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La hora mágica

Un neurocirujano italiano quiere poner cabezas viejas en cuerpos nuevos

Pondrá la cabeza del paciente en un congelador para disminuir su necesidad de oxígeno, la limpiará por completo y coserá las venas y arterias al cadáver del donador.

En el Moscú soviético, el cirujano Vladimir Demikhov concibió un criadero de monstruos. Demikhov ganó notoriedad internacional en los años cincuenta por su perro de dos cabezas, el cual cojeaba miserablemente por todo el laboratorio como si fuera la frágil e inútil cría de Cerbero. Este Dr. Moreau ruso injertó cabezas de más de veinte cachorritos en los hombros de perros más grandes. Pocos sobrevivieron más de algunos días, demostrando que dos cabezas no son mejor que una.

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No obstante, su investigación marcó el camino para uno de los tratamientos más escurridizos: el transplante de cabeza. El procedimiento, que consiste en pegar una cabeza a un cuerpo decapitado, es una tarea mucho más difícil que la de crear siameses. El primer transplante ocurrió en 1970 la Universidad Case Western Reserve de Cleveland, cuando Robert White cosió la cabeza de un macaco Rhesus a los hombros de su compañero decapitado. El mono, que sobrevivió poco más de siete días, tenía completo uso de sus sentidos, aunque su espina dorsal cortada lo dejó cuadraplégico.

Ahora, un neurocientífico italiano encontró una nueva manera de evitar el problema de la parálisis y espera realizar el primer transplante de cabeza humana en 2017. En un artículo publicado en Surgical Neurology International, Sergio Cavanero dijo que barnizará la espina dorsal con polietilenglicol, un sellador que dice tener "el poder para literalmente fundir axones dañados". Después de eso, mientras el paciente se encuentra en un coma inducido, los impulsos eléctricos ocasionarán un rebrote neuronal. La etapa inicial sería un poco más sencilla: él pondrá la cabeza del paciente en un congelador para disminuir su necesidad de oxígeno, la limpiará por completo y coserá las venas y arterias al cadáver del donador.

Canavero cree que la cirugía será de ayuda a quienes sufren de distrofia muscular, cáncer en metástasis y otros padecimientos similares.

Sus colegas han respondido con burlas y preocupación. Tal es su reputación que neurocirujanos de NYU Lagune, Mayo Clinic y Johns Hopkins se negaron a hacer comentarios al respecto. En la principal corriente médica, el consenso parece ser que Cavanero está muerto del cuello para arriba.