El pasado mes, 7.000 residentes y turistas abarrotaron las cinco plataformas marítimas que forman el Cirkelbroen de Olafur Eliasson, el “puente circular” situado en Copenhague. La obra, financiada por la ciudad, sirve como homenaje a la larga historia de vida marítima de la capital y ofrece una nueva perspectiva sobre las vistas de la ciudad, acompañada de una refrescante brisa marítima. El diseño de Eliasson evoca los botes pesqueros de su infancia en Islandia, con las barandillas curvas, hileras de LED y postes con aspecto de mástil que se alzan por encima del canal Christianshavn.
Publicidad
“Para construir mi arte, utilizo a menudo materiales efímeros como el viento, la niebla y las corrientes de agua”, dijo el artista en una declaración. “Ha sido increíble haber tenido la oportunidad de haber construido una estructura como Cirkelbroen, que, por una parte, encarna esta transitoriedad —el cambio atmosférico y el ambiente a primera línea de mar— y, al mismo tiempo, tiene una larga y estable vida por delante al ser un puente”. Esta primera característica se transmite de forma práctica, en la función del puente como puente giratorio que abre el paso a los barcos, y también de forma estética, con las hileras de LED que marcan la transición de la estructura del día hacia la noche. En cuanto a la vida del puente, Eliasson añade: “Hasta 5.000 personas cruzarán este puente cada día. Espero que esta gente utilice Cirkelbroen como un lugar de reunión, y que su diseño en forma de zigzag les haga reducir el paso y detenerse”.A continuación te ofrecemos unas imágenes de la animada inauguración de Cirkelbroen:
Al inscribirte en la newsletter de VICE, aceptas recibir comunicaciones electrónicas de VICE que en ocasiones pueden contener publicidad o contenido patrocinado.
