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La tundra siberiana se mueve como si escondiera burbujas de agua subterránea

La terrorífica Siberia.
GIF: YouTube/Siberian Times

Las frígidas estepas de Siberia se están convirtiendo en el epicentro de misteriosos fenómenos geológicos. Los dos últimos años han visto cómo se propagaba un fenómeno insospechado: unos cráteres repentinos han empezado a explosionar desde las entrañas del hielo permanente que recubre su suelo desde tiempos inmemoriales. El mes pasado fue la aparición de un gigantesco abismo en la república de Sakha, un desfiladero que discurre tan ancho y profundo que sus vecinos ya lo han bautizado como "la puerta del inframundo".

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Hoy, apenas unas semanas después, el suelo congelado de la tundra de la remota isla siberiana de Belyy se ha convertido en el escenario de una nueva aberración: la formación de inquietantes y desenfrenadas burbujas subterráneas.

En un video publicado hace unos días por el periódico local Siberian Times, los investigadores Alexander Sokolov y Dorothee Ehrich muestran un tramo aparentemente insustancial de pasto que ha revelado ser una enorme y oculta bolsa de algo, algo que no saben muy bien que es, pero que parece una burbuja subterránea. La grabación muestra que cuando Sokolov hunde sus botas en el dorso de la misma, la tierra se mueve como lo hacen las olas en el mar. Según los científicos rusos, un total de quince formaciones de idéntica naturaleza han sido descubiertas durante este verano.

Los investigadores que han grabado las extrañas imágenes, aseguran que al pinchar la burbuja esta habría expulsado dióxido de carbono y gas metano. Todavía es un misterio cómo se forman estos glóbulos de gas, aunque es probable que una insólita ola de calor haya provocado el derretimiento del hielo permanente que recubre el suelo de la estepa siberiana. De tal forma, que ello habría posibilitado la filtración del gas metano.

El caso es que esta no sería la primera vez que se señala a las filtraciones de metano como la causa de las salvajes anomalías que surcan la inexorable Siberia. Los geólogos sospechan que estos enormes cráteres y sumideros habrían empezado a estallar después que el suelo de tundras anteriores comenzó a derretirse rápidamente. Muchos científicos temen que las emisiones de gases metano provenientes del Ártico puedan "desencadenar calor adicional". Según ha concluido un estudio, se estima que para el año 2100 (un año que quizá solo lleguen a ver uno o dos lectores de este artículo) las emisiones de carbono expulsadas por el hielo permanente serán de 205 mil millones de toneladas. Claro que la pavorosa cantidad solo debería registrarse en el caso de que el cambio climático empeore de ahora en adelante, en cuyo caso los lectores de este artículo no podrán ver absolutamente nada.

La isla de Belyy está enclavada en el mar de Kara, en el océano Ártico y es un destino popular para muchos investigadores que estudian la manera en que el cambio climático estaría afectando a los ecosistemas del norte. La zona es uno de los últimos reductos europeos donde todavía existe una considerable población de osos polares, a quienes los científicos rusos están rastreando con ayuda de collares controlados a través de satélites.

Según relata Sokolov, la isla está padeciendo un verano insólitamente caluroso, lo que ha provocado que manadas de hambrientos osos polares se estén aproximando a la orilla en busca de comida. Parece que el cambio climático está sacudiendo nuestro universo de múltiples formas.