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Cultură

Resulta que los niños mal portados se vuelven peores si les das nalgadas

Aunque solo quieras un poco de paz y tranquilidad, nalguear a tu hijo podría ser contraproducente.

Foto vía el usuario de Flickr Boston Public Library.

La modernidad no ha sido amable con los golpeadores de niños como el pastor fundamentalista de Tennessee (y mi tocayo) Michael Pearl, quien insiste en que sólo el castigo corporal sirve para "educar" a un niño. Algunos activistas como Thomas Meyers del Centro para la Niñez de Nueva York están cada vez más convencidos de que todas las nalgadas son abuso. Pero las personas como Pearl tienen la certeza de que, si nada más funciona, al menos golpear a estos pequeños bastardos en las nalgas hace que se olviden de cualquier travesura planeada.

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Según un estudio nuevo, en realidad pasa lo contrario. Un metaanálisis de los datos sobre el desarrollo de los niños realizado por investigadores de la Universidad de Texas en Austin y la Universidad de Michigan reveló que los niños se portan peor cuando los castigan con nalgadas. En otras palabras: sin juicios morales, dar nalgadas ni siquiera funciona.

Este esfuerzo vino del equipo que incluía a Elizabeth Gershoff, profesora asociada que enseña desarrollo humano en la Universidad de Texas en Austin. Este lunes, Gershoff informó en un comunicado de la Universidad de Texas en Austin que en lugar de convertir a los niños en pequeños soldados obedientes, darles nalgadas tiene "resultados nocivos no deseados".

Algunos estudios anteriores ya habían llegado a conclusiones similares a largo plazo. Por ejemplo, un estudio de 2013 realizado por el Laboratorio de Investigación de la Familia en la Universidad de New Hampshire reveló que los niños que reciben castigos físicos son más propensos a volverse delincuentes que los niños que no reciben castigos físicos, incluso si su educación es deficiente en otros ámbitos.

El estudio, realizado por el sociólogo Murray Strauss, tenía como objetivo eliminar variables como el nivel de educación o los antecedentes culturales. Para saber más sobre los efectos, fue necesario analizar a niños y adultos de países europeos, norteamericanos, asiáticos y de Oriente Medio, que recibieron y que no recibieron castigos físicos. En el caso de los adultos que recibieron castigos físicos, se halló un mayor número de antecedentes penales en todos los ámbitos. De hecho, el índice de delincuencia era mayor incluso en los niños que, a pesar de recibir nalgadas, crecieron en un ambiente familiar estable y amoroso.

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A pesar de que el estudio de 2013 te da algo en que pensar si te preocupan cosas como el "bienestar de tu hijo a largo plazo", este estudio reciente indica que incluso si eres un padre estilo Al Bundy que quiere tener un poco de paz y tranquilidad al instante, nalguear a tu hijo podría ser contraproducente.

El estudio, "El efecto de las nalgadas en los niños: polémicas antiguas y metaanálisis nuevos", no consiste en eliminar variables como en el estudio de Strauss sino que se enfoca en las cifras. En su comunicado, Gershoff señala que este análisis no fue sesgado por casos en donde los padres agredían a sus hijos, y se enfoca por completo en "lo que la mayoría de la gente conoce como nalgadas".

Su equipo analizó 50 años de observaciones científicamente controladas de "160,927 niños únicos" (lo cual significa que no hubo niños clonados, creo) y los sintetizó en 111 ejemplos muestra. De éstos, 78 mostraron "resultados nocivos" estadísticamente significativos y solamente un niño mostró mejoras en su comportamiento como producto de las nalgadas.

Algunos de los efectos negativos eran conducta agresiva y antisocial, problemas de comportamiento y "baja absorción moral" —es decir, la incapacidad de discernir entre el bien y el mal—. En los peores casos, los efectos no sólo tenían impacto en el comportamiento durante la infancia sino que causaban problemas de salud mental y discapacidad intelectual.

Los controles para garantizar la fiabilidad experimental era labor de los científicos que realizaron los experimentos originales en los últimos 50 años. El nuevo enfoque de los investigadores basado en las matemáticas requería la eliminación de cierta información. El texto del estudio describe un procedimiento estricto para eliminar ciertos experimentos basado en atributos cualitativos, como si un estudio "evalúa o no las conexiones de las nalgadas con los resultados dentro de un solo grupo", lo cual podría resultar en datos no fidedignos.

Pero a pesar de estos controles, los autores tienen cuidado de no asegurar que tienen la respuesta definitiva sobre si una nalgada hace que un niño se transforme en un demonio. "Los datos son consistentes con la conclusión de que las nalgadas están relacionadas con resultados indeseables", dice en el estudio.

En resumen: Gershoff no quiere decir que está segura de que golpear a tus hijos hace que se porten mal pero está convencida de que los niños que han recibido nalgadas se portan peor que los niños que no han recibido nalgadas.

Sigue a Mike Pearl en Twitter.