Las impactantes fotografías de Stefano De Luigi sobre la sequía en Kenya

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Las impactantes fotografías de Stefano De Luigi sobre la sequía en Kenya

"Un animal tan fuerte como un elefante podía ser reducido al estatus de una fruta seca, completamente desocupado, vaciado. Esta es una imagen que cargaré conmigo para siempre".

Las mujeres de Turkana traen agua para la gente y el ganado desde un pozo casero de 20 metros de profundidad, en el pueblo de Kaitedge en la región de Turkana. Por esta imagen De Luigi fue nominado al Syngenta Photography Award de este año.

Stefano De Luigi es un reportero gráfico de Colonia, Alemania. Decir que sus fotos son chocantes sería una eufemismo: en realidad te agarran por el cuello. Stefano ha ganado tres World Press Photo Awards en diferentes categorías en 1998, 2008 y 2010 y su trabajo ha sido publicado por medios como The New Yorker y TIME.

En 2009, De Luigi realizó una serie de tomas de la sequía en Kenia, específicamente en la región de Turkana al noroeste de este país. "Esta tragedia, en la que animales y personas luchaban por sobrevivir a la terrible sequía, fue una especie de pesadilla-visión", dice Stefano, quien utiliza la sequía como reflejo del cambio climático de manera puntual, pero extensa. "Estoy hablando de un futuro que podría estar esperándonos si no cambiamos profundamente nuestros hábitos y costumbres; si no reconsideramos nuestra forma de disponer de los recursos de nuestro planeta con más responsabilidad. Esto es, creo yo, el mensaje implícito que estas imágenes de sufrimiento arrastran. Es una advertencia para reflexionar sobre nuestro estilo de vida, por respeto a todas las formas de vida presentes en esta tierra".

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VICE: ¿Qué te hizo querer tomar fotos en la sequía de Kenia? Stefano Di Luigi: Durante ese tiempo [2009] estaba trabajando en un tema sobre los "países fantasma". Estos países son aquellos que no son reconocidos por la comunidad internacional. Y estaba en Somalilandia. Las noticias sobre Al-Jazeera viniendo de Kenia se volvían cada vez más dramáticas y la decisión de devolvernos en avión a Etiopía fue tomada rápidamente. Desde allí, planeamos con un amigo periodista un itinerario que nos llevaría a las áreas más afectadas por la sequía. Estábamos trabajando con varias ONG kenianas, que fueron fantásticas asistencias y nos ayudaron a llegar a las regiones más aisladas y recónditas del país.

¿Esperabas que esto tuviera tal impacto en ti? Aunque, como dije, la noticia era un tanto dramática, sinceramente no pensé ver lo que vi. Era una visión apocalíptica, donde personas y animales luchaban por sobrevivir. Un animal tan fuerte como un elefante podía ser reducido al estatus de una fruta seca, completamente desocupado, vaciado. Esta es una imagen que cargaré conmigo para siempre.

¿Podrías describir cómo fue la reacción de los locales ante tu presencia? La ayuda para la población se concentró alrededor de Lodwar, la mayor localidad del noroeste de Kenia, cerca al Lago Turkana. Fuimos inmediatamente asistidos por las autoridades locales, quienes nos ayudaron a llegar, después de doce horas en Jeep, a estos lugares aislados donde la sequía era más fuerte. Meses y meses de sequía convirtierona esta parte del país en un desierto de fuego. La gente local estaba exhausta y viajaba con la ayuda de las cabezas regionales de las ONG, quienes cargaban ayudas que eran como "hogares" para ellos. Con los locales tuvimos algunas reuniones, en las que sus testimonios sólo acentuaban el sentimiento de desastre natural que estábamos presenciando.

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¿Hablastepersonalmente con alguno de ellos sobre lo que estaba pasando? Claro. Durante los 15 días que estuvimos allí hablamos con muchas personas. Cuando viajamos por el país recopilamos testimonios de pastores, mujeres, guardabosques, agrónomos y granjeros. Todos, sin excepción, estaban abrumados por la situación. Muchos mencionaron al cambio climático como la principal razón de esta terrible sequía, muchos otros perdieron la esperanza ante la pérdida de manadas enteras. Como aquellas de los parques naturales de Samburu, en el centro del país, donde una impresionante cantidad de elefantes, jirafas, búfalos, rinocerontes y otros animales insignia de Kenia sucumbieron ante la aridez. Fue una catástrofe ecológica y humanitaria.

¿Esta experiencia cambió tu perspectiva sobre el cambio climático? Sí, hubo un antes y un después. Esta experiencia, las imágenes apocalípticas que llevo dentro desde entonces, influenciaron mis próximas decisiones. Trabajé luego, en 2011, sobre el fundimiento de los polos en la Antártica cruzando por el canal norte-oeste. Ahora mismo, trabajo en un proyecto que se preocupa por la masiva producción de desperdicios inalienables. En general, desde entonces, soy mucho más sensible, personalmente, hacia asuntos relacionados con polución, desperdicios tóxicos, energía limpia y sobre-explotación de recursos. Creo que para conseguir un estilo de vida más responsable, necesitamos y debemos ser conscientes de la herencia que dejamos a las futuras generaciones. No podemos seguir viviendo y consumiendo como si fuéramos los últimos hombres sobre la tierra.

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