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Gracias por su preferencia sexual

Gracias por su preferencia sexual: ¿Con cuántos te has acostado?

Hice mi propia encuesta de prácticas sexuales, y recibí 180 respuestas de amigos y desconocidos en 24 horas.
Foto vía Publimetro

Cierto día en una reunión un amigo preguntaba a la concurrencia, en su mayoría heterosexual, si preferían más coitos en una noche o uno sólo de larga duración. Aunque respondí a favor de la segunda opción, aquella pregunta me parecía salida de los chismógrafos con los que juegan las niñas que van descubriendo la menstruación. Es decir, una pregunta poco picante para una reunión donde casi todos tocaban la treintena de años. Entonces solté a bocajarro si recordaban con cuántas personas se había acostado en su vida sexual activa, independientemente de cuándo hubiera empezado ésta, con cuántas personas habían tenido sexo real, no cibersexo o sueños húmedos, sino si podían dar un número de personas que hubieran tocado su identidad corporal, penetrándolos o penetrándolas. El resultado me sorprendió más de lo que hubiera esperado. Evidentemente las respuestas les sorprendieron más ellos.

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Esta duda me había intrigado hace mucho. Recuerdo que cuando comencé mi vida sexual activa de pronto me sorprendí contando la cantidad de chicos con los que había tenido intimidad en una semana, en un mes o dos. Muchas de aquellas primeras experiencias no llegaron al sexo con penetración, más bien se trataban de exploraciones corporales, tanto para ellos como para mí. Debo reconocer que mi paso de sujeto deseante a sujeto que reconocía su placer sexual en las masculinidades se vio cuestionada por el aprendizaje moral, religioso, político y socioeconómico en el que me domesticó mi familia. Los primeros años de mi carrera sexual los hice en las sombras, en cuartos de renta, en callejones, en cines vacíos, en discos o antros, entrando y saliendo de mi casa a altas horas de la madrugada para subirme al coche de un desconocido que me llevaría a su casa y luego me regresaría a la mía dos horas después, o incluso metiendo de contrabando a tipos a mi habitación mientras mi familia dormía. Reconozco que el vacío after sex también lo aprendí a la par de mis mejores actos eróticos.

¿Qué problemas se le presentarán a un heterosexual para comenzar su vida sexual? Supongo que en cuanto al lugar, al tiempo y las decisiones deben ser muy parecidas a las que vive un homosexual, o una lesbiana, o cualquiera que al menos desee una sublime intimidad. Pero si pensamos en la cuestión moral, creo que todavía existe un gran tabú referente a vivir la sexualidad heterosexual mientras aún se está bajo la tutela o el yugo socioeconómico de tinte telenovelesco de la familia. Por poner un ejemplo cercano: en mi familia tengo cuatro sobrinos que resultaron con un embarazo, todos menores a los 24 años. ¿Qué hicieron? Siguieron la guía del amor de TvyNovelas: se casaron y dieron nombre y apellido a las crías. Fuera de los sucesos familiares, donde afortunadamente no hubo dramas enloquecedores, me pregunto sinceramente ¿cuántas parejas sexuales habrá tenido cada uno de ellos antes de contraer matrimonio? Quizá no muchas. Pocas novias o novios se conocieron en el ámbito familiar. Ahora, yo vuelvo al conteo que hacía de mis primeros encuentros. Por ejemplo, a mis 22 años. Fácilmente en un mes calculaba 15 encuentros, en su mayoría exitosos, con penetración y todas las ilusiones de un reencuentro. Por esa época había terminado una relación de tres años que viví en secreto, aún con vergüenza de definirnos ante los demás, pero con un orgullo invaluable de alcoba. Entonces decía sí a todo lo que se cruzara en mi camino.

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​Diversidad de preferencias sexuales de los encuestados.

