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Los 'Panama Papers' nos demuestran cómo ha cambiado el chip de los periodistas

La nueva forma de hacer periodismo en la era de la globalización.

Una filtración que le llegó a un reportero en Munich con información sobre empresas fachada en Ciudad de Panamá tumbó al Primer Ministro de Islandia, Sigmundur Gunnlaugsson, en Reikiavik. La globalización puso su cuota. Estamos asistiendo a uno de los escándalos más importantes de la historia reciente, con una lista de implicados que van desde directores de cine español, futbolistas argentinos, hijos de esmeralderos colombianos, amigos de presidentes rusos, papás de primeros ministros británicos, cantantes de reggaetón boricuas, presidentes de la FIFA calvos y un largo ––larguísimo, casi interminable–– etcétera.

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Pocos saben que el Watergate es un hotel que queda en Washington y, sin embargo, es el nombre del escándalo que tumbó a un presidente de Estados Unidos. Lo mismo con el más reciente escándalo: se llama 'Panama Papers' pero ha impactado menos al istmo centroamericano de lo que ha sacudido a la opinión pública mundial.

El periodista alemán

La historia comienza así: un mensaje encriptado le llegó a Bastian Obermayer, periodista del periódico alemán Süddeutsche Zeitung, preguntándole si quería 'data' (información). Era finales de 2014. El periodista, que ya había hecho un reportaje sobre Mossack Fonseca, accedió sin pensarlo. Por supuesto, un periodista investigativo, como cualquiera de ese oficio, estaba interesado en información. A partir de ahí, reporta el portal Daily Beast, empezó el intercambio de mensajes encriptados entre uno y otro.

–– ¿Por qué estás haciendo esto? ––preguntó el periodista.

–– Porque quiero hacer públicos estos crímenes ––respondió el informante.

Luego de meses de conversación entre Obermayer y su fuente, de recolección de información, el periodista destruyó su celular y su computador. "Pudo haber sido algo exagerado, pero es mejor prevenir que lamentar".

Tras ver una parte de los documentos, Obermayer ––que pertenece al Consorcio Internacional de Periodistas Investigativos (ICIJ)–– se puso en contacto con el ICIJ para poner a disposición la información que tenía en las manos.

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Fue entonces cuando el ICIJ viajó hasta Munich, donde queda el periódico Süddeutsche Zeitung, para coordinar el trabajo conjunto. Una vez recibidos los cerca de 11 millones de documentos, el ICIJ desarrolló una plataforma encriptada por medio de la cual los reporteros alrededor del mundo, pertenecientes al Consorcio, podían acceder a la información. La plataforma tenía un chat en tiempo real en el que los periodistas se podían comunicar y preguntar sobre papeles que estuvieran, incluso, en otros idiomas.


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Cada vez más gente tenía acceso a esta información. "En otoño del año pasado estaba realmente nervioso de que la información se filtrara antes de tiempo, porque mucha gente tenía acceso a ella. Pero finalmente nada pasó", comenta el periodista alemán en medios internacionales.

Periodismo que cruza fronteras

Y cada vez más gente tenía acceso a la información, porque cerca de 100 periodistas alrededor del mundo hacen parte del Consorcio.

El Consorcio de Periodistas (ICIJ) es una red de periodismo investigativo internacional. Fundado en 1997 con el propósito de juntar a periodistas alrededor del planeta para colaborar en temas de investigación, el Consorcio se propone hacerle frente a los problemas del mundo globalizado ––redes de crimen transnacional, el poder de las grandes empresas y de los políticos–– con las mismas herramientas que la globalización ofrece, que están a la mano. Su objetivo es acabar con la idea del periodismo de 'lobo estepario' e incorporar un trabajo mucho más colaborativo que pueda tener un impacto mayor.

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Esa tendencia, al parecer, y con la llegada de nuevas redes de información global, deberá cambiar con el tiempo. Es más, algunos aseguran que lo ha hecho desde hace por lo menos dos décadas.

La primera impresión me la dio Daniel Samper Pizano, quien fuera creador de la mítica Unidad Investigativa de el periódico el El Tiempo, cuando me dijo (por correo electrónico) que "la globalización ha servido para que se extiendan los conflictos religiosos, para que el gran capital se haga aún más rico alrededor del mundo y para que los delincuentes practiquen mejor sus crímenes y escondan mejor lo que ellos producen. Pero también beneficia al periodismo de investigación, pues le permite acceder, gracias a las nuevas tecnologías, a documentos que antes le estaban vedados".

