FYI.

This story is over 5 years old.

Por Favor Mátame

Los amigos borrachos perdidos de Alice Cooper

Conocí a Alice Cooper en una fiesta en Park Avenue a mediados de los años 70. Fue, de todas todas, uno de esos momentos “no estoy a la altura”.

Ilustraciones de Brian Walsby

Conocí a Alice Cooper en una fiesta en Park Avenue a mediados de los años 70. Fue, de todas todas, uno de esos momentos “no estoy a la altura”. Alice era por aquel entonces uno de los pocos tíos a los que yo respetaba de verdad, porque había alcanzado el éxito siguiendo sus propias reglas: "clavando una estaca en el corazón de la generación de la paz-y-el-amor”, y tocando rock’n’roll delincuente para punks como yo. Esa noche en Park Avenue, Alice me invitó a entrevistarle, así que unos días más tarde nos sentamos dispuestos a larga sesión en su casa en Bel Air. Alice estaba profundamente trastornado por lo que había oído acerca de algunos grupos punks, y me dijo, “No entiendo esta escena, tío, a ver, ¿quieren ganar dinero o no?"

Publicidad

Le expliqué que sí, querían ganar dinero, pero querían hacerlo con sus propias reglas, como él lo había hecho. Alice se sintió aliviado al saber que los punks querían ganar dinero, y hemos conservado la amistad desde entonces. Estos días está a punto de acabar un nuevo disco de versiones de todos sus viejos amigos en Hollywood Vampires, el antiguo club de bebedores en el Rainbow de Los Ángeles al que pertenecían Harry Nilsson, John Lennon, Ringo, Micky Dolenz, Keith Moon y Jim Morrison, entre otras luminarias del rock. Le llamé para hablar de unos cuantos de sus viejos colegas.

Tres vampiros de Hollywood: John Lennon, Harry Nilsson y Alice Cooper, 1974. Imagen vía.

HOLLYWOOD VAMPIRES

Cuando formamos Hollywood Vampires, era una especie de homenaje a los antiguos clubes de bebedores de Hollywood, como cuando John Barrymore, Errol Flynn y W.C. Fields se reunían para beber toda la noche. Dije, “Bueno, es algo que hacemos de todos modos, así que vámonos a beber al Rainbow…”

Al poco tiempo era una cosa llamada Hollywood Vampires, y nos íbamos a la parte de arriba del Rainbow a quedarnos allí sentados y beber. Cada noche estábamos Harry Nilsson, Bernie Taupin, Micky Dolenz, yo mismo y cualquier otro que apareciese. Ringo se apuntaba de vez en cuando. Keith Moon se presentaba cuando estaba en la ciudad.

También venía John Lennon. Él y Harry Nilsson eran los mejores de los amigos, ¿sabes? Si Harry estaba en la ciudad, siempre estaba con John y se pasaban por ahí. ¡Un tío cojonudo! John era simplemente uno más de los chicos, ¿sabes?

Publicidad

Pero lo que de verdad era divertido era ver qué iba a llevar puesto Keith Moon esa noche. Una noche podía llevar un traje de Adolf Hitler y la siguiente podía ser la reina de Inglaterra. Keith era una pasada, un tío sin trampa ni cartón, y el más grande batería que he visto en mi vida.

Keith era el mejor amigo de todo el mundo. Cuando estaba en la ciudad se quedaba en mi casa una semana, luego se iba otra semana a la de Harry Nilsson, y después se quedaba una más en la de Ringo. No había nadie como él. Siempre le digo a los demás que un 30% de lo que hayas oído sobre mí es verdad, un 30% de lo que hayas oído sobre Iggy es verdad, el 30% de Prince es verdad, lo que sea… pero todo lo que hayas oído sobre Keith Moon es verdad.

Keith se metió en los Hollywood Vampires porque él era el alma de la fiesta, que es probablemente también lo que acabó con él. Era la clase de cosa para la que él carecía de un botón de “desconectar”. Y cuando alguien es un buen amigo tuyo, al cabo de un tiempo le dices, "oye, mira, no tienes por qué entretenerme…"

Hay mucha gente que no se puede desconectar. Chris Farley era así. Todos esos tipos, los cómicos con sobrepeso, eran tíos que tenían que estar siempre probándose a sí mismos. Estaban actuando constantemente, y lo que tú querías era que se sentaran y decirles, "¡Ahora no hace falta que estés actuando!"

Keith Moon era así. Era como un niño pequeño que necesitara Ritalin o algo así, era como… “¡Keith, tómatelo con calma!” Pero al final no pudo.