Para los norteños de México el sexo homosexual en la década que fui adolescente aún era un tabú en los medios de difusión masiva y no se diga en el hogar. Los personajes homosexuales todos eran caricaturas de un sujeto travestido o afeminado que hacía que los que sabíamos nuestra condición de homosexuales sintiéramos vergüenza de expresarla. Afortunadamente eso ha cambiado. Un poco, siguen las caricaturas del afeminado pero también hay otros tipos de hombres que gustan del sexo con hombres que se escapan de ese patrón, que lo rompen, que crean nuevas visiones de sexualidad, muchas veces única, aunque predomina el hombre homosexual que desea la vida de manual gay, la que es aceptada por la sociedad, envolviéndose en la bandera de la proclamación de los derechos igualitarios pero que secretamente sólo busca ser considerado un gay con atisbos de pureza de diamante, sin perversión, sin mortificación ni problemas existenciales. Es como si quisieran ser modelos gay a seguir ahora por los heterosexuales, en lugar de resguardar una identidad compleja en donde la preferencia sexual sea sólo un ángulo de nuestra piedra existencial. Somos más complejos que meros liachos de género, preferencia y vivencia sexual.

Aquí me trajo una pregunta que hice en una reunión donde la mayoría respondió bajándole al número. Me di cuenta que de frente la gente dice menos parejas sexuales que en el anonimato. Quizá en el anonimato puedan exagerar un poco pero también creo que el número dicho en secreto se acerca más al conteo real de personas con las que han compartido una intimidad vaginal o anal. Por eso hice esta misma pregunta en mis redes sociales. Ya no sólo recibí respuesta de amigos, sino también de conocidos, de lectores o de desconocidos a quienes les cayó de rebote la pregunta. En su mayoría fueron respuestas de personas de 23 a 43 años. Recibí un total de 180 confesiones en 24 horas. Debo reconocer que usé el eufemismo "acostarse" para que muchos y muchas que quizá no se hubieran atrevido a decir directamente "tener sexo" me confiaran su número aproximado de acostones. La mayoría era soltero, sólo un diez por ciento casado. Un gran porcentaje de homosexuales había tenido experiencias heterosexuales en sus vidas. Contrariamente, el segmento heterosexual no mencionó si tuviera en su haber sus experiencias homosexuales.

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​Un gran segmento de homosexuales han tenido experiencias heterosexuales.

Los resultados de la fiesta como de la encuesta vía mis redes sociales arrojó un resultado que yo me esperaba en porcentajes. Pero no con tantas diferencias. Hace poco había leído un artículo donde decía que un homosexual podía acumular en su vida sexual activa hasta veinte mil parejas sexuales distintas. Me pareció una exageración. Sin embargo, frente a las respuestas de amigos y nuevos confidentes, me quedé helado. Los heterosexuales dicen no haber tenido más de ochenta parejas, aunque la mayoría asegura no sobrepasar los veinte encuentros con diferentes personas. En su mayoría afirman estar seguros del conteo. No titubean tanto como los homosexuales que sus rangos son mayores entre un número y otro. Podríamos deducir que los heterosexuales estuvieron seguros de que querían tener sexo con esas personas que tienen identificadas.

Para los homosexuales, ocurre lo diferente: lo común es que su número aproximado empiece a partir de cuarenta parejas. La mayoría ha tenido más de cincuenta encuentros contados. Porque acá ocurre otra cosa, la mayoría de ellos dicen no estar contando situaciones de riesgo con más de una persona. Es decir, no incluyen el número de gente con la que compartieron una orgía, ni si estuvieron en un cuarto oscuro y sólo les dieron una mamada, o si tuvieron apenas tiempo de prender la mecha con unos besos o unos arrimones en el antro o en un callejón. Evidentemente, yo lo dije al inicio: sólo quería saber parejas sexuales, con las que hubiera existido un intercambio anal o vaginal. No es porque el sexo oral o los besos caigan en una categoría a parte, sino que muchos juegos del inicio de nuestra vida amorosa se nos escapan… así como se nos puede escapar alguien una noche que sólo nos deja con las ganas. Yo debo decir que pertenezco al segmento de los que tienen una carrera intermedia del tope estadístico de la última gráfica. Mi número exacto no lo conozco. Recuerdo a un hombre que conocí en encuentro de poesía, se decía poeta, y afirmaba que el número de hombres con los que había estado era más de cinco mil. Y luego decía algo así como que ojalá esos cinco mil fueran poemas… Y sí, cuando leyó fueron poemas malos, feos, mínimos y sin chiste. Qué bueno que se dedicaba a coger, y no a escribir poemas.

Parejas distintas de un homosexual.

Agradezco a cada uno y cada una por su valiosa confidencia. ¿Y ustedes con cuántas personas han tenido sexo? ¿Todas valieron la sudada o no?

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