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Identidad

La historia de las vírgenes en el arte

En el mundo occidental, las mujeres virginales han sido tanto alabadas como reprendidas en el ámbito de la literatura, la pintura, la escultura y el cine, a menudo como reflejo directo del pensamiento social del momento.
Photo by Flickr user Jorge Gonzalez

En el año 2002, el Telegraph describió a Britney Spears como "la reina supuestamente casta del pop adolescente". Los inicios de la década de 2000 estuvieron bastante dominados por la especulación acerca de si la cantante era virgen o, de hecho, tal y como ella misma insinuaba, "no that innocent" ("no tan inocente"). En un deliciosamente irónico giro, a finales del año pasado Spears apareciço en un episodio de la serie americana Jane the Virgin bailando al ritmo de "Toxic" con la virginal y cómicamente embarazada protagonista Jane Villanueva (Gina Rodriguez).

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Sin embargo, el modo en que las artes han retratado la virginidad femenina a lo largo de la historia no siempre ha sido tan abierto o sagaz. En el mundo occidental, las mujeres virginales han sido tanto alabadas como reprendidas en el ámbito de la literatura, la pintura, la escultura y el cine, a menudo como reflejo directo del pensamiento social del momento. Tal y como escribe Hanne Blank, autora de Virgin: The Untouched History ("Virgen, la historia incólume"), "Después de todo, vimos en una cultura que no aprecia la ambigüedad en lo que respecta a la sexualidad o la moralidad, y la virginidad está inexplicablemente bañada de ambas".

De la mitología a la Virgen María

En la cultura de la Antigua Grecia, la virginidad se consideraba como la más elevada de las virtudes. En la mitología griega aparecen tres diosas vírgenes en el Olimpo: Artemisa, Atenea y Hestia. Se decía que Artemisa había jurado no tener hijos después de ayudar a su madre a dar a luz a su hermano Apolo, mientras que Atenea alumbraba niños 'mediante sus pensamientos'. Para Atenea, el encuentro entre las mentes era una forma más pura de amor que su mera demostración física, de modo que concedía hijos semidioses a los hombres mortales que amaba mediante la concepción mental.

Hestia era objeto del afecto de Apolo y de Poseidón, pero para evitar conflictos los rechazó a ambos y se juró a sí misma que llevaría una vida virginal. Las tres aparecen en la obra del poeta épico Homero y sus equivalentes romanas (Diana, Minerva y Vesta) también figuran en la literatura de Ovidio. Desde la caza hasta la sabiduría, su estatus de mujeres virginales les concedía grandes poderes.

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Hestia Polyolvos, del siglo VI después de Cristo. Imagen vía Wikimedia.

Civilizaciones posteriores continuaron reverenciando a estas diosas ficticias a través de diversas formas de arte. En el Egipto del siglo VI después de Cristo se confeccionó el tapiz Hestia Polyolvos (o "Hestia colmada de bendiciones") y también se erigieron estatuas con la imagen de Atenea (la Atenea Mattei se exhibe en el Louvre de París, una réplica de la estatua griega original, la Piraeus Atenea, que data del siglo IV a. C.).

Pero por supuesto existe otro icono virginal cuya imagen puede verse en las salas del Louvre: la Virgen María. Conocida como "Santa María", "Madre de Dios" y "Bendita Virgen María" (por citar solo unos pocos ejemplos de sus sobrenombres), fue la figura femenina que más veces se había representado en el arte hasta el siglo XVIII. Desde el arte bizantino medieval hasta el cuadro que Leonardo da Vinci pintó en 1486, La Virgen de las rocas, su imagen sigue teniendo un gran peso incluso en la actualidad. María es el sello distintivo de la religión cristiana y ha sido un constante modelo a seguir para madres y niñas por igual, lo que explica la gran preocupación que ha existido en el mundo occidental por representar su imagen a lo largo de la historia.

