“Maduré como aguacate envuelto en periódico”: Una charla con Caloncho
Todas las fotos por Diego Guillén, cortesía del artista.

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Música

“Maduré como aguacate envuelto en periódico”: Una charla con Caloncho

El originario de Ciudad Obregón nos platicó sobre su precioso nuevo disco, ‘Bálsamo’, y cómo después de una etapa de mucha fiesta, ahora se ha vuelto un hombre de familia.

Caloncho firma papeles, hartos papeles que, al parecer, son importantes pues provienen de las oficinas del sello disquero que actualmente prensa Bálsamo, el más reciente álbum del sonorense. Así que el sujeto se concentra y bien serio empuña la pluma, repasa aéreamente renglones y finalmente rubrica una y otra vez justo en las líneas que coronan su nombre: Oscar Alfonso Castro Valenzuela. "Antes no hacia esto, lo de firmar un chorro de hojas. Se siente bien. Bueno, no, la verdad es que no se siente bien: se siente perrísimo", suelta el del bigote para luego aceptar que razones no tiene para aflojar la sonrisa: "estoy aprovechando a full la experiencia que estoy viviendo: presentando mi nuevo disco, tocando por todos lados. A ver cómo acaba esto".

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Efectivamente, de momento, el fin de la historia se asoma impreciso para el artífice de "Chupetazos"; sin embargo, el arranque del cuento que éste protagoniza está bien claro: hace no demasiado tiempo, al terminar la carrera de Relaciones Internacionales en Guadalajara, Caloncho se debatía entre sostener un empleo formal en la Universidad o hacerse de billetes vendiendo bicicletas. "Tenía un trabajo chingón en la Universidad, la verdad", acepta el norteño; "pero era de estar todo el día con la computadora bien pegada a la cara y con una luz artificial encima de la cabeza. Después de unos meses ya me temblaba el ojo, como que mi cuerpo empezaba a reaccionar de mala forma cuando paralelamente yo tenía otro trabajo increíble, vendiendo bicicletas. Entonces yo decía: güey, gano más vendiendo bicis, si me pongo las pilas puedo vivírmela de viaje". Sin embargo, ninguno de esos empleos conseguiría que el cantautor pagara sus cuentas ni se la pasara viajando, pues serían las mañas aprendidas en su adolescencia, durante decenas de veranos en la Playa del Sol, escuchando discos de Sublime y Bob Marley, las que lo llevarían a conocer la fama.

"Desde muy morro tuve una fascinación por la playa. En mi etapa incómoda adolescente buscaba hacerme de una personalidad y me decidí por la música de isla. Me cautiva el mar, no sé si sea algo genético", explica el intérprete para luego rematar; "todas las semanas santas de mi vida me las pasé acampando muy cerca de Guaymas. Siempre esperaba con ansias que llegaran esas fechas". Quién diría que en el futuro el de Cd. Obregón pasaría los días más festivos del año en España, acompañado de su guitarra, recolectando palmas y enterándose de la holgura de las leyes europeas. "Vengo llegando de allá, y me fue muy bien. Tuve dos sold out, en Madrid y Barcelona; aunque también toqué en Galicia. Y me gustó un chorro vivir el verano por allá. Hombre, te puedes echar una cheve en la banqueta y ningún pinche policía te molesta".

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De modo que parece que el calendario está a favor de Caloncho y éste se deja de llevar por la inercia, aunque no sin recapacitar respecto a los días de desenfreno y hambre –cuando, él mismo dice, sobrevivía gracias a lo poco que su música le daba vía a PayPal y Spotify- que lo llevaron al día de hoy. "Yo creo que estoy madurando. Cumplí treinta y, bueno, no es que me quiera hacer señor, pero sí, siento que he cambiado", asevera el compositor, aceptando también que no es un norteño clásico -de los que dicen "no wey, yo las morras y la troca y namás"- y que aunque le gusta la cheve, lo suyo es el tejuino; afirmando igualmente que Bardo Martínez (Chicano Batman) es su camarada, que de la CDMX sólo conoce la Roma, la Condesa y Coyoacán y que dejó de montar su moto debido a que tras gozar la fiesta "la probabilidad de darme un chingadazo iba en aumento".

El artífice de Bálsamo define su flamante obra de modo simple: es un disco grabado en California que contiene diez canciones y tres interludios donde se resaltan las cualidades esenciales de la música: la sanación, el alivio. "Es un álbum bien personal en el que hablo del amor en diversos niveles; el animal, el fraternal y el romántico. Todo un universo que convive entre el cielo y la tierra, como puede verse en la portada del disco", avisa el sujeto cuyo mote proviene de la unión de Cal y Poncho, las palabras que su abuelo injertó y que a la fecha lo tienen viviendo una era de esplendor. "Me gusta un chingo mi vida", dice el "Hedonista" mientras suelta la pluma y recuerda que no es la primera vez que habla para Noisey; "es que, ¿sabes qué?, un día me entrevistaron en la playa, y creo que andaba yo muy pedo porque luego leí la entrevista y no me acordaba de nada de lo que dije".

