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Cultură

Los occidentales no sabemos hacer popó

La mala postura al cagar lleva a problemas de colon, hace que no puedas recibir todos los nutrientes de la comida, tengas intolerancia a ciertos ingredientes y es el causante de que tu organismo empiece a fallar del todo.

Hacer del cuerpo. Hacer popó. Hacer del dos. Muchos eufemismos para una actividad tan humana y propia de todos los seres vivos que comen y respiran. Cagar hoy en un lugar público, como el Centro Andino o Unicentro, es algo cercano a una tortura sicológica autoimpuesta: los olores, los sonidos, la demora, la persona que entra y puede ser tu profesor de universidad.

Aparte de toda esta pena que nos da, en el mundo occidental también hemos estado haciendo mal la cosa. El acto mismo. Nos sentamos en el inodoro equivocado y malsanamente soltamos los bollos al fondo del agua. Esto produce problemas de colon o estreñimiento.

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El inodoro blanco que conocemos en Occidente fue diseñado por primera vez en 1556 por parte de John Harington, un escritor inglés. Un tiempo después, en 1775, le fue incorporada una tubería más sofisticada que mejoró su funcionamiento. Es decir, llevamos aproximadamente 300 años cagando de la forma incorrecta.

Mientras tanto, en los países de Oriente, existe una tradición escatológica mucho más saludable para el acto digestivo. Para poder ir al baño allá es necesario acuclillarse como los niños, poner el culo a ras de piso, y dejar que la mierda salga como por arte de magia.

La "tasa turca" o "inodoro indio", como se les ha llamado a estos aparatos, es un hueco en el piso cubierto en cerámica, con un pedal para llevarse la mierda. No solo es más amigable con el medio ambiente, porque consume mucha menos agua, sino que es mas higiénico, porque uno no toca nada con las manos. Así cagan los niños pequeños por instinto: esta vez no es un error al que haya que meterle educación para corregirlo, sino un acto natural, benéfico, armonioso.

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Según la doctora Sandra Avendaño, coloproctóloga de Imbanaco, especializada en estudios de colon, recto y ano, el inodoro occidental obstruye el recto, lo pone en el ángulo incorrecto y las heces salen de manera estrepitosa y desordenada. Hacer popó adecuadamente necesita una presión en el intestino que tiene éxito cuando uno se acuclilla, porque el recto queda alineado en el ángulo correcto y se relaja.

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Japón y China, dos países cuyos inodoros promueven la "buena evacuación" del cuerpo, entendieron bien cómo funciona. Acuclillar y sacar.

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Una fuente que viajó a China habló hace poco con VICE, aunque prefiere permanecer en el anonimato: "me acuerdo la primera vez que entré a un baño allá. Acababa de llegar a este país de paseo y nunca nadie me había hablado de los baños. Apenas lo vi, pensé que era un urinal acostado y que había entrado al baño de hombres. Salí, revisé dos veces, y por más extraño que sea China, el aviso de la muñequita con el vestido siempre significará lo mismo. Entré, me bajé los pantalones y traté parada: eso hubiera significado quitarme los pantalones del todo o simplemente untar mi pinta favorita. Hice una maniobra medio extraña, de balancearme y sostenerme con una puerta del baño que en cualquier segundo se me iba a abrir. Fue realmente traumático: pensé que no iba a poder volver al baño en todo mi viaje. Después pregunté y me explicaron la logística. En verdad terminó siendo mucho más simple de lo que pensaba".

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El caso de nuestra chica es el más común de los turistas occidentales en el mundo oriental. De hecho, al entender que acuclillarse es un método que de verdad funciona, los expertos se han dado cuenta que simulando el "acuclillamiento" se puede llegar a conclusiones similares.

La manera más fácil de convertir el inodoro occidental en uno útil para cagar como se debe, sin obligar a la industria a cambiar su santuario sagrado de la caca, es poner un banquito debajo de los pies para que el cuerpo quede de alguna manera en un ángulo más cerrado. El intestino queda alargado para evacuar sin dulcolax o sus semejantes.

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Para la doctora Luz Ángela Peláez, asesora médica, los pacientes que sufren de estreñimiento tienden a moverse de atrás para adelante cuando están defecando para que se haga más presión abdominal y así tengan una mejor evacuación. De esta forma, la doctora Peláez coincide en que, si uno está acuclillado o tiene el banquito, puede presionar de mejor forma las piernas hacia el abdomen y el abdomen hacia el recto.

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Así que a comprar el butaco, señores, y a unirnos, por fin, a ese porcentaje amplio de gente que caga de forma correcta.

En colaboración con Christina Gómez.