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Fuimos a un centro de readaptación para piratas en Somalilandia

En un esfuerzo por lograr su soberanía, el estado autónomo está invirtiendo en reeducar presos y enseñarles oficios, pero estos nuevos trabajadores son reclamados por Somalia.

La estación de aduanas Zeila, Somalilandia.

A un lado de la estación de aduanas en el pequeño puerto del ardiente y polvoriento pueblo de Zeila, Somalilandia, un par de hombres cargan dos camiones grandes con cajas y cajas de salsa Tabasco. Pronto el camión de carga de Tabasco llegará a través de las calles improvisadas del pueblo, hasta llegar a la parada en Asha Addo, donde en un buque de carga las cajas se quedarán junto con otros bienes de consumo y fortuna hasta llegar al corazón del país. Es el panorama del comercio que parecía ser imposible hace un par de años, cuando los exportadores internacionales evitaban a toda costa los puertos somalíes por miedo a la exorbitante presencia de piratas en la zona.

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Un camión de carga de exportación en Zeila.

Claro, los residentes de Zeila negaron que los locales tuvieran algo que ver con el robo de la mercancía de buques. Sin embargo, sí admiten que el comercio ha decaído y el puerto ha perdido su vigor en los últimos años. Ahora, según la historia, la época de piratas en las aguas de Somalia ha terminado; aunque algunos piratas somalíes han atacado a buques en aguas internacionales, hace poco más de un año que no se sabe de un ataque en la costa. El declive de los piratas a manos de una coalición internacional marítima, el desarrollo de un fuerte rechazo contra ellos en las comunidades costeras de Somalia y la creación de un grupo de 600 hombres en 12 bases de la guardia costera en Somalilandia han recibido una desmesurada cobertura mediática. Sin embargo, mientras el mundo sigue pensando en lo que sucedió con la piratería, me pregunté qué pasa con todos esos cientos de piratas que fueron detenidos por los guardacostas.

El interior de una celda de la prisión de Hargeisa.

Como resultado, pocos de ellos están yendo —en custodia— a Hargeisa, la capital de Somalilandia, aunque no todos fueron detenidos en la región. Los piratas tienen un alcance sorprendente sobre los pescadores en dhows (barcos de vela), y debido a esto han sido detenidos en muchos países con litoral al Océano Índico. Pero pocos de estos países tenían los recursos —y menos ganas— para lidiar con los dolores de cabeza relacionados con la llegada de piratas foráneos, por lo que optaban por extraditar a piratas somalíes a su país. Somalilandia, siempre ansiosa de mostrar su capacidad, moralidad y espíritu de equipo global, pensó que sería un buen trato si se ofrecía para recibir a los prisioneros sin importar su procedencia. El único problema era que tal reubicación era peligrosa y daba mala publicidad dado que la gran prisión de piratas en el puerto de Berbera era un pozo del siglo 19 ­—y según lo funcionarios del Ministro de Justicia— tenía riesgo de fugas.

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Entonces la mejor solución para los problemas de todos, naturalmente, era canalizar un par de millones de dólares de fondos de las Naciones Unidos para construir una prisión internacionalmente aceptada, una cárcel moderna en Hargesia para encargarse de piratas y criminales de alto calibre como miembros terroristas afiliados con Shabaab/Al Qaeda.

“Es como el Ambassador Hotel”, dice Mohamed Wali Isa, un oficial del Ministro de Justicia de Somalilandia que lidia con trasbordo de prisioneros piratas. Él se refiere a un hotel ricachón en Hergesia que es visitado frecuentemente por la gente de la ONU, y mientras bromea me muestra fotos de varias paredes blancas de la prisión durante su construcción.

Una ventana en una celda de la prisión de Hargeisa.

Pero no todo una broma­ —al menos cuando se compara con la prisión de Berbera—. La nueva cárcel de Hargeisa tiene alrededor de 200 empleados con entrenamiento internacional en etiqueta para prisiones modernas y los prisioneros cuentan con tiempo libre y acceso a llamadas telefónicas, programas de futbol, recursos médicos y lo más importante, un enfoque activo en capacitación y rehabilitación a piratas para así poder ser liberados de regreso al mundo. Wali hace hincapié en que una parte significativa de la atención en la reforma penitenciaria y la ley de la piratería es el reconocimiento de las responsabilidades de Somalilandia por la seguridad de sus aguas y el incentivo para mantener las rutas comerciales abiertas. Sin embargo, admite que el mensaje político implícito enviado por la cooperación de Seychelles con el gobierno de Somalilandía es un beneficio adicional. Él caracteriza el convenio con Seychelles como una forma de reconocer la independencia del país; aún más importante ahora que la atención internacional se está enfocando al nuevo gobierno en Mogadiscio, capital de Somalia. La cooperación contra la piratería también ha dado lugar a las primeras reuniones oficiales entre los presidentes de Somalilandia y Somalia en más de una década, así como los contratos entre la ONU y el estado autónomo aunque sigue éste siga sin ser declarado una nación soberana. Dado que la mayoría del discurso político y estrategia en la nación es “lograr reconocimiento”, ha habido un fuerte incentivo para hacer grandes esfuerzos con la calidad de la capacitación y rehabilitación de los presos.

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Prisioneros en la cárcel de Hargeisa.

Los programas de readaptación social y educativos de los que habla Wali son algo a lo que probablemente la mayoría de personas en Somalilandia quisieran tener acceso. Aparte de las clases de inglés, computación y matemáticas, hay cursos prácticos en albañilería, pintura y carpintería. De hecho, la falta de capacitación en tales practicas ha conducido, sin importar el alto índice de desempleo, a reclutar trabajadores etíopes y yemeníes a tomar trabajos en ciudades como Hargesia. Así que uno pensaría que es una situación que beneficia a ambos: buena reputación internacional, hacer un bien que ningún otro gobierno quiere hacer, obtener nueva mano de obra somalilandesa y efectivamente integrar a piratas (y sus nuevos salarios) a comunidades locales ( y economías). El único problema es que, a pesar del tiempo y esfuerzo, Wali dice que el gobierno no tiene intención de integrar a estos piratas aquí, a la sociedad de Somalilandia.

Una parada de camión fuera de Zeila.

La resistencia de la repatriación de los piratas de Hargesia nace de los comentarios de que ninguno (o sólo un par) de los piratas son en realidad de Somalilandia. Las afirmaciones de que no había bases piratas ni ataques en la costa de Somalilandia en los últimos años ayudó a reforzar la sensación de seguridad nacional.

Aunque Wali admite de mala gana que en realidad no conocen la identidad verdadera de todos los prisioneros, él insiste en que todos los piratas actualmente en la prisión de Hargesia son miembros del clan Hawiye, del destruido sur de Somalia. Cuando el nuevo gobierno internacional en Mogadiscio se ponga de pie y construya una prisión con estándares internacionales, afirma Wali, reubicarán a los prisioneros ahí. Y aunque Mogadiscio nunca termine de construir la prisión, si el nuevo gobierno falla y la cooperación internacional una vez más se enfoca primordialmente en Somalilandía y los vecinos del norte, Puntlandia, deportaran a los prisioneros a las sureñas tierras de Somalia después de que sus condenas sean cumplidas.

Para Wali la readaptación y capacitación a piratas se apoya en la imagen de aptitud, cooperación internacional y cumplimiento con los proyectos. Además el hecho de mantener a los prisioneros activos limita tiempo para pensar en un escape, (las fugas de prisión como las de la película Shawshank parecen haber sido muy comunes en cárceles viejas). Pero en cuanto el valor real de la capacitación una vez fuera de prisión­, la integración de los piratas como ciudadanos rehabilitados y su potencial de convertirse en miembros valiosos de una economía local­, se ha convertido en una bolita que pasa de un gobierno a otro. A lo mejor, si el gobierno en Mogadiscio se establece, entonces Somalilandia podrá proveer a su vecino del sur una cantidad de trabajadores sanos y saludables, mientras tanto se sigue tomando la tarea de rehabilitar piratas del Océano Indico. En el peor de los casos, se reintroducen los ex piratas a la guerra y al caos. Pero por ahora lo mejor que podemos decir es que sabemos dónde se están rehabilitando los piratas y lo que están haciendo ahora.