Collages oníricos sobre situaciones retrofuturistas

La pasión por la fotografía y el uso de esta como una herramienta para construir narrativas la ha tenido desde su infancia. Su mayor influencia es su propio linaje, sus predecesores fueron fotógrafos y por consecuencia también estuvo destinado a tomar el mismo camino. El rompimiento de usar la fotografía tradicionalmente llegó al descubrir los fotomontajes dadaístas de John Heartfield y Hannah Höch.

Si creciste en los sesenta y setenta, puedes estar familiarizado con algunas de las partes de su trabajo. Los collages de Horvath están conformados, en su mayoría, por recortes de anuncios publicitarios de las revistas de la época. Estas imágenes siempre llamaron su atención por el optimismo inocente que muestran. Con esta proyección ha creado narrativas surrealistas a partir de una reconstrucción de un imaginario que, en sus orígenes, fue capaz de impactar a la sociedad.

Con estas nuevas combinaciones y una nueva adición: historias y anécdotas de su papá, ha añadido un toque de nostalgia y heroísmo trágico nacido en los relatos del mismo sobre su huida de Hungría y su asentamiento en Estados Unidos. A pesar de tener una inspiración narrativa para trabajar en sus collages, la pieza final carece de un contexto y se encuentra saturada de colores vibrantes y humor por el resultado final de una descomposición de un producto original.

Horvath ha logrado crear expresiones artísticas con sólo imágenes publicitarias que nos pueden recordar a los anuncios anti nazistas que circularon durante la Segunda Guerra Mundial. Los recortes y la unión de diferentes imágenes para crear sus collages son fragmentos de narrativas que reforman capas históricas de la humanidad con un lenguaje visual propio.

Puedes ver más imágenes, abajo:

Para conocer más trabajos de este artista puedes revisar su Instagram.

Relacionados:

Un artista venezolano usa el collage digital como forma de protesta

El tijeretista mexicano que quiere cambiar la idea del collage: Antonio Fräppa

Marcel Mariën: el amigo versátil de Magritte que se incrustó en el surrealismo