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Cultură

Tres formas que usa tu dealer de cocaína para engañarte

A falta de un mercado legal y regulado de cocaína que permita acceder a productos menos adulterados, a los consumidores les toca meterse todas las sustancias con las que la cortan.

Foto por Zxc vía.

Los cocainómanos —como muchos otros usuarios de drogas— son sobrevivientes de la falta de información y la doble moral del consumo. El costo, para ellos y para la sociedad, es alto, pero son muchas las decisiones de alto poder que se han tomado aprovechando la lucidez y fluidez que da la cocaína y el whisky.

Cada vez, con más valor y menos pena, salen del clóset asumiendo su consumo y hablando de la cocaína más allá de los cultivos, el narcotráfico o la guerra contra las drogas. Encontrarse entre iguales que han tenido los mismos placeres y muchas veces los mismos sufrimientos, les ha permitido darse cuenta de que el asunto no es color de rosa. Son muchas las consecuencias que padecen los cocainómanos en el silencio de sus cuerpos y la intimidad de sus hogares por culpa del abuso de cocaína, pero también por culpa de la mala calidad y adulteración de la misma.

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Es por eso que no fue complicado darse cuenta, revisando los resultados de estudios internacionales y locales, que la mayoría de las veces han timado a los cocainómanos y que siguen convencidos de que están consumiendo lo mejor que el mundo puede ofrecer. Tal y como pasa con el café, el mejor se va, y lo peorcito del producto se queda. Por simple olfato y experiencia me he arriesgado a recoger los tres timos más recurrentes que te hacen creer que estás consumiendo buena coca, cuando, en realidad, te estás metiendo pura harina por la nariz.

¡Qué buena cocaína, no me deja dormir! Es cafeína

La cocaína es un estimulante del sistema nervioso central que aumenta la atención y la alerta, lo cual se transforma en falta de sueño cuando hay abuso. Sin embargo, muchas veces, y con pocas dosis, los consumidores dicen padecer de insomnio sin tener una mejor opción que dar vueltas en la cama, tener paciencia, masturbarse, tomar té o tragar calmantes.

Revisando por encima los estudios de universidades y redes de reducción de daño en el mundo, uno de los principales adulterantes de la cocaína es la cafeína. Si bien el efecto estimulante de la cafeína es menos intenso que el de la cocaína, puede ser más prolongado y, por lo tanto, no es la cocaína pura, cuyo efecto es más intenso pero mucho más corto, lo que te tiene despierto, sino el efecto potenciado de la combinación de dos estimulantes del sistema nervioso central.

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Qué buena cocaína, me anestesió la lengua. Es un anestésico local

Es bastante común ver en las películas y series gringas cómo, después de echarse una línea de cocaína, pegan en la punta de los dedos los residuos que quedan sobre la mesa para luego esparcirlo por las encías y sentir su fuerza anestésica. Muchas veces esta anestesia no llega de los alcaloides de la cocaína sino de la presencia de anestésicos locales tales como benzocaína, procaína, tetracaína y lidocaína, que se escapan y cuelan tanto de aquellos envíos que van hacia las salas de odontología, como a la fabricación de otras composiciones farmacéuticas.


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Todos estos anestésicos locales fueron diseñados inicialmente a partir de la estructura química de la cocaína, modificándose hasta obtener una mayor potencia anestésica y menos efectos sicotrópicos. Sin embargo, los efectos cardiotóxicos de estas sustancias permanecen y pueden potenciarse con los efectos inherentes a la cocaína pura. Entonces, no es que la cocaína paralice muy rico, es la presencia de anestésicos que te dejan listo para arrancarte una muela. También podrían estar relacionadas estas sustancias a la taquicardia, especialmente la lidocaína, que suele ser el anestésico más utilizado como corte.

Que buena cocaína, me mandó a cagar. Es levamisol

Sé de primera mano casos donde, antes de que el dealer llegue a varios consumidores, la ansiedad los manda a cagar al baño. Pero la mayoría de ocasiones esto ocurre después de la primera línea. ¿La razón?

Sabemos que el levamisol le disputa el primer puesto a la cafeína como principal adulterante en el clorhidrato de cocaína: tiene sentido, ya que, al igual que el perico, también puede olerse. Es la sustancia más utilizada para cortar los "ladrillos" de clorhidrato de cocaína que se exportan a los países altamente consumidores, básicamente porque su apariencia cristalina le da un aspecto brillante, da falso positivo en las pruebas fisicoquímicas que aplican tanto las autoridades como los mismos narcos para medir la "pureza in situ", y porque la reacción de sus componentes en el cuerpo produce un incremento del metabolismo, que puede simular la estimulación central de la cocaína.

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El levamisol fue alguna vez usado en humanos pero salió del mercado por sus daños hematológicos (altera el sistema inmunológico, aun no se sabe si expone a una persona de forma permanente a una mayor predisposición a infecciones de todo tipo y a otras potenciales alteraciones) y hoy en día se usa sólo en animales como desparasitante. Entonces, la frase "qué rico perico, me mandó a cagar" puede ser el efecto secundario asociado a este tipo de corte.

Un pilón:

Para terminar, prácticas comunes y naturalizadas para el consumo de cocaína, tales como la combinación con alcohol, resultan ser mucho más riesgosas que el consumo "a secas", en especial porque la cocaína, al metabolizarse en el organismo junto al alcohol, genera otra sustancia denominada cocaetileno, que tiene una mayor toxicidad cardiaca. Por la presencia de fenacetina, otro adulterante común en la cocaína, resulta ser una sustancia asociada a toxicidad hepática (en el hígado).

Así las cosas, las opciones no son muchas