ocupado, estacioné mi camión en el taller mecánico. El mecánico estaba parado de un lado y del otro, y él saltó. "Ay, Dios mío", le pregunté: "¿Qué es eso?", me respondió: "¡es un gato!". Entonces pensé que era un gato en el motor que seguramente estaba herido. Entonces, me acerqué y era el gatito más pequeño que hayas visto jamás, sentado sobre el motor de mi camión y maullando. Creo que estuvo en ese motor por lo menos la mitad del día, porque no me había detenido. Así que lo agarré, lo puse en mi suéter y lo llevé a casa. Ahora, bueno, todavía está en mi casa hasta el día de hoy. Es mi mejor amigo, Diesel, así es como lo llamo. —Tommy, 49

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