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Nazi Chic: la moda asiática inspirada en Hitler

s bastante común encontrarse con vendedores en mercados que ofrecen cascos para bicicleta adornados con esvásticas, camisetas con la bigotuda cara de Hitler y un montón de pósters de Adolf Hitler tipo-Ché.

Colegialas de Tailandia vestidas con atuendos nazis para su día anual de deportes. Foto de Andrew Chant/Rex/Rex USA.

En noviembre pasado la banda de chicas coreana, Pritz, recibió una serie de críticas por haber salido al escenario con atuendos provocativos. Las estrellas del K-pop tienen una imagen meticulosamente diseñada, por lo que es bastante común que con cada nueva canción tengan que pasar por una ola de escrutinio por parte de sus managers y del público. Pero la crítica de estos atuendos era diferente de las cuestiones normales en cuanto a pureza o a marcas. Era acerca de qué tan parecidos eran a uniformes nazis.

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Los atuendos de Pritz consistían en pesados y brillantes vestidos negros con cuello alto y bandas rojas en el brazo con una cruz negra en el centro de un círculo blanco —sólo faltaron cuatro pequeñas líneas para que parecieran esvásticas. Entre la inevitable reprobación por parte de los surcoreanos y por parte de gente de todas partes del mundo debido a su insensibilidad, los managers de la banda alegaron que nadie en su equipo creativo tenía idea de que el uniforme podría parecer nazi. Ellos afirmaron que la banda en el brazo estaba destinada a parecerse a una señal de tráfico con cuatro flechas apuntando hacia arriba, representando así, su deseo "de expandirse sin límite en cuatro direcciones".

Dada la rareza de que un adolescente coreano —a varias décadas y kilómetros de distancia de las ideologías nazis de la Segunda Guerra Mundial— tenga motivo alguno para pensar de nuevo en Adolf Hitler, es tentador aceptar la explicación del equipo creativo de Pritz y catalogar todo como una simple coincidencia. Sin embargo, el incidente de Pritz fue sólo una de las tantas influencias (cada vez más directas) nazis en la moda y en la cultura surcoreana.

Conocido ampliamente como el nazi chic, esto es algo bastante diferente del movimiento punk o skinhead que se encuentra en Occidente. La moda se expande más allá de Corea —en China estaba de moda vestirse como oficiales nazi en las fotos de bodas, e incluso una tienda en Hong Kong alguna vez colgó banderas nazi en su interior. En India, una tienda sobre Hitler (con una esvástica fungiendo como el punto de la i) operaba en Bandung desde 2011; además, recientemente, en un mitin del candidato presidencial Prabowo Subinato en 2014, la estrella de pop indonesa Ahmad Dhani realizó su interpretación vestido con un traje de gala nazi.

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Pero el peor infractor en Asia es Tailandia. En 2007, algunos estudiantes tailandeses organizaron una fiesta con temática nazi y en 2012 una escuela llevó a cabo un rally deportivo tipo SS. Existen algunos libros de tailandés que usan a Hitler en sus ejercicios; también, una copia del KFC en Bangkok se llamó brevemente "Hitler" y tenía la cara del Führer en lugar de la del Coronel Sanders. En 2013, la universidad más grande de este país tuvo que disculparse cuando sus estudiantes pintaron un gigantesco mural de superhéroes que incluía a Hitler, junto a quien posaban haciendo el saludo fascista. Naturalmente, los tailandeses también tienen grupos pop con temáticas nazi.

Y éstos son sólo los casos que han llamado la atención internacional. Desde Camboya, pasando por Japón y hasta Birmania, es bastante común encontrarse con vendedores en mercados que ofrecen cascos para bicicleta adornados con esvásticas, camisetas con la bigotuda cara de Hitler y un montón de pósters de Adolf Hitler tipo-Ché.

Tampoco es como que los jóvenes asiáticos hayan sido los primeros en apropiarse de la parafernalia nazi. Europeos y estadounidenses han usado esvásticas, el marcial rojo-sobre-negro y otros símbolos nazi en la moda (y como parte de muy malas bromas —pensamos en el disfraz que el príncipe Harry usó en una elegante fiesta en 2005) durante años.

"Los skinheads racistas [en Europa] usan las imágenes nazi y sus motivos para comunicar deliberadamente sus creencias racistas", explica Laura Kidd, una profesora asociada de diseño de modas y de mercadotecnia en la Universidad del Sur de Illinois Carbondale. Kidd es una de las pocas expertas en el mundo en el uso de los símbolos nazi en la moda contemporánea.