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NOISEY: Pasaste cerca de ocho meses de gira al lado de Mon Laferte, promoviendo tu disco previo, Fruta Vol. II. ¿Qué tanto aprendiste durante ese tiempo?
Caloncho: Aprendí mucho y aprendí a fuerzas. ¿Sabes cómo me veo? Siento que en la onda de la música he madurado como un aguacate que envuelves en periódico y echas al horno de microondas. Porque la verdad es que yo no maduré en la mata, como le pasó a Mon, por ejemplo. Durante esa gira todo el tiempo aprendí cosas, me paraba al lado del escenario y me preguntaba: güey, ¿cómo es que suenan tan cabrón Mon y sus músicos? Esa gira me enseñó mucho, descubrí las skills de las que debo hacerme como frontman. Fueron ocho meses muy importantes. Además, Mon y yo nos hicimos amigos, machín. Ella es muy linda.

El ritmo con el que Mon ganó popularidad a lo largo de esa gira que protagonizó contigo, fue sorprendente. ¿Alguna vez la viste como una competencia?
No la vi como competencia. Más bien llegó un punto donde me di cuenta de que yo tenía que tocar antes que ella, que así tenía que ser. En los shows siempre éramos uno y uno, abría uno y cerraba el otro y luego al revés. Así era. Pero hubo un momento donde fue de, "vato, yo tengo que abrir, no hay manera de que me enfrente al público tal como lo deja Mon, eso no puedo hacerlo". Lo que le pasó a Mon fue impresionante, su ascensión. Fue algo súper loco, y estoy muy contento de haberlo presenciado, qué bueno que algo tan chingón le pase a alguien así de cercano.

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Pareces un tipo tímido, ¿cómo consigues pararte ante miles para cantar y tocar?
Soy tímido en las entrevistas para radio y televisión, es cierto. Entonces, pues, pararme en un escenario como el Auditorio Nacional no fue fácil. Estuve nervioso, muy nervioso, sobre todo por la expectativa que se generó al respecto, básicamente por la disquera y por los medios. Cuando estoy muy nervioso me da tos, pero una tos así, vomitiva. Ha habido shows donde casi me guacareo. Me echo un trago entonces, me acerco a gente que me distraiga y ya me aliviano. Eso me pasa por ansiedad, por ya querer salir a tocar y dejar que pase lo que tenga que pasar. Una parte de mi aprendizaje en la gira fue ese, averiguar cómo y ante cuántos me gusta tocar, si prefiero estar parado o sentado y cuál tipo de iluminación me hace sentir mejor. Ahora creo saber cuál camino quiero andar en esos niveles.

Como decías, lejos de la mata, pero estás madurando.
Sí. Vivo otro estado actualmente. Ha cambiado mucho mi realidad. Tengo mi propia familia ahora, y ella es mi prioridad. Siento que tengo que estar física y emocionalmente entero para darle lo que se merece.

Es curioso lo que dices si consideramos que el primer sencillo de Bálsamo fue "Hedonista". Cuenta, antes de perder verdor envuelto en periódico, ¿viviste una etapa así, de placer sin freno?
Ajá. Hubo un lapso donde, puf, descubrí la libertad. Y me di cuenta de lo fácil que son las cosas cuando la gente te empieza identificar. Abusé un poco de eso, la verdad. Bueno, no sé si esa sea la palabra correcta. O sea, sabía que si me iba solo a un bar no iba a terminar la fiesta solo y que además me iban a invitar cervezas y mezcales y que iba a conocer un chingo de gente. Me la pasé muy, muy bien como por dos años. Me di grasa hasta que dije ya, es suficiente.

Vaya, que el lema de sexo, drogas y rock and roll aún aplica.
Sin duda hay sexo, drogas y rock and roll en este ambiente. Pero debo decir que mis amigos más hedonistas son empresarios, no músicos. O sea, hay banda a la que le importa el fin, no el medio, y vende tornillos o tractores, lo que sea con tal de tener coches, viajes, viejas y un chingo de drogas. Uno como músico es más modesto, pero ya se sabe: dinero mata carita; aunque escenario aniquila todo. Y sí, yo la gocé, me di lo que quise porque todo me llegaba fácil, pero luego me di cuenta de que me estaba volviendo muy conformista y entonces empecé a cambiar de intereses. ¿Significará que estoy madurando? A lo mejor sí. Por ejemplo, de morro me la pasaba escuchando a Sublime y a Bob Marley, pero ya no, sinceramente; por fin abrí mis oídos a otros universos musicales, infinitos todos. En fin, como que siento que estaba medio cegado antes, pero eso se acabó.

Caloncho estará presentando Bálsamo, su nuevo álbum de estudio, el 26 de agosto en el Plaza Condesa. Compra tus boletos aquí.

Próximas fechas de Caloncho:

26 de agosto | Ciudad de México | Plaza Condesa (Boletos)
1 de septiembre | Toluca, Estado de México | Salón Rojo Club (Boletos)
2 de septiembre | Morelia, Michoacán | Salón Arena (Boletos)
9 de septiembre | León, Guanajuato | Teatro Manuel Doblado (Boletos)
22 de septiembre | Mexicali, Baja California | Parque Vicente Guerrero (Boletos)
23 de septiembre | Tijuana, Baja California | Black Box (Boletos)