Publicidad

JIM MORRISON

Alice Cooper: Jim era tan autodestructivo como quepa imaginar. Todo salía en sus letras. Iba a una fiesta –y en aquellos tiempos, en una fiesta, en vez de caramelos de goma, había cuencos con pastillas–, cogía un puñado de pastillas y se las pasaba garganta abajo con Jack Daniels. ¿Y quién podía saber lo que eran esas pastillas?

Yo nunca tomaba nada a menos que supiera exactamente qué era. Supongo que eso fue lo que terminó matando a Jim.

Conocí a Jim cuando nos trasladamos a Los Ángeles. Las primeras personas con las que di fueron Robby Krieger y los otros tíos de los Doors. Invitaron a mi grupo a bajar a Sunset Sound y verles grabar, lo cual era fantástico para un hatajo de don nadies de Arizona.

Justo habíamos terminado nuestro primer año en la universidad, así que debíamos tener 19 ó 20 años cuando nos fuimos a Los Ángeles. Éramos la banda más grande de Phoenix, pero no teníamos ni idea de que en L.A. había 15.000 grupos más, de Utah, de Oregón, de todas partes. También ellos eran los mejores grupos de sus ciudades, y todos intentábamos conseguir bolos en los mismos clubes. Había, quizá, unos 20 clubes donde tocar, y 20.000 grupos. Y los Doors nos acogieron bajo su ala. Esos tíos se convirtieron en nuestros mejores amigos, ¿sabes?

Yo acostumbraba a beber con Jim. Robby Krieger cuenta una historia de que cuando salió nuestro primer disco, estábamos abriendo para los Doors en Oregón y Washington, lo que fue una gran experiencia para nosotros porque estábamos tocando para públicos enormes ante los que jamás hubiéramos tocado. El caso es que estábamos tocando en un teatro en alguna parte de Oregón y Robby entró andando en el teatro. Había un balcón, ¡y Jim estaba colgando del balcón, y yo estoy colgando al lado! La idea era comprobar quién podía aguantar más tiempo colgado. Yo ni recuerdo haber hecho eso, pero, ya sabes, nos pasábamos el día bebiendo y aquello parecía lo más adecuado para hacer.

Publicidad

Yo iba a las sesiones de grabación de los Doors y me quedaba observándolos. Lo que me dejó asombrado de Jim Morrison fue que la versión que oyes de "The End" la cogieron de la sesión que yo les vi grabar. Había otras 26 versiones de la canción, con letras diferentes, otras historias, y cada vez que la hacían, Jim la cambiaba. Nunca la hizo de la misma manera dos veces. La versión que utilizaron era tremenda, pero todo el mundo solía ir al estudio con sus letras y entonces decidían qué letras le pegaban mejor a esa canción. Verás, cuando Jim hizo “When the Music’s Over” y todas esas otras canciones, él simplemente improvisaba sobre la marcha. Lo cual era bastante impresionante, porque sólo ibas a oírla una vez en esa versión. Los Doors estaban muy orientados hacia el jazz, así que se compenetraban bien.

Yo vengo de una escuela totalmente diferente. Vengo de la escuela de, “escribir las letras, ensayar, hacerlo exactamente igual que en los ensayos y tocarla exactamente igual que como se quedó en el disco”. ¡Ten por seguro que no me meto en algo si no sé lo que voy a hacer!

Pero los Doors eran justo lo contrario. De hecho, ¿sabes esa línea en “Roadhouse Blues” que dice, “Me levanté esta mañana, me pillé una cerveza”?

Esa línea es mía. Yo estaba ahí sentado hablando con Jim, y Jim dice, “¿Qué has hecho hoy?”

Le dije, “Me levanté esta mañana, me pillé una cerveza, duh, duh, duh…”

Lo siguiente que supe fue que la estaba oyendo en esa canción.

Publicidad

Alice Cooper y Donovan grabando “Billion Dollar Babies”. Imagen vía

DONOVAN

Una noche teníamos una sesión en los Morgan Studios, en Londres, donde estábamos haciendo “Billion Dollar Babies”. Harry Nilsson entra y trae con él a Marc Bolan, Ringo, Keith Moon y Ric Gretch, de Blind Faith. Entramos todos y se hicieron los amos del estudio. Todavía hoy no recuerdo quién tocó qué y en qué canción. Sé que Marc Bolan toca algo en alguna parte de ese disco. Harry toca algo en el disco. Keith está en el disco. Ringo está en el disco. Fue una de esas noches que es un completo apagón.

