Desde hace relativamente poco tiempo existe un número elevado de jóvenes negros viviendo en España, ya sean ellos inmigrantes o hijos de inmigrantes africanos o afrodescendientes; es decir, muchos de ellos ya han nacido aquí.A menudo da la sensación de que existe aún un distanciamiento entre esta población creciente que ya ha echado raíces (o ha nacido con ellas) en España, pero que la tan proclamada adaptación no acaba de concretarse, algo que en buena medida se debe a que una parte de la población española todavía no asimila que existen personas de otra raza nacidos o crecidos en su propio país.
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Tal vez por una cuestión de mentalidad no se ve esta situación como una oportunidad para adaptarse a lo que ofrece el mundo actual: un continuo cambio y mutación de la sociedad. Todavía hay algunas personas que nos ven por la calle y nos dicen: "¡Vete a tu país, negro!", algo que nos deja pensando: "¡Pero si he nacido aquí! ¿Por qué me tiene que decir estas cosas? ¿Por mi color de piel?".
A veces, voy paseando por la calle y noto que aún hay personas que me miran despectivamente por el hecho de no sentirse identificadas conmigo, situaciones tan cotidianas como estar en el transporte público y ver como alguien esconde el bolso sin motivo alguno. Llegados a este punto, mi comunidad y yo nos preguntamos: ¿habéis visto muchos policías negros en la calle? ¿Médicos? ¿Políticos? ¿Profesores? ¿Abogados? ¿Jueces? El problema es que aún no se ha llegado a normalizar esa igualdad tan deseada por nuestra parte.Aunque en este caso me esté centrando en la comunidad negra, lo mismo sucede con el resto de inmigrantes que residen este país. Personas que tienen estudios, ciclos formativos… pero que muchas veces no tienen las mismas oportunidades.Deberíamos considerar que el cambio está en cada uno de nosotros, y es por ello que la sociedad española puede invitar al progreso y a la transformación de los prejuicios por culturas diferentes. No debemos olvidarnos de que todos somos ciudadanos del mundo y que la convivencia es mucho más fácil a través del respeto. Para ilustrarlo, he recogido diferentes testimonios sobre la discriminación (sí, sí, discriminación) que hemos sufrido diferentes jóvenes negros viviendo en España, incluyendo el mío.
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Eso es lo que se preguntan ambos. "Como cada día, salíamos a bailar a la calle. A nuestro lado, otros grupos de chicos blancos y latinos hacían lo mismo. Nosotros salimos a la calle para ganarnos el pan de cada día, está la cosa muy mal ahí fuera. Y nos encontramos con una situación donde jamás hubiésemos querido ser los protagonistas. Nos sentimos muy afectados porque no entendemos que a nosotros sí nos señalen con el dedo e incluso nos acusen de ¿bailar?, mientras otros pueden hacer lo mismo sin preocuparse, porque claro, no tienen el mismo color de piel que nosotros", afirma Elizeo.
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