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lo que está pasando

De cuando Bin Laden dejó que Al Qaeda le diese a las pajas

Un documento recientemente publicado nos muestra la cara onanista de la organización criminal.

Imagen modificada por el autor vía

Hace tiempo, el gobierno de Estados Unidos puso a disposición de todo aquel que le interesara una página web que almacenaba todo ese material que se confiscó durante la llamada Operación Lanza de Neptuno, es decir, la maniobra de asalto al complejo de Osama Bin Laden en Abbottabad, Pakistán, que provocó la muerte del líder y fundador de Al Qaida. Pocas horas después el gobierno estadounidense tomaría la extraña decisión de lanzar el cuerpo del terrorista al mar. Este dato es irrelevante para el presente artículo pero me parece algo tan demencial que merece ser recordado.

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Este pasado mes de enero tuvimos la suerte de recibir un nuevo paquete de material desclasificado a través de la página mencionada en el primer párrafo y, entre las más de cuarenta cartas que componían este nuevo lote, pudimos encontrar una misiva llamada Carta a Abu Muhammad Salah. Hasta aquí todo normal.

El documento en sí empieza siguiendo los cánones de lo que podríamos considerar una carta tipo proveniente de un individuo que lidera un grupo militar rebelde con fuertes convicciones religiosas. Ese "en el Nombre de Dios, el Misericordioso, el Compasivo" que encabeza la nota no nos está preparando en absoluto para lo que, en unos párrafos más abajo, nos encontraremos.

La primera parte del texto  —justo después de los pertinentes saludos y deseos de buenos augurios— el remitente divaga sobre cuestiones logísticas y diplomáticas en asuntos relacionados con la liberación de rehenes. Luego se cita el discurso de un, digamos, predicador del sufismo islámico en el que este concreta su odio hacia Estados Unidos. Por lo general se trata de varias "instrucciones" que los líderes de otros destacamentos deberán aplicar en sus gestiones diarias, en fin, nada realmente interesante ni relevante.

Luego llega el punto fuerte: un "asunto muy especial y de alto secreto" como se apunta en la carta. Sí, ya estamos llegando, este es el punto en el que estos tipos barbudos hablan sobre zurrarse la sardina.

En este último apartado se relata la preocupación de Bin Laden por las cuestiones onanísticas de sus soldados y compañeros, quienes se encuentran en una situación de celibato total o muy lejos de sus señoras esposas. Cito textualmente "este asunto es un problema que atañe a todos esos hermanos que están contigo en su desafortunado celibato o que sufren la falta de disponibilidad de esposas a causa de las condiciones que se les han impuesto". No quiero demorarme demasiado pero encuentro obligado resaltar eso de "falta de disponibilidad de esposas", como cuando en el supermercado se quedan sin Boca Bits. Luego prosigue, "Dios no se avergüenza de la verdad. Tal como lo vemos, no tenemos ninguna objeción a aclarar a los hermanos que pueden, en tales condiciones, masturbarse, ya que se trata de un caso extremo". E insiste, "no hay duda de que los hermanos están en un estado de extrema necesidad".

Pero Bin Laden también considera que esta iniciativa podría resultar perjudicial para todos aquellos "hermanos" que no estén familiarizados con la masturbación, produciendo entonces unos terribles efectos secundarios; su dilema reside en saber qué efectos positivos podría generar y qué efectos negativos acarrearía una potencial nueva ola onanística entre sus filas. El líder de Al Qaida también se pregunta cómo sugerir estos a sus tropas, de qué forma hablarles y animarles a masturbarse para superar tensiones. Osama, humilde, pide la opinión del destinatario sobre el tema y termina con un "¿crees que esto puede ayudar a resolver el problema? ¿O crees que debemos evitar proponerlo y seguir la recomendación de "paciencia total" y buscar ayuda a través del ayuno?". En fin, así estaban las cosas en las barricadas.

Estas líneas sexuales pueden sorprendernos —viniendo de quien vienen— pero no debemos olvidar que estamos hablando de un hombre en cuyo complejo asaltado por los estadounidenses se encontraron cantidades ingentes de documentos, entre ellos cartas de amor a su esposa y una colección muy abundante de vídeos pornográficos de corte moderno y contemporáneo. Supongo que es bonito ver como ni los más fieles adeptos a esas religiones menos condescendientes con la materia sexual pueden resistirse a la eterna llamada del autoplacer.