Messi y compañía siguen de gira y en la más reciente parada en Wembley se llevaron cuatro goles y un bailecito. Los rojos del Liverpool atacaron desde el primer minuto y para mediados del segundo tiempo el partido estaba facturado, envuelto y entregado.Los discípulos de Klopp, aprovecharon que el Barcelona padece el jet lag de los equipos en preparación: imprecisos, poco intensos y sin cohesión entre las piezas fundamentales. El primer gol es, en cierto sentido, una muestra exacta de esa parsimonia.No solo el primero. El segundo, nomás iniciado el tiempo suplementario evidenció a una defensa que se vio obligada a correr hacia su propio marco para defender un centro raso desde la banda. Mascherano barrió bravo pero fue el último en tocar el balón.Ni bien se reanudó el juego, de nuevo, ahora Busquets, lento, poco diestro, enredado de ideas, regaló un balón detrás de su medio campo en plena salida para el tercero.Messi y Suarez estuvieron presentes pero solo uniformados: pesaron poco, desequilibraron menos y el envalentonado equipo inglés dominó a placer el segundo lapso. El cuarto, fue, digamos, puntuación extra por el esfuerzo demostrado.Cada vez están más cerca las jornadas inaugurales de los juegos y al Barcelona quizá en el plan de pretemporada le falta entrenar el ser goleado.
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