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"[Pero] el fenómeno nazi chic en la moda y en la cultura popular comenzó con el movimiento punk rock en Gran Bretaña. Hasta antes de los noventa parece ser que la estética nazi no era una fuente de inspiración para los diseñadores [no punks]", dijo. "Sin embargo, algunos diseñadores de moda comenzaron a mostrar colecciones de alta costura que parecían estar influenciadas por la estética nazi. Aunque los diseñadores negaron cualquier conexión con la ideología fascista… la mayoría de la gente consideró el uso de imágenes nazi en la moda como algo de mal gusto.

"La moda siempre se ha usado para impactar a la gente y así poder ganar algo de atención", concluye Kidd. "Y las modas nazi chic hacen eso con bastante eficacia, especialmente en países de occidente".

No obstante, las razones detrás de la incesante repetición de la simbología nazi en la moda asiática —en donde, dice Kidd, el nazi chic está creciendo mucho más rápido que en los mercados occidentales— son otras: existe un menor bagaje cultural asociado a Hitler, por lo que andar por todos lados con una esvástica es menos escandaloso.

"[En Asia], el uso del nazi chic ha aparecido cada vez con más frecuencia al menos desde finales de los 80", dice Kidd. "Dos estilos populares del nazi chic son el swastikawaii, o 'linda esvástica', el cual usa la esvástica como motivo principal del diseño; y el otro es conocido como 'führer chic,' el cual se basa en caricaturas tiernas, dulces y abrazables de la imagen de Adolf Hitler.

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Foto por Kitty Hamilton/APF/Getty Images.

Aunque una parte de la juventud asiática, como el movimiento de Mongolia Davar Mongol, compra insignias nazi porque realmente creen en una ideología fascista, la mayoría están dentro del movimiento por los absurdos estilos que Kidd describe. En Tailandia, por ejemplo, es bastante común encontrar camisetas con un rostro híbrido de Hitler combinado con Ronald McDonald, con pandas y con Teletubbies.

"No es que me guste Hitler", dijo en 2012 al Jerusalem Post un diseñador tailandés de führer chic que usa el nombre de "Hut", "pero se ve chistoso y las camisetas son muy populares entre los jóvenes".

La prevalencia del nazi chic, como era de esperar, ha ocasionado bastantes escándalos en Asia por parte de visitantes de Occidente y de oficiales. Organizaciones israelitas y judías han denunciado el aumento del nazi chic en Asia y han buscado disculpas oficiales. Hace pocos años, el embajador israelita en Tailandia, Itzhak Shoham, se fastidió tanto por su fracaso de intentar persuadir al diseñador Hut de que dejara de vender führer chic o que al menos quitara su maniquí de un híbrido entre Adolf Hitler y Ronald McDonald (con el cual Shoham se encontraba frecuentemente en su camino hacia el trabajo), que confrontó a Hut y dañó sus exhibiciones. En lugar de disculparse, Hut aparentemente sólo comenzó a quitar la mercancía de Hitler o a cerrar la tienda cuando veía a extranjeros acercarse.

Parte de la resistencia asiática ante tales críticas se sostiene en las preguntas que tienen los locales sobre qué derecho tienen los europeos de dictar qué es ofensivo o por qué tienen que adherirse a los tabúes acerca de ideologías políticas que tuvieron lugar en un lugar muy lejano y hace mucho tiempo, como lo sería el nazismo.

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"¿Cuál es la conexión entre los soldados alemanes e Indonesia?", preguntó la estrella de pop indonesa Dhani —quien es, de hecho, descendiente de la minúscula población judía— tras haber sido criticado por su mitin tipo nazi en 2014 a favor del aspirante a la presidencia Prabowo Subianto. "Nosotros no matamos a millones de judíos, ¿no es cierto?"

"El nazismo es un tabú europeo", dijo el historiador indonesio Zen Rachmat Sugito durante una crítica en contra del Soldatenkaffee de Bandung en 2013. "No existe un tabú nazi en Indonesia, pero eso no significa que neguemos que el Holocausto sucedió".

Luego también está el argumento de que los símbolos nazi fueron robados de algunos motivos mitológicos anteriores a la existencia del nazismo, algunos de ellos asiáticos. ¿En verdad es tan horrorizante que algunos sólo vean a Hitler como algo chistoso y a la esvástica como parte de su propia cultura?

"En Asia, la esvástica ha sido por cientos de años un símbolo de paz y de buenos augurios", explica Kidd, "y es frecuentemente asociada con creencias religiosas; las esvásticas aparecen en muchos templos asiáticos, así como las cruces aparecen en las iglesias cristianas".

Muchos añaden, además, que los occidentales se apropian de todo tipo de símbolos políticos extranjeros para sus propios fines sin que sean criticados internacionalmente, así que, ¿por qué Asia sí tendría la culpa?

