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Cultură

Los melones más famosos del mundo

La pervertida vida de Kitten Natividad en Hollywood.

Kitten Natividad tiene uno de los pares de tetas más famosos en la historia de Hollywood. Mejor conocida por su pecho de 1.11 metros, y su capacidad para venirse mientras hacía un striptease, Kitten es una de las legendarías ultra-vixens de Russ Meyer, además de ser su exnovia. Sabes que tienes las mejores tetas del mundo cuando Meyer, el máximo director de sexycomedias de culto, es tu amante de cabecera durante 15 años.

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Kitten nació en 1948 en Ciudad Juárez, México. Después de ponerse implantes de pecho a los 21 en un tugurio en Tijuana, se mudó a Los Ángeles donde trabajó como bailarina exótica. Su carrera la llevó hasta Meyer, quien la contrató para películas como Up! (1976) y Beneath the Valley of the Ultra-Vixens (1979).

La agresividad sexual de Kitten le valió su reputación como una de las mujeres más influyentes del cine erótico de culto. Entre sus logros, están el haber sido stripper en la despedida de soltero de Sean Penn antes de que se casara con Madonna, ser reina del burlesque, actriz en un montón de películas porno ochenteras (de dudosa procedencia), y protagonista de Eroticise (probablemente el video de aerobics más ridículo de la historia). Lamentablemente, Kitten fue diagnosticada con cáncer de pecho en 1999 y tuvo que someterse a una doble masectomía. Sin embargo, se volvió a poner implantes y opina que: “Cualquier güey que diga que no le gustan las tetas de plástico puede irse a la chingada”. No podríamos estar más de acuerdo.

VICE: ¿Cómo era Hollywood en los setenta? Las películas de ese tiempo lo pintan como un lugar completamente diferente al que es ahora.

Kitten Natividad: Era increíble. Todos se metían coca y muchas drogas; ibas a una fiesta y podías oler el nitrito de amilo en el aire como si se tratara de unos calcetines sucios. También había muchas orgías. Eso fue antes del sida, así que eran muy normales.

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¿Cómo conociste a Russ Meyer?

Me lo presentó una amiga con la que bailaba, Shari Eubank. Ella era la estrella de su película, Supervixens. A Russ le gustaba usar strippers en sus películas porque no tienen problemas para desnudarse en cualquier momento. Cuando conseguía una actriz, le preguntaban cosas como: “¿Tengo que salir desnuda? Eso podría ser malo para mi carrera, bla bla bla”. Así que dijo: “Al carajo con esto, mejor consigo una stripper”.

¿Cómo era trabajar con él como director?

Era genial, pero cogíamos después de cada comida. Era un viejo cochino y calenturiento.

¿Tenían una relación abierta?

¡Dios, no! Era muy celoso, muy posesivo y controlador, por eso nunca me casé con él. Siempre quería estar dirigiendo: dónde comíamos, qué hacíamos, todo. Yo le decía: “Voy a visitar a mi madre”. Entonces me respondía: “¿Para qué? Me tienes a mí, no necesitas una madre”.

En algún lugar leí que tú le enseñaste el sexo anal y que no le gustó.

No, no le gustó, le pareció extraño. Creo que algunos hombres se asustan porque sienten que es algo homosexual. Yo le decía: “¿Sientes que estás cogiendo con un hombre, es eso?” En el fondo era un tipo tradicional.

¿Te has acostado con otras celebridades interesantes?

No me gusta andar de chismosa, aunque la mayoría ya están muertos. Eh… Tony Curtis, Tom Selleck (era genial en la cama), Don Adams… la tenía enorme.

¿Por qué te metiste al porno en los ochenta?

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Tenía problemas con el alcohol, me la pasaba borracha, no sabía lo que hacía. Necesitaba el dinero, pero en ese momento me veía terrible. Si iba a hacer porno, debí haberlo hecho cuando me veía bien. ¡Fue un error! Pero es parte de mi historia, así que no me arrepiento. Lo hecho, hecho está.

¿Lo disfrutaste en su momento?

¡Era muchísimo trabajo! Para grabar una película de una hora hay que coger ocho. ¿Quién carajos hace eso? Duele y sólo quieres que se acabe, pero hay que hacer tomas desde atrás y desde abajo, mover la cama y mover la cámara; es puro coger, coger, coger.

Después de tu doble masectomía, ¿sentiste que perdiste parte de tu identidad?

¡Sí! Es como si a un cantante le diera cáncer de garganta, ¡me estaban quitando mi fuente de ingresos! Los doctores me dijeron: “Todo va a estar bien, te las tenemos que quitar, pero puedes hacerte un reconstrucción”. Les dije: “Entonces me vale madres, ¡por mí, pueden aventarlas por la ventana!”

¿Te las cambiaron por un par nuevo como si fueran calcetines?

Sí, pero las pedí un poco más pequeñas, estaban demasiado grandes y se estaban convirtiendo en un problema: si daba vuelta sin fijarme me enterraba el codo, o podía tirar una lámpara mientras caminaba. Eran un verdadero problema.

Para saber más sobre Karley Sciortino, tetas grandes y las más perversas fantasías sexuales que te puedas imaginar, ve nuestra nueva serie, SLUTEVER, en VICE.com.