Por otra parte, Ignacio Gómez, subdirector de Noticias Uno, me dijo que creía que "la revolución empezó hace mucho. Esto comenzó a finales de la década de los noventa. Si es diferente frente al Watergate, pero tampoco es que haya nacido un nuevo género ahorita".

El periodismo cruza-fronteras incentiva un trabajo abierto y colaborativo.

Para Gómez, una de las investigaciones precursoras de este género transnacional fue la de la Philip Morris en el año 2000, hace ya 16 años. Una investigación en la que "periodistas trabajando en Estados Unidos, Hong Kong, Inglaterra, Colombia descubre toda la red de contrabando de la tabacalera".


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La investigación, en la que se tuvo acceso a documentos gubernamentales y de empresa, así como entrevistas a funcionarios y trabajadores, encontró que la Philip Morris estuvo involucrada en lavado de activos y contrabando para evadir impuestos al Estado colombiano durante 10 años. El resultado: un acuerdo de cooperación entre la Philip Morris y la DIAN colombiana para atacar el contrabando en el país.

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En suma, y como recuerda Gerardo Reyes (otro maestro del periodismo investigativo) en una entrevista que le dio a Juan Miguel Álvarez para la revista El Malpensante, el desarrollo de relaciones laborales entre periodistas para compartir información es clave a la hora de hacer periodismo investigativo. "Fue muy útil para mí. Sin la ayuda de mis colegas latinoamericanos no hubiera podido escribir muchas de esas historias". El secretismo que rodeaba a las unidades investigativas, al mejor estilo de Spotlight, y el celo por las fuentes propias es una actitud que no va acorde a esta nueva forma de investigar.

¿Qué tiene entonces de novedoso la investigación de los 'Panama Papers'? La respuesta que me he encontrado es su inmediatez. El efecto que, en un par de días, tuvo alrededor del mundo.

Me explico.

Cuando la periodista Maud Beelman, del Consorcio de Periodistas, publicó la investigación de la Philip Morris, en mayo del 2000, la revista SEMANA, hasta abril del siguiente año, publicaba la investigación del Consorcio de Periodistas bajo el título "El lado oscuro". En 2000 había Internet pero no red wi-fi. En 2000 había Internet pero se caía si uno descolgaba el teléfono. Había Internet pero no celulares inteligentes, ni Whatsapp, ni Twitter.

Había Internet pero no vivíamos bajo el frenesí del trino o la selfie. Dieciséis años después, una investigación cruza-fronteras, como la de los 'Panama Papers', tiene un impacto más inmediato alrededor del planeta. Con herramientas como Google Trends o Tweetchup (ambas gratuitas) se puede ver fácilmente el despegue que tuvo el lanzamiento de la noticia el pasado 3 de abril. En tan solo una hora, más de la mitad de búsquedas en Google estaban relacionadas con las palabras 'Panama Papers'. Veinticuatro horas después casi la totalidad de búsquedas estaban relacionadas con el escándalo.

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Una gráfica de Google Trends que muestra el interés de busqueda de los usuarios después de que se revelara la noticia.

Lo mismo en Twitter. El trino que hizo el Consorcio anunciando el escándalo tuvo alrededor de 8.225 retweets y 4.541 favoritos. Eso sin tener en cuenta que la noticia se difundió a través de los distintos medios que pertenecen a esa organización.

Así lo explica Carlos Huertas, de CONNECTAS ––plataforma periodística encargada en administrar la información de los 'Panama Papers' en Colombia––. "Ha sido un proceso paralelo. El Consorcio, que ya tiene experiencia con trabajos colaborativos, transnacionales y de manejos de información de grandes volumen, empieza a organizar la información e invitan a los periodistas que hacen parte del Consorcio. Nosotros ya hemos trabajado en diferentes momentos con ellos y nos ofrecen participar para analizar la información. Ahí miramos si estamos en capacidad de hacer el análisis y decidimos empezar a trabajar".

Es decir que Huertas, junto a su equipo de tres investigadores, trabajó en simultáneo con las redacciones de los distintos periódicos del mundo que publicaron los papeles. "Como metodología hay tres cosas fundamentales: la confianza, la credibilidad profesional de cada uno de los que integran los equipos y el respeto por la independencia editorial de cada uno de los participantes".