"¿Por qué es esto diferente a la obsesión occidental con el Ché Guevara?", preguntó un blogger del sur de Asia durante el escándalo producido por el mural de Hitler y los superhéroes en una universidad tailandesa en el 2013.

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Sin embargo, los críticos internacionales temen que el nazi chic, además de sólo ser tabú, lleve a una preocupante aceptación de otros productos nazis y que pueda reforzar las ideologías en pro de la supremacía de unos sobre otros en la región. Mi Lucha es bastante fácil de encontrar en los mismos mercados que venden nazi chic en Indonesia, por ejemplo; además, Japón incluso tiene un cómic de manga más o menos popular que está basado en dicho libro.

"Yo pude ver esto por mí mismo en las calles de Bombay", dice el rabino Abraham Cooper, un experto en nazi chic y decano asociado en el Centro Simon Wiesenthal. "Tienes a los vendedores ambulantes en la esquina vendiendo la autobiografía de Steve Jobs y justo al lado de ésta se encuentra el gran best seller: Mi lucha. En India el libro estaba siendo (y creo que aún es) vendido como la reflexión de una mente altamente organizada para estudiantes de negocios".

Cooper añade que recientemente escuchó acerca de un discurso de un general en Camboya a la policía de Phnom Penh y a otros oficiales de alto rango en el cual elogiaba a Hitler como un modelo para el control de la población. El rabino no piensa que el nazi chic se conecte aún a esta vena de simpatía fascista, pero el vínculo potencial en el futuro es lo que le preocupa.

Kidd piensa que el suavizar a Hitler podría llevar a una resistencia a establecer una conexión entre él y sus ideologías con horrores verdaderos. "Hitler es representado a menudo en una forma 'tierna' como si fuera un osito de peluche, como si estuviera en una tarjeta de San Valentín o incluso como si fuera Mickey Mouse", dice. "Cuando Hitler es representado en una manera tan poco amenazante, para la gente se vuelve difícil imaginar que es ese mismo hombre quien mandó a millones de personas a las cámaras de gas".

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Muchos creen que la apreciación de las juventudes asiáticas por el führer chic y por el swastikawaii está alimentada por la ignorancia de la historia y de las políticas detrás de las imágenes que aprecian.

"Yo creo que simplemente no lo saben", dijo Jason Alavi, un maestro de inglés en Bangkok, al Chiang Mai City News el verano pasado. "La enseñanza de historia universal y de geografía es terriblemente inadecuada en las escuelas tailandesas… La gran mayoría de los tailandeses que he conocido tienen muy poco conocimiento real y útil acerca de los detalles del resto del mundo".

"No es que haya una intención perjudicial", dijo Shoham al Jerusalem Post en 2012. "Seamos realistas: los tailandeses simplemente no saben de historia, incluyendo la suya".

En esa misma pieza, un reportero del Jerusalem Post le preguntó a un estudiante universitario que acababa de comprar una camiseta führer chic qué era lo que sabía de Hitler. Ésta fue su respuesta:

"Hitler se ve cool porque parece un personaje interesante. En realidad no sé mucho acerca de él. En la escuela sólo aprendemos historia tailandesa. Pero sí sé que era un líder comunista."

Tanto Cooper como Kidd tienen la confianza en que la cada vez más amplia era de la información, en que esfuerzos concentrados y en que la educación sobre el Holocausto pueden iluminar los horrores de la Alemania nazi y alejar por completo a la juventud asiática del concepto del nazi chic en un futuro cercano. Pero eso no es algo que ya esté dado por sentado.

Kidd admite que a lo largo de los 90 el estigma en contra de la moda nazi declinó entre la juventud occidental y que incluso en 2010 una tienda en Italia no veía problema alguno en lanzar una campaña de mercadotecnia basada en Hitler. Y justamente en diciembre pasado, una compañía de juguetes en Polonia lanzó una línea de figuras tipo Lego con temática nazi para Navidad, argumentando que serían una excelente herramienta para enseñar historia a los niños. La empresa no obtuvo la reacción que imaginarías, por lo que la compañía no echó para atrás la campaña cuando unas pocas tiendas suecas sacaron sus juguetes del aparador.

Si el nazi chic persiste y se vuelve más aceptable entre la juventud del informado y culturalmente afectado Occidente, entonces eso hará mucho más difícil reprender a los asiáticos por su führer chic. Esto, además, dañaría seriamente al argumento de que el conocimiento naturalmente puede parar la ola del swastikawaii. Los chicos en todo el mundo aman la reapropiación y la subversión, lo cual se vuelve mucho más fácil cuando se encuentran lejos del origen de un objeto y las voces de sus oponentes pueden ser fácilmente calladas. Así que el mundo va a tener que aprender a vivir con el Teletubby Adolf hasta que los chicos en Asia se cansen de él por sí solos.

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