"La Virgen de las rocas", por Leonardo da Vinci. Imagen vía Wikimedia.

Las damas sumisas y desenfrenadas de Shakespeare

En la década de 1600, William Shakespeare indagó en la idea de la virginidad como cualidad santificada. Sus personajes femeninos representaban lo que significaba ser virgen dentro de la sociedad patriarcal inglesa en la que él vivía. En Hamlet, Ofelia se corresponde enormemente con el arquetipo de mujer sumisa: obedece las exigencias de su amante y de su padre aunque se encuentra en medio de la lucha que ambos mantienen. Su hermano Laertes le dice que debe "temer" el sexo prematrimonial y le advierte de que "Muchas veces el insecto roe las flores hijas del verano / Aun antes de que su botón se rompa" (o sea, que a los tíos no les interesan las mujeres que ya no son vírgenes).

Pero en ocasiones Shakespeare también representa a las vírgenes como mujeres altamente asertivas. Aunque Julieta, que tiene 14 años, acaba acostándose con su amante en Romeo y Julieta, primero rechaza sus avances haciéndole una pregunta directa: "¿Qué satisfacción obtendréis esta noche?".

El dramaturgo también representó a la Reina Isabel I con un carácter similar. Tras la muerte de la monarca, la ensalzó en su obra Enrique VIII: "Los santos deberán acogerla en su seno, siendo virgen; / Como el más inmaculado lirio se irá / Bajo tierra, y el mundo entero la llorará". Como Reina Virgen, su pureza y su dominio estaban interconectados.

Retrato de la Reina Isabel I perteneciente al siglo XVI. Imagen vía Wikimedia.

Las conquistas en el cine de culto

La virginidad y la idea de 'perderla' están muy presentes en las películas de culto para adolescentes desde la década de 1980. "Los directores tratan de reflejar que la virginidad es una fuente de tensión muy importante durante la adolescencia, lo que genera tanto dramas como comedias", explica a Broadly el catedrático norteamericano de cine Tim Shary. Desde la impactante Kids de Larry Clark, en la que el amoral Telly se acuesta con vírgenes porque están 'limpias', hasta la inquietante y provocativa relación entre Lester —de 48 años— y Angela —estudiante de instituto— en American Beauty, las vírgenes femeninas siguen siendo ampliamente consideradas como presas. Este hecho contrasta diametralmente con el modo en que se representa la virginidad masculina (piensa en American Pie y en Supersalidos, por ejemplo). Tal y como explica Shary, "Existe una diferencia generalizada influenciada por el patriarcado, es decir, que los chicos pueden ir más cachondos y las chicas deben ser más castas. Casi nunca se muestra a las chicas expresando deseos sexuales, incluso aunque quieran tener novio". "Como su interés se centra en el romance, se presupone que las chicas virginales son moralmente rectas, incluso aunque ello suponga acusarlas de ser unas estrechas. En cambio, se considera que los chicos virginales han tenido mala suerte o se les ve como desesperados después de determinada edad". Por supuesto, hay excepciones: Las vírgenes suicidas, de Sophia Coppola (basada en el libro del mismo nombre escrito por Jeffrey Eugenides), muestra a las hermanas Lisbon que, reprimidas por sus devotamente religiosos padres, cautivan a un grupo de chicos de su instituto. Una de las hermanas, Lux (Kristen Dunst), consigue perder su virginidad seduciendo al chico que le gusta, Trip (Josh Hartnett), entre guiños sugerentes y jueguecitos con los pies bajo la mesa del comedor familiar. Más tarde se suicida inhalando el gas del tubo de escape de su coche. Joe, la protagonista del filme de Lars von Trier Nymphomaniac interpretada por Charlotte Gainsbourgh, es un ejemplo más indignante si cabe. Después de perder su virginidad en un decepcionante encuentro con Jerôme (Shia LaBeouf) se ve abocada a llevar una vida llena de encuentros carnales desenfrenados.

