Viernes, aunque ya sea sábado.Respecto a esta jornada, ganadora toda, hemos de decir, con toda certeza y sin temor a equivocarnos, que solo tiene un campeón, y se trata de las bandas colombianas.
Rancho Aparte. Herencia de Timbiquí. Puerto Candelaria. Aterciopelados.Todas se subieron.Rompieron.Y representaron.
El Rancho, fiesta brava de una africolombia que pregunta: ¿de quién es la tierra? Y su respuesta es un baile que activa el poder de resistir, y de ahí que lo llamen chirimía punk. Powerful. Herencia de Timbiquí, que es como una Big Band arrechísima, cuando "arrecho" es el poder de envenenarte la sangre como eso que somos. Animales salvajes. Puerto Candelaria. Comedia fina, casi subliminal, del absurdo que es Colombia. Patria de escapismos tropicales y sucesivos tiranos delirantes.
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Y Aterciopelados, por supuesto, que merece párrafo aparte.
Los Atercios sonaron al desnudo. Libres de las ropas de época, evidenciaron que sus canciones siempre fueron criollitas. Como cumbias campesinas, tocadas por superhéroes del Altiplano.
De fondo los cerros bonitos marcando a lo lejos el eco de nuestras historias en torno a esta cálida fogata.Este día no hubo perdedores.Este día, ganó la casa.