Sí, los rivales del Madrid han sido flojísimos... pero la final vale igual

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al final lo que cuenta es estar ahí

Sí, los rivales del Madrid han sido flojísimos... pero la final vale igual

El Real Madrid se ha enfrentado a equipos netamente inferiores en su camino hacia la final de la Champions League, pero... ¿a quién le importará eso en diez años?

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La pasada temporada, los Golden State Warriors ganaron el anillo de campeones en la NBA. Aunque su juego era fresco y vistoso, muchos analistas coincidieron en una cuestión: los Warriors habían tenido "suerte" en su camino hacia el triunfo, porque los rivales más duros o bien habían caído previamente o bien habían sufrido plagas de lesiones cuando les tocaba enfrentarse a los californianos.

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Evidentemente, a Steph Curry, Klay Thompson y compañía —y a todos sus fans—, todo eso les trajo sin cuidado. Lo único importante es que Golden State volvía a ser campeón 40 años después.

Una temporada más tarde, el Real Madrid ha alcanzado la final de la Champions League de Milán. Su juego seguramente no es tan fresco y vistoso como el de los Warriors, pero muchos analistas repiten la fórmula que aplicaron al equipo estadounidense: el Madrid ha tenido "suerte" en su camino hacia el triunfo, porque los rivales más duros etcétera etcétera.

¿Les importa eso a Cristiano Ronaldo, Gareth Bale y compañía —y a todos sus fans—?

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Creo que es objetivamente cierto, y no pasa nada por decirlo, que el Real Madrid ha tenido fortuna en los cruces. Sus rivales han sido la voluntariosa pero desorientada AS Roma, un VfL Wolfsburgo muy distinto al del año pasado y un Manchester City directamente lamentable. Ello, no obstante, no debe ser óbice para quitar valor a la campaña madridista si tenemos en cuenta las circunstancias del equipo.

Cabe recordar que el Real Madrid empezó la temporada con Rafa Benítez en el banquillo, una decisión más que discutible del presidente Florentino Pérez: prescindir de Carlo Ancelotti, el hombre que había logrado la ansiada Décima, no pareció —ni tampoco fue, visto lo visto— una receta adecuada para el crecimiento del equipo.

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Cuando llegas al Real Madrid con aura de salvador. Foto de Juan Medina, Reuters

A media temporada, Benítez fue destituido debido a sus malos resultados y a su envenenada relación con el vestuario: ambos problemas eran previsibles si tenemos en cuenta la naturaleza excéntrica de Rafa. Zinedine Zidane, leyenda del club como jugador, fue el elegido para sustituirle en una decisión cuando menos atrevida del presidente.

El Madrid de Zidane tuvo algunos partidos buenos en Liga, pero en líneas generales no mejoró sensiblemente el rendimiento —ni el juego— que el equipo había desarrollado con su predecesor. Los futbolistas, sin embargo, parecieron más motivados… o al menos más dispuestos a escuchar.

El punto clave de la campaña madridista fue la victoria en el Camp Nou. El FC Barcelona llegó al partido como absoluto favorito, pero el resultado no fue el esperado: el Barça tomó algunas malas decisiones, el Madrid detectó la grieta, los culés perdieron la confianza y los blancos terminaron imponiéndose gracias a su fe inquebrantable y a la calidad del trío de delanteros.

Cuando dejas al máximo rival con un palmo de narices en su propia casa. Foto de Juan Medina

La victoria fue un subidón de moral tremendo para el equipo madrileño y un golpe muy duro para el catalán. No puede decirse que el juego del equipo de Zidane mejorara sensiblemente, pero la convicción de sus futbolistas se multiplicó… y eso se notó tanto en la Liga como en la Champions.

En Europa, como decíamos, los madridistas tuvieron fortuna en los cruces.

(Aquí debo hacer un paréntesis para aclarar una cuestión: no estoy diciendo en ningún caso que esa suerte tuviera que ver con manos negras, platinatos o demás mierdas. Quiero creer que el bombo depara suerte o desgracia de forma totalmente aleatoria; es mucho más constructivo verlo así que amargarse pensando que todo está amañado. Cierro paréntesis)

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¿Están las bolas calientes? ¿Existe la mano negra? Y sobre todo, si mi abuela tuviera ruedas, ¿sería una bicicleta? Foto de Denis Balibouse, Reuters

En la primera ronda —antes del Clásico del Camp Nou, eso sí— les tocó la AS Roma. Durante la temporada, los romanos sustituyeron a su entrenador, Rudy Garcia, debido especialmente a la dolorosa derrota en Barcelona en la fase de grupos. Luciano Spalletti, un excelente técnico que ya conocía la casa, fue su sustituto.