Donovan estaba en el estudio de al lado grabando con Mickey Most. Tenía un grupo de niños, sabes, que estaban cantando en algo. No recuerdo qué canción era, pero yo entré y dije, "Necesito un tío que tenga auténtico acento inglés para grabar unas voces. Donovan, ya es hora de que hagas algo de verdadero rock’n’roll”.

Y Donovan dice, “Ven a mi estudio. Tengo que estar aquí dirigiendo a todos estos chavales para una parte vocal”.

Y yo le dije, “¡Yo los dirigiré por ti!”

Él dijo que vale. Yo llevaba puesto el maquillaje y todo y los niños estaban aterrorizados, pero lo hicimos todo y salió cojonudo.

Entonces arrastré a Donovan a mi estudio y clavó el dueto de "Billion Dollar Babies". Estuvo impecable.

Donovan y yo seguimos siendo amigos. Estuve en su ceremonia cuando le añadieron como miembro del Rock’n’Roll Hall of Fame. Y fue estupendo verle allí. Sigue siendo el mismo tío, exactamente el mismo.

Publicidad

MARILYN MANSON

Yo no tenía ni idea de si Marilyn Manson iba a ser una pesadilla o no, compartiendo cabeza de cartel en esa gira que hicimos juntos. No sabía si me iba a llevar bien con él, pero resultó ser un buen tío.

Acabó siendo muy divertido. Vamos, sabe perfectamente de qué va este juego. Ningún problema en absoluto. Nadie llegaba tarde. Fue totalmente profesional y salió al escenario a hacer “I’m Eighteen” conmigo cada noche como última canción del concierto.

Le tirábamos la muleta y él hacía la segunda estrofa y después terminábamos juntos. Funcionó como magia. No era un gilipollas en lo más mínimo. Se mostró muy respetuoso con todo. Y su banda era feliz. Todos los de su grupo me dijeron, “Hay una diferencia increíble en Marilyn cuando va de gira contigo y cuando va de gira con cualquier otro”.

“La diferencia es como el día y la noche”, me dijeron.

ENTRE BASTIDORES

¿No es increíble que la gente siga sin saber que era Donovan el que cantaba en “Billion Dollar Babies”? Yo creía que era algo sabido. O que en "Under My Wheels" es Rick Derringer el que toca la guitarra solista, no Glen Buxton. Siempre es curioso cuando oyes, ya sabes, quién tocó la armónica en “Roadhouse Blues”. Fue John Sebastian, lo que pasa es que no quería que su nombre apareciera en un disco de los Doors por aquello de Jim Morrison en Miami, donde al parecer se bajó los pantalones y lo dejó todo a la vista. No era bueno para la imagen de Lovin’ Spoonful que los asociaran con un disco de los Doors. ¿No es raro? Hoy día sería, “Oh, no, ¡tenéis que poner mi nombre en el disco!”

Publicidad

O que Robby Krieger escribió la música y la letra de “Light My Fire”, porque yo siempre me figuré que era Jim el que escribía todas las letras.

Verás, cuando haces un programa de radio como el que yo he estado haciendo desde hace diez años, para mí la única forma de hacerlo es que suene como si estuvieras poniéndoles discos a tus amigos. Simplemente enciendo el micro y empiezo a hablar. Es interesante dejar que la gente tenga acceso a tanta de esa información.

Te da una dimensión más de lo que realmente sucede fuera del escenario o lo que de verdad pasa en el estudio. Creo que al público le encanta eso más que cualquier otra cosa, porque aquí tienes a un tío que estuvo entre bastidores. ¡Yo!

El nuevo disco de Alice sale este mismo año. Se llamará Hollywood Vampires o My Dead Drunk Friends, Alice todavía no lo tiene decidido. Su próxima gira empieza el 13 de octubre, y su programa de radio, “Nights with Alice Cooper”, lo podéis oír cinco noches a la semana.

En 1975, Legs McNeil fue el cofundador de Punk Magazine, y esta es en parte la razón de que tú sepas qué significa esa palabra. También es el autor de Por favor, mátame, lo que le convierte en algo así como en el Studs Terkel del punk rock. Además de su columna para VICE sigue escribiendo en su blog personal, pleasekillme.com

Síguelo en Twitter - @Legs__McNeil

Más artículos brillantes de Legs McNeil:

A 100 millas por hora: Una historia oral del punk por Alan Vega.

Black Flag: Anatomía de una querella

¡Feliz, feliz, feliz! - Un recuerdo de Arturo Vega

David Bowie me robó mi disco de Suicide, así que yo arranqué los tapacubos de su limusina