¿Puede el equipo más odiado de Alemania ser un competidor para el Bayern?

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red bull te da alas

¿Puede el equipo más odiado de Alemania ser un competidor para el Bayern?

El Red Bull Leipzig ha escalado a la velocidad de la luz por las categorías inferiores del futbol alemán gracias a las grandes sumas de dinero invertidas por el patrocinador, pero... ¿hasta dónde llega su potencial realmente?

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Ver jugar al Bayern de Múnich en directo es una experiencia bastante emocionante. Los bávaros disponen de una escuadra que sin duda está entre las mejores del mundo; Pep Guardiola, uno de los entrenadores más geniales de su generación, los ha hecho jugar de una forma extraordinaria.

El Bayern, no obstante, es tan dominante en Alemania que a veces convierte la Bundesliga en un 'uno-para-cero' algo deprimente. El Borussia Dortmund, supuestamente su rival más peligroso, recibió un severísimo correctivo en su última visita al Allianz Arena (5-1); el Wolfsburgo, que tuvo la impertinencia de ponerse por delante en el feudo bávaro, terminó cayendo por idéntico resultado en una noche inolvidable de Robert Lewandowski.

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El Bayern es, pues, un microcosmos aparentemente inviolable. Si ni el segundo club del país ni el equipo de la poderosa Volkswagen son rivales para esta bestia colosal, ¿quién podría serlo? La respuesta quizás esté en el lugar menos esperado: en un equipo de la Alemania del Este que hace seis años ni siquiera existía.

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Oficialmente, el nombre del equipo es RasenBallsport Leipzig (literalmente 'deportes de pelota sobre césped'), o RB Leipzig, pero esa es una simple formalidad. El equipo juega con los colores distintivos de la marca Red Bull —blanco, rojo y azul— con el logo de los toros trabados por los cuernos en el escudo del equipo… y, bueno, todo mundo les llama Red Bull Leipzig.

Hagamos una pequeña retrospectiva: en 2009, el SSV Markranstädt era un equipo de quinta división que poca gente en Alemania conocía. El grupo Red Bull compró su licencia y cambió tanto el nombre como los colores del viejo club sajón: la intención de la marca austríaca que preside Dietrich Mateschitz era invertir hasta 100 millones de euros y llevar al nuevo equipo a la Champions League en un periodo de 10 años.

El delantero del RB Leipzig Yussuf Poulsen se enfrenta al portero del TSV Múnich 1860. Imagen vía RB Leipzig.

Evidentemente, esta intervención externa tan invasiva no gustó en absoluto a los fans alemanes, siempre celosos en lo referente a la propiedad de los clubes. El Red Bull Leipzig se convirtió rápidamente en un club muy impopular, una especie de villano insoportable que todo el mundo querría ver derrotado y humillado.

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A día de hoy, el RB Leipzig lleva invertida una notable cantidad de dinero en nuevos jugadores. Este mismo verano, el club sajón firmó al internacional alemán sub-21 Davie Sleke del Werder Bremen. Actualmente el club ocupa el tercer puesto de la clasificación en la segunda división alemana: todo hace pensar que su ascenso a la ansiada Bundesliga es sencillamente cuestión de tiempo. De muy poco tiempo.

A estas alturas, pues, la pregunta importante es la siguiente: ¿hasta dónde pueden llegar? ¿Podría el RB Leipzig convertirse en un auténtico desafío para la hegemonía del Bayern?

El experimentado Ralf Ragnick es el encargado de dirigir el destino del RB Leipzig desde el banquillo. Imagen vía RB Leipzig.

Está claro que el dueño, la compañía Red Bull, cuenta con un presupuesto sencillamente escalofriante. La empresa austríaca vendió 5.600 millones de latas de su polémico producto el año pasado y sumó unas ganancias alrededor de los 5.800 millones de euros. El imperio que controla Dietrich Mateschitz tiene una gran presencia en la Fórmula 1, y no han ganado cuatro campeonatos de conductores y constructores solo por su habilidad para cerrar espacios en las curvas; el presupuesto de Red Bull del año pasado fue de 271 millones de euros.

Cabe decir que tener éxito en la F1 parece mucho más difícil que tenerlo en el fútbol. Cuando Red Bull llegó al mundo del automovilismo, compró un equipo ya establecido, contrató al mejor director técnico —Adrian Newey— y a un piloto sumamente experimentado —David Coulthard—; incluso así, les costó cinco años ganar un campeonato y requirió un ingrediente extra del nivel de Sebastian Vettel. Las diferencias entre el balompié y la F1 son, pues, bastante evidentes.

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Vista la intención de Red Bull de posicionarse como referente en el fútbol alemán tras su éxito en Austria con el Salzburg, la siguiente pregunta es obvia: ¿a qué precio? El Chelsea ya se había clasificado para la Champions League cuando Roman Abramovich llegó, y aún así lograr el título de la Premier League costó 277 millones de euros — y fichar a José Mourinho—; el Manchester City tuvo que desembolsar hasta 692 millones de euros para hacerse con el campeonato. El PSG ha gastado una buena montaña de dinero para poder dominar el fútbol francés, pero también era un club importante antes de la llegada de los inversores qataríes —y no había gigantes que les entorpecieran su camino. Repentinamente, los 100 millones de euros que Red Bull habría destinado al club alemán parecen bastante poco.