Frente al Real Madrid, los romanistas jugaron dos partidos… correctos. El equipo italiano sufría una guerra interna debido al inevitable final de Francesco Totti, pero aún así logró recomponerse mínimamente y generar ocasiones frente a los blancos. Los Edin Džeko, Mohamed Salah y compañía consiguieron tirar a puerta varias veces durante la eliminatoria, pero fallaron ocasiones clamorosas y terminaron hincando la rodilla sin demasiada resistencia.

El resultado no sorprendió a nadie; para ser honestos, no obstante, el juego del equipo blanco tampoco impresionó demasiado.

Cuando lo intentas como buenamente puedes pero el rival sencillamente es demasiado bueno para ti. Foto de Juan Medina, Reuters

En la siguiente ronda, al Madrid le tocó el VfL Wolfsburg alemán. El club de la Volkswagen protagonizó una excelente campaña en la 2014-15, especialmente gracias a la brillantez de Kevin de Bruyne… un jugador que en verano se marchó al Manchester City. Esta temporada, los sajones han sufrido para mantener el nivel; cuando se enfrentaron al Madrid, el Wolfsburg ocupaba la octava plaza en la Bundesliga.

Aún así, en la ida, los alemanes sorprendieron con un inesperado 2-0; en la vuelta, sin embargo, los 90 minutos se les hicieron 'molto longos' en el Bernabéu en una noche sencillamente brillante de Cristiano Ronaldo. El luso aplastó al Wolfsburg con tres goles y una actuación soberbia. Ese día, el estadio estableció una fuerte conexión con el equipo: quizás no fueran brillantes, pero les ofrecían noches mágicas… y eso, en fútbol, tiene mucho más valor.

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El último rival del Real Madrid antes de Milán fue el Manchester City de Manuel Pellegrini.

Aquí aviso que no voy a ser objetivo, porque el City me parece una mentira como la copa de un pino. Las semifinales que jugaron frente al equipo blanco fueron sencillamente indignas: en la ida, los mancunianos tiraron una única vez a puerta… en el minuto 92; el partido de vuelta fue aún más infame, con un Yayá Touré que se dedicó a andar y un Kun Agüero totalmente irreconocible.

Cuando te das cuenta de que tus compañeros de equipo son unos mataos de cuidado. Foto de Juan Medina, Reuters

Realmente, la extrema 'lamentabilidad' del City daría para muchísima literatura: Pep Guardiola tendrá un montón de trabajo este verano. Pocas veces hemos visto una plantilla con tanta calidad… y a la vez, tan extremadamente descompensada y mal construida. Es como si medio equipo quisiera correr y medio equipo quisiera tener la pelota.

En estas condiciones, la victoria blanca era prácticamente inevitable: Gareth Bale se encargó de certificarla en el partido de vuelta, y sin haber jugado con demasiada brillantez, el equipo madrileño se llevó el gato al agua para alegría de su afición. El City, demostrando su paupérrimo nivel, tiró una única vez entre los tres palos.

Volvamos, no obstante, al argumento del principio: todo esto no es culpa del Real Madrid. La Champions League no es una competición perfecta: este año hemos visto caer a equipos brillantes, como la Juventus de Turín, en primera ronda, mientras que el City nos ha torturado hasta las semifinales. En este torneo, la fortuna es un componente más; la pelota puede ir dentro y llevarte a la gloria… o rebotar en el poste y dejarte fuera. El árbitro puede equivocarse en tu contra y expulsar a un jugador que no había hecho falta, o a tu favor y regalarte un penalti.

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Es lo que hay.

Nadie, sin embargo, alcanza una final europea solo por casualidad o suerte. Ningún campeón lo es más que otro.

Cuando acabas de alcanzar una final de Champions y te da igual todo. Foto de Paul Hanna, Reuters

Este año, el Real Madrid ha hecho su trabajo de forma profesional. Zidane ha conseguido que los jugadores crean en sí mismos, el equipo ha conectado con la afición… y finalmente los blancos han alcanzado una final de la máxima competición europea, un logro que merece todo el crédito del mundo.

¿Quién recordará, en diez años, contra quién se cruzaron, si el City era malo o si Džeko las mandaba todas a la grada?

¿A quién le importará?

El autor es bastante 'hater' del Manchester City, pero de vez en cuando dice alguna cosa decente en Twitter: @kj_mestre