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Cultură

Cómo sobrevivir a una sequía sexual sin bajar el listón

En lugar de rendirme y tirarme a cualquiera intenté afrontar el problema y buscarle una solución.

No voy a deciros cuánto tiempo he estado sin follar, me da bastante vergüenza admitirlo, así que digamos que menos de lo que dura un embarazo completo y más de un semestre universitario. Lo que sí está claro es que es la sequía más larga de mi vida.

No tengo muy claro cuando empezó a torcerse la cosa, pero el tiempo que me permito pasar sin tener contacto íntimo con alguien se está alargando más de lo conveniente. Tengo algunas teorías al respecto. Quizá sea el hecho de que encuentre más atractivos a los actores porno que a los hombres de la vida real (y con esto me estoy refiriendo a ti James Deen, guiño, guiño). También puede que tenga unos estándares muy altos (quiero un tío que lleve zapatos guays, que sea creativo, que no tenga compañero de piso, una pizca de arrogancia y una actitud totalmente liberal en la cama) pero sea cual sea la razón, siento que me estoy perdiendo algo, que no me lo estoy pasando tan bien como podría.

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Y esto no significa que me esté quejando tirada en el sofá con el moño dominguero y esperando a que un macizo llame a mi puerta. Salgo con tíos, de hecho, salgo con muchos tíos, al menos una vez a la semana. Lo he convertido en un hábito, lo hago incluso cuando no me apetece.

Parece que cada vez conecto con menos hombres con los que la afinidad sea mutua y son muchos menos con los que intercambiaría fluidos (que es lo primero en lo que pienso cuando intento medir mi nivel de atracción hacia alguien, este ritual solo ocurre en la ducha).

Creo que me estoy relajando, o quizá es una forma de depresión. ¿O de represión? No lo sé, ni idea.

Tengo amigos −la mayoría casados− que pueden pasarse siglos sin follar y no les importa una mierda, como si se hubieran saltado una cita con el dentista, pero dejadme remarcar que yo no soy así. Mi sexualidad me define, es uno de mis rasgos identificativos. El sexo es una forma de comunicación para mí, una que además se me da bien, no soy nada modesta en ese aspecto.

En lugar de bajar el listón e ir detrás de cualquier rabo, voy a enfrentarme al problema y a buscarle solución, y con esto no digo que vaya a ser fácil.

Me siento terriblemente incómoda y avergonzada con la situación. Es algo psicosomático que se manifiesta en una especie de tristeza física que vibra en mi interior, alrededor de mi plexo solar. Alguna vez me he despertado gritando como una psicópata en mitad de la noche, señal de que algo no va bien a nivel primario.

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He decidido que tengo que actuar para cambiar esta situación de mierda, quiero que sea una odisea más que una condena penitenciaria o algo así. En mi proceso de búsqueda hablé con la mujer de un militar, la tía más buena que conozco y con un monje budista para poder sacar algo en claro de esta fase. Esto es lo que aprendí.

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Celine, que no quiere usar su nombre real, es una mujer de 30 y pico que vive en Quebec. Está casada con un oficial del ejército que viaja fuera del país al menos una vez al mes. Aunque en el pasado Celine y su marido tenían una relación abierta, ya no es así. Cuatro meses es el tiempo máximo que ha estado sin tener relaciones sexuales mientras su marido estaba fuera en una misión.

Como yo, se siente "vacía" cuando tiene que abstenerse ya que se define como una persona mimosa que necesita cariño constante. Aparte de su caja llena de dildos −recurso con el que según ella cualquier mujer de militar (y cualquier mujer) debería contar− llena ese otro hueco no-vaginal acurrucándose con amigos y compañeros de trabajo. Es el tipo de persona que si está viendo una película contigo apoyará la cabeza sobre tu hombro como un gatito en busca de atención.

"Tengo mucha suerte de tener amigos que son así también", comenta. "Tengo una compañera de trabajo que es muy cariñosay que a veces viene en cualquier momento del día si está en plan emocional solo para darme un abrazo, para liberar un poco de amor. Tengo mucha suerte de estar rodeada de gente con quien poder tener contacto físico que no son mi marido"

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Concéntrate

Después hablé con la tía que está más buena que conozco, una actriz que vive en Los Ángeles. Este pibón ha aparecido en grandes producciones, se lleva ropa gratis de los mejores diseñadores y aparece en portadas de revistas. Su sequía más larga ha sido de un año. Escuchar a una tía que está mucho más buena que tú decir que su sequía ha durado más que la tuya, te hace sentir bastante mejor.

Cuando le pregunto acerca de cómo sobrevivió a este periodo, cita libremente a Lady Gaga: las mujeres tienen el potencial de perder su creatividad a través de la vagina.

"Fue el periodo más productivo de mi vida", según me cuenta. "Estaba súper centrada. La penetración implica complicación".

Es cierto que nunca había estado más centrada en mi vida. A veces me levanto a las 4:45, medito y voy al trabajo. Esa rutina empezó en medio de mi periodo de sequía parcialmente inspirado por el modo de vida budista. Lo que me lleva a la siguiente persona con la que hablé.

Ponte en plan zen

Tras esto, hablé con un monje budista ya que este es el tipo de rollo que quería canalizar desde el comienzo de este periodo de aburrimiento. Balangoda Ananda Manju Sri de 32 años es un estudiante que vive en Costa Rica donde estudia Educación para la paz en la Universidad para la Paz. Le pidieron que se uniera a los monjes budistas en Sri Lanka hace 20 años ya que pasaba mucho tiempo en el templo cuando era niño.

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Me explica que los monjes eligen la abstinencia, no solo la sexual, si no también abstinencia de cualquiera de las perturbaciones de la vida cotidiana para poder reflexionar. El ciclo infinito de la vida normal −familia, propiedad, trabajo, rutinas− que te distraen de tu yo interior.

Le pregunté acerca de las técnicas que le ayudan a reprimir sus impulsos vitales (y con esto me refiero a los calentones), ya que él ha escogido voluntariamente una vida de abstinencia sexual.

"Nos hacen meditar sobre el lado malo de nuestro cuerpo", nos dijo. "Cuando empiezas a pensar en las partes de tu cuerpo una a una… Si visualizas el proceso de dentro a afuera, del interior, al exterior, realmente reflexionas sobre ti mismo".

Entonces, cuando empiezas asentir deseo por alguien, estás entrenado para neutralizarlo. En lugar de fijarte en sus tetas respingonas, en esa mirada lasciva o en sus esculpidos pectorales de dios griego, te centras en la barriga cervecera que se expande, sus huevos sudorosos y los pedacitos de papel higiénico que se quedan alrededor del agujero de su culo.

De ese modo, no dejas que el deseo se apodere de ti,

De ese modo, hay equilibrio, otra vez.

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