El sueco Emil Forsberg es una de las grandes figuras del RB Leipzig. Imagen vía RB Leipzig.

Desafiar el orden establecido es un negocio extremadamente costoso incluso cuando se dispone de una base previa para lograrlo: en esencia, requiere crear un club prácticamente desde abajo. Es inevitable que uno se pregunte si Red Bull realmente cuenta con un pozo de dinero tan profundo como para rivalizar con los oligarcas rusos o con los jeques de los Emiratos.

En la ecuación, además, hay que incluir los otros clubes que ya son propiedad de la marca. Red Bull es dueño de una red de equipos en todo el mundo, con 'franquicias' en Salzburgo, Nueva York, Ghana y Brasil. Cuando consideramos el impacto potencial del Leipzig, siempre es bueno acordarse de que no son los únicos beneficiados del efecto de Red Bull.

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El pasadoinvierno, el Leipzig ya gastó más dinero que cualquier otro club en Alemania a excepción del Borussia Dortmund. Los jugadores Davie Selke, Emil Forsberg y Omer Damari, entre otros, han llegado a cambio de cantidades generosas; sin embargo, no parece que el método del Red Bull sea simplemente poner dinero encima de la mesa. Hay algo más que eso —y ahí está lo verdaderamente interesante del proceso, la clave que podría explicar un futuro éxito o fracaso.

Los fans del RB Leipzig quizás estén entre los más odiados de Alemania, pero ello no les ha restado una pizca de fidelidad —de momento. Imagen vía RB Leipzig.

Ralf Rangnick, que fue nombrado director deportivo en 2012 pero que asumió el cargo de entrenador este año después del despido de Alexander Zorniger, está acreditado como una de las fuerzas clave detrás del renacimiento del fútbol alemán en los últimos 15 años. Ragnick ha colaborado decisivamente a consolidar una estructura juvenil sólida que permitió a la selección alemana ganar la Copa del Mundo de 2014. Gastar cantidades obscenas de dinero sin sentido no parece ser su estilo.

"Siempre que Rangnick esté a cargo, creo que habrá una limitación financiera 'a la Wenger'", asegura el analista Philip Oltermann del periódico británico The Guardian. "Hubo mucho tumulto cuando compraron a Davie Selke del Bremen, un futbolista muy joven que apenas estaba acostumbrándose a la Bundesliga. No obstante, comparadas con la Premier League o con los fichajes habituales en ligas como Turquía, las operaciones de Ragnick parecen mucho más delicadas: no se incorporan estrellas cerca del retiro, sino que principalmente se ficha a jugadores jóvenes con potencial".

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Esta teoría está respaldada por los 30 millones de euros gastados por el Leipzig para organizar su propia academia de última generación, un complejo que pretende llenar con el talento de los mejores jóvenes de Alemania. Elias Abouchabaka y Nicolas-Gerrit Kühn, ambos de 15 años, fueron fichados del Hertha Berlin y del Hannover, respectivamente; este año, el Leipzig contrató al técnico Frieder Schrof para supervisar el desarrollo juvenil. Entre otros, Schrof es el responsable de subir a Mario Gómez y a Sami Khedira al primer equipo del VfB Stuttgart. El Red Bull tiene, sin duda, la mirada puesta en el futuro.

El equipo del RB Leipzig saluda a su afición tras un partido frente al 1.FC Heidenheim. Imagen vía RB Leipzig.

"En el futuro, me gustaría que la mayoría de los futbolistas del RB Leipzig hubiesen salido de nuestra propia cantera", dijo en 2009 el fundador de Red Bull, el multimillonario Mateschitz. Solo el tiempo dirá si el Leipzig apuesta de verdad por el desarrollo de sus jugadores o si todo esto no es más que postureo. De momento, sin embargo, todas las acciones del club parecen demostrar que su plan es bastante más complejo que sencillamente llegar a la Bundesliga a base de toneladas de dinero malgastado.

Construir una academia exitosa desde cero es un ejercicio que requiere un control muy profundo del mercado… y mucha paciencia. Raramente apostar por los jóvenes asegura resultados instantáneos y espectaculares. Red Bull, no obstante, lleva años confiando en su escuela de pilotos en la Fórmula 1: el propio Vettel es un producto de su programa de formación.

Sobre el papel, la ciudad de Leipzig tiene la infraestructura suficiente para sustentar el éxito; son el único equipo de un tamaño decente en una ciudad con medio millón de habitantes, con un estadio para 45.000 personas construido originalmente para la Copa del Mundo de 2006 (renombrado, por obvias razones, Red Bull Arena). Ahora, además, por fin cuentan con amplios fondos.

El éxito, sin embargo, es un término relativo. Desafiar al Bayern requiere muchos millones y sin lugar a dudas mucho más tiempo. ¿Invertirá Red Bull el suficiente tiempo y la suficiente paciencia como para lograrlo? ¿Podrá un equipo que ahora mismo es el más odiado de Alemania ser un competidor para el más poderoso de los equipos teutones?

Sigue al autor en Twitter:@NickMiller79