Las únicas supervivientes del cine de terror

Tal y como dicta el cliché en las películas de terror, "la virgen siempre sobrevive". Desde Jamie Lee Curtis como Laurie Strode en la primera entrega de Halloween en 1978, la tradición dicta que si un personaje es sexualmente moral no será asesinado, mientras que sus promiscuos amigos son descuartizados por decenas. En su libro Men, Women, and Chainsaws: Gender in the Modern Horror Film ("Hombres, mujeres y sierras mecánicas: el género en el cine de terror moderno"), Carol J. Clover describe este recurso estilístico como la "chica final". Afirma que la mujer casta es moralmente recta y, por lo tanto, no puede ser castigada, lo que le otorga el poder de derrotar al asesino, que con frecuencia es masculino. Sin embargo, cuando se estrenó la película Scream de Wes Craven en 1996, esta teoría quedó patas arriba. Neve Campbell interpretaba a Sidney Prescott, una estudiante de instituto virgen atormentada por el asesino enmascarado. Pierde su virginidad con su novio a mitad de película (irónicamente, su novio resulta ser uno de los asesinos), pero también sobrevive a toda la franquicia En la película de 2007 Teeth, la virginal protagonista se convierte en el personaje que hay que temer. Dawn (Jess Weixler) es una casta adolescente cristiana que sufre una violación a manos del chico que le gusta. Durante el ataque descubre que su vagina tiene dientes y le arranca el pene de un mordisco, destino que le aguarda a todo aquel que trata de mancillarla. Como explica Shary, ella es "capaz de disfrutar del placer sexual por sí misma y de castigar permanentemente a los hombres que le producen dolor sexual". Cómicamente independientes Fuera del género de terror, la virginidad a menudo aparece como motivo de risa. En la película de 1995 Fuera de onda, Cher (Alicia Silverstone) es objeto de burla por ser virgen y no saber conducir en un diálogo que expertamente utiliza la excusa de la mofa por la virginidad para llamar la atención sobre la superficialidad de las adolescentes. En otro gran éxito de los noventa, Crueles intenciones, Selma Blair interpreta a la extremadamente ingenua y virgen Cecile. El dúo formado por el hermanastro Sebastian (Ryan Pillipe) y la hermana Kathryn (Sarah Michelle Gellar) se turnan para seducir a Cecile, lo que desemboca en escenas lascivas —aunque también abiertamente ridículas— como la penosa escena de morreo lesbiano y aquella en la que Sebastian besa a Cecile "ahí". En época más reciente, Emma Stone interpreta a Olive Penderghast en la comedia adolescente de 2010 Rumores y mentiras. Para eludir un viaje de acampada con su mejor amiga y los padres hippies de esta, el personaje de Stone miente acerca de haber perdido su virginidad. Una mojigata chica cristiana de su instituto escucha sin querer la historia de Olive y rápidamente la propaga por todo el campus. En un giro inesperado, Olive se siente encantada con su nuevo estatus de "zorra" del colegio. Durante un breve período, incluso le saca partido, ya que los tíos le ofrecen tarjetas de regalo para que finja que se ha acostado con ellos e incrementar así su popularidad. Con un trasfondo humorístico, la película invierte el mito tradicional de la virgen mansa representando a Olive como una chica resuelta, comunicativa y falsamente orgullosa. Estas películas son una muestra de cómo ha cambiado el modo de representar artísticamente la castidad en la cultura contemporánea. Actualmente, la virginidad se trata en el contexto de la comedia, fomentando un enfoque más relajado a la hora de abordar un tema que históricamente se ha venido tratando con reverencia. Como escribió James Poniewozik en su reseña de Jane the Virgin en el Time: "Esta serie pone en primer plano su virginidad —después de todo, está en el título—, pero no la representa como una carga ni como una cruzada". Cosa que no puede afirmarse sobre la otra virgen cuyo nacimiento celebramos cada año.