A diferencia del Consorcio, que es una organización cerrada, que tiene una estrategia en la que involucra a ciertos periodistas, la plataforma CONNECTAS tiene una estrategia abierta que promociona el trabajo colaborativo transaccional e incentiva el uso de herramientas seguras para investigaciones periodísticas.

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En su página de Internet, la organización CONNECTAS ofrece incluso una 'caja de herramientas' en donde se ofrecen consejos para sacarle el mayor provecho a las nuevas herramientas tecnológicas en favor de la investigación periodística. Ofrece artículos del tipo: "Manual: 'Cómo rastrear empresas en las Américas'", o "Un código para procesar data generada por usuarios", o "Plataforma de Colaboración Segura, una herramienta para el periodismo de investigación", o incluso "Tips para buscar (y encontrar) en Google".

Esto no es WikiLeaks

Pero el análisis de datos continúa. "Este es un proceso que lleva varios meses y que no ha terminado. Son más de 11 millones de documentos y hay toda clase de archivos. Eso hace complejo el análisis de la información". Por el momento, llevan identificados a 850 colombianos que están en las bases de datos. Sin embargo, como tener una sociedad en Panamá no constituye por sí mismo un delito, los investigadores se están dando a la tarea de averiguar a fondo lo que pueda haber de ilegal en la creación de estas 'empresas fachada' por parte de colombianos.

Es decir, los contextos, los tiempos, los motivos.

Ahí es donde radica el riesgo de este tipo de investigaciones. Para Alberto Donadío ––periodista investigativo de vieja data, quien trabajó en la Unidad Investigativa de El Tiempo junto a Samper Pizano, y luego escribió una notable cantidad de libros denunciando conductas de todo tipo–– el mayor problema es que "se puedan perder cosas que son muy interesantes por la cantidad de información. Porque cuando tienes 100 mil documentos, ¿quién tiene tiempo para revisarlos? Ahí se les pueden pasar una serie de cosas a los investigadores: personajes que se cuidan más, que están más ocultos. Esa es una parte del trabajo en la que hay que tener mucho cuidado, que se analice todo y se cruce todo como debe ser".

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Sin embargo, Donadío celebra este tipo de investigaciones. Para él, filtraciones como las de los 'Panama Papers' responden a un avance tecnológico. "El impacto es mucho más grande porque esto es una cosa novedosa. Ahora en una usb se lleva la historia que antes ocupaba varias bodegas de papel. Eso tiene a su vez un impacto enorme porque no solamente se está hablando de casos locales sino de casos internacionales que tienen impacto alrededor del mundo. Eso le da a las investigaciones un alcance y una notoriedad que nadie se habría imaginado".

Según el portal Wired, estamos viviendo una nueva era de mega filtraciones. Herramientas como Tor le permite a las fuentes acercarse a los periodistas de manera segura: con mensajes encriptados, como en el caso del reportero Obermayery. Y herramientas comoOnionshare permite transferir mucha mayor información de manera segura y rápida entre periodistas y fuentes a lo largo y ancho del planeta. Todo esto, dice el portal Wired, son malas noticias para las compañías y gobiernos que ocultan secretos e información importante para el interés público. "Por ahora, la fuga (leak) de la tubería no se va a cerrar".

En términos de información, los 'Panama Papers' ha filtrado alrededor de 2.6 terabytes datos: 100 veces más información que la publicada hace cinco años en los famosos WikiLeaks.

En este caso, además, la información de los 'Panama Papers' está siendo administrada por la red de periodistas del Consorcio. Ahí radica una diferencia sustancial entre ambas filtraciones. La primera no iba acompañada de análisis ni cruce de datos; la segunda, en cambio, sí. Para Samper Pizano "los documentos carentes de explicación y contexto son poco significativos". Por eso, Gerard Ryle, director del Consorcio, se distancia de WikiLeaks "nosotros no somos WikiLeaks, estamos tratando demostrar que el periodismo responsable es posible".

Por ahora los hechos parecen darle la razón. En lo que va de la semana el primer ministro islandés Sigmundur Gunnlaugsson renunció, el recién electo presidente de la FIFA, Gianni Infantino, se encuentra contra las cuerdas y el primer ministro británico, David Cameron, quedó expuesto por la filtración.

Y si las cosas siguen como van, dice Alberto Donadío, "el día en que los hackers entren a todos los archivos secretos del mundo eso va a ser cinematográfico".

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Entre _Newsroom, _la serie,__ y Spotlight, la película, Santiago prefiere Todos los hombres del presidente. Aparece por acá. A veces.