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Cultură

Reforma laboral: Gilipollas en serie

Las series a las que mis compañeras de trabajo estan "súper enganchadas"

Eleonor Hindley es una moza de sumo buen gusto que, como penitencia por sus pecados, trabaja de secretaria en una oficina de Cornellá. Cada dos semanas escribirá para nosotros sobre una faceta de la apasionante vida cultural de sus compañeros de trabajo. Y así hasta que nos aburra, la echen o se suicide.

C. S. S es licenciada en geología y su máxima aspiración para cuando deje su trabajo de administrativa en mi empresa es “o trabajar en el Mercadona o encontrar algo de lo mío”.

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Ella me descubriólos siguientes despropósitos (sus series preferidas, proclama orgullosa) que las cadenas de televisión españolas nos venden bajo el nombre de “series de ficción”.

Una mañana, con la emoción propia del nacimiento de un primogénito, C.S.S me cuenta que hay una serie nueva en Antena 3 de producción española que la tiene "súper enganchada". La frase no podía empezar peor y desconfío, pero como es viernes y estoy desayunando con una caña (calorías de supervivencia) no me levanto de la mesa indignada, y le pregunto con interés de qué va.

Me cuenta que la serie transcurre en un barco-escuela, en el que un día la tripulación descubre que el acelerador de partículas de Ginebra ha destruido el mundo y ellos, en plan Triángulo de las Bermudas, son los únicos supervivientes.

Hasta aquí me imagino un Lost español con Belén Rueda y algún niñato de El Internado luciendo pectorales en un escenario de 30 metros cuadrados y me da el bajón, pero como soy consumidora enfermiza de roña cultural, al llegar a casa me pongo el tráiler.

No sólo sale Mario Casas, el alérgico a las camisetas con su mirada de gato de escayola, y actores con voz de Loquendo, sino que se atreven a estrellar un avión de pasajeros al lado del barco, el cual lleva (seguro que no lo adivináis) ¡una caja con un contador activado! ¡Y son perseguidos por un “ente”!

Lo mejor de todo es que Belén Rueda síaparece en la segunda temporada (su personaje se llama Leonor). Gracias, mundo.

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Otro día, también desayunando (¿pilláis el leitmotiv?) en nuestra oficina/cuarto de las escobas, andaba yo burlándome de C.S.S y de sus gustos cuando ella se “defendió”diciendo que ya había encontrado otra serie.Expectante por saber quénueva mierda me descubriría, le pregunté.

Esta vez se había enganchado a otra serie española (joder…) sobre una familia que cambia de identidad para protegerse de una organización que los quiere muertos porque tienen poderes sobrenaturales. X-Men a la española, vaya, con todo lo que ello conlleva: actuaciones propias de los rechazados para Troll 2, personajes requemados (la jovencita rebelde y un poco guarrilla, el delincuente juvenil, la niña graciosilla, el niño empollón), el típico humor español de postguerra en cualquier circunstancia…

Pero lo más increíble de esta serie son los efectos especiales. Efectos de aquellos que ni en las pelis de serie z más bizarras se atrevían siquiera a probar. Es que ni en la Sega Megadrive se hacían cambios de pantalla tan bestias, en serio.

¿Y su serie preferida de todos los tiempos cuál sería? ¿La Sex and the City de los cojones? ¿Ally McBeal? Pues no. Resulta que la serie que más loca tiene a C.S.S. es un clásico. Un clásico que debo admitir que en su primera temporada seguíbastante. Pero yo tenía 21 años por aquel entonces y pasaba mis días fumando porros para aliviar la bajona del M, asíque no me lo tomo muy a pecho.

Entre Fantasmases fascinante porque lo que parecía prometer (una guapita pechugona con una vida perfectamente naíf ve fantasmas, y estos son bastante cabrones, nada que ver con Casper) se convirtióen una serie de culto al tipín de Jennifer Love-Hewitt.
La Jenni es una actriz penosa y convive con ello desde muy pequeña, asíque, en cuanto pudo hacerse con las riendas de la producción, rehizo a la medida de su creciente ego una historia más sobada que una stripper de club de carretera.

Al principio sí, sufría por los fantasmas y tal. Hasta que descubrióque, además de salvar almas, también podía convertir la serie en una puta pasarela de modelos. Con el aliciente de que ella sería la única modelo.

Lo que hace grande esta serie es que Jenni es capaz de cambiarse de ropa más de 5 veces por capítulo, siempre con vestidos hippychic y taconazos, porque sabe que las almas atormentadas son lo suficientemente consideradas como para no interrumpirla mientras se desviste.
Y como ya sabemos que es una actriz deplorable, ni siquiera comentarésu mirada muerta hacia el infinito en cada puñetero plano porque, en el fondo, echo de menos mis resacas psicotrópicas con su marido, el bombero calzonazos, de fondo, diciéndole en cada escena lo mucho que la ama y lo guapa que está. Buah.

Venga, ésta te la perdono, C.S.S. Por una vez.