Guerrilleros, ladrones y terroristas: las fotografías perdidas de la policía mexicana

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Guerrilleros, ladrones y terroristas: las fotografías perdidas de la policía mexicana

Tomadas entre 1950 y 1970, estas fotografías muestran hasta que punto está arraigado el crimen en la sociedad mexicana.

Todas las fotos y dibujos del archivo de Stefan Ruiz. No se sabe el nombre del fotógrafo ni del ilustrador.

Stefan Ruiz se inició en la fotografía a principios de los 90. Estaba trabajando como profesor de arte en la prisión estatal de San Quintín, California, y empezó a tomar fotografías de los reos que asistían a sus clases. A Ruiz siempre le había fascinado el crimen y como su padre era abogado, creció escuchando historias de juicios y arrestos a la hora de la cena y de todo aquel mundo eran los personajes eran lo que más le interesaba. Su posterior trabajo como retratista le llevó por todo el mundo retratando a todo tipo de personas: desde pacientes de hospitales psiquiátricos de Cuba y los " Cholombianos" hasta personajes tan importantes como Bill Clinton y James Brown.

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A pesar de ello, su último para su último proyecto ha dejado a un lado la cámara de fotos para sacar a la luz una serie de fotografías perdidas de los archivos de la policía mexicana. Todo empezó en 2010, cuando encontró una caja de fotografías policiales llenas de polvo en el mercado de La Lagunilla, un barrio cercano al centro histórico de Ciudad de México. Descubrió que el dueño tenía muchísimas fotografías policiales tomadas entre la década de 1950 y 1970, desde escenas de robo a mano armada hasta retratos de los criminales más famosos de la época. Estas fotografías desgastadas y amarillentas aportan una mirada diferente sobre la vida y el crimen del México de mediados del siglo pasado, por eso Stefan decidió reunirlas y hacer un libro con ellas.

La mayoría de las fotografías que componen el libro están protagonizadas por ladrones idolatrados por los pobres. También incluye fotos de asesinos famosos como el estudiante y asesino en serie Gregorio Cárdenas Hernández, las dueñas de un burdel y asesinas en masa Delfina y María González, y también bocetos de radicales políticos tachados de terroristas como el maestro y líder cívico de los años 60 Genaro Vázquez.

Aunque las guerrillas del siglo 20 y los bandidos de carretera fueron reemplazados por los cárteles y los grupos de crimen organizado, la cultura criminal clásica que suele asociar a México sigue profundamente arraigada. Según las estadísticas, hubo 7,400 homicidios intencionados en todo el país entre enero y mayo, y algunos analistas calculan que han ocurrido 80 mil asesinatos relacionados con el crimen organizado en México entre 2006 y 2015.

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Nos reunimos con Stefan para hablar sobre su motivación para realizar este libro y sobre lo qué dicen estas imágenes sobre el México contemporáneo.

VICE: Hola, Stefan. Dinos cómo encontraste estas fotografías.

Stefan: Me gusta mucho ir a los mercadillos y comprar fotografías. Antes daba clases en la cárcel y siempre he tenido una obsesión con las fotos del mundo del crimen. Me gustan las fotografías policiales. En este tipo de fotos, los retratos son muy buenos porque cuando las toman, la persona retratada sabe que está jodida. Pero lo que más me interesa de estas imágenes es que no solo son fotografías policiales sino que son muy diversas. Además hay muchas. Le pregunté al dueño del puesto si tenía más y la próxima vez que nos vimos, llegó con dos bolsas de plástico llenas de fotos.

¿Por qué decidiste publicarlas ahora?

Le enseñé las fotos a un amigo que trabaja en una editorial. Como la delincuencia es algo continuo en México, unas fotografías que reflejan el pasado criminal nos parecieron interesantes. Además, quería sacarlas porque son bastante buenas como para publicarlas y generar nuevas ideas. Contactamos a un profesor llamado Benjamin Smith que enseña historia latinoamericana y nos reunimos para ver las fotos y tratar de encontrar conexiones entre la historia y las fotografías. Yo ya había encontrado algunas; sabía que uno de los retratos era de un hombre a quien tachaban de terrorista pero era maestro en la Universidad de México y un líder del movimiento izquierdista.

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Después encontramos a otras personas famosas, como un estadunidense llamado Joel Kaplan que escapó de una cárcel en México con un helicóptero. Estos descubrimientos fueron increíbles porque elevaron el proyecto a otro nivel. Además, las fotografías hablan de cómo ha cambiado el crimen en México con el paso de los años, que fue lo que nos decidió a publicarlo.

¿Qué crees que dicen estas fotografías sobre el México contemporáneo?

La idea que quería expresar es que todo es diferente pero sigue siendo lo mismo; las cosas han cambiado pero al mismo tiempo son iguales. Ahora México está lleno de narcoterrorismo, que es diferente al terrorismo izquierdista de la década de los 60 y a lo que pasa con el Estado Islámico pero el problema no deja de ser real. La diferencia con el México actual es que, en ese entonces, los crímenes eran un poco más inocentes. En los años 50, el delito más común en México era el robo, por eso la mayoría de los retratos son de ladrones. Pero ahora con todos los decapitados y los cuerpos colgados de los puentes, el crimen ha llegado a otro nivel.

El año pasado desaparecieron 43 estudiantes y no pasó nada. El gobierno insiste en que todo está bien y que las cosas están mejorando pero a veces parece que los narcos como el Chapo son más poderosos que el propio gobierno.

Tu familia está compuesta por migrantes mexicanos y regresas México con frecuencia. ¿Tienes idea de cómo funcionan los medios de comunicación en México?

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Los medios de comunicación están muy restringidos. Todos saben que el gobierno es cada vez menos tolerante con cualquier crítica y que el PRI siempre ha estado asociado con los grandes medios. También están los cárteles que son cada vez más crueles y no se lo piensan dos veces a la hora de matar periodistas.

¿Cómo es ser fotógrafo en México?

Cuando estaba trabajando en la serie de Cholombianos en Monterrey fue muy ajetreado. El barrio era muy peligroso y violento. Nadie se metía ahí a menos que fuera del ejército. Algunas veces sentía que la energía empeoraba. En esos momentos, lo mejor es recoger lo más rápido posible, meter las cosas en el coche e irse, pero sin perder la calma en ningún momento.

A veces, como tomaba las fotografías ahí mismo, la gente se me acercaba y decía "¿Te das cuenta de lo peligrosa que es esta zona?" Había policías patrullando en camionetas y traían máscaras puestas para no mostrar sus rostros. Algunos policías me han parado para que les sobornase. Si alquilas un coche, la policía lo sabe, te para y no te deja ir en un buen rato para que les des dinero. Tengo amigos mexicanos que dicen que si los para un policía y les pide que se identifiquen, dejan la ventana cerrada y la enseñan a través del cristal porque si se la dan, los policías dicen: "Si quieres que te la regrese, tienes que acompañarme hasta la comisaría y pagar una multa. Si me das 200 pesos ahora lo dejamos así".

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¿Qué quieres lograr con tu obra?

Trato de hacer cosas que estén, aunque sea un poco, bien informadas y que sean respetuosas. Trato de tocar el tema de México de forma sutil y me gusta poder opinar un poco sobre la situación política, sin exagerar, claro.

Gracias, Stefan.

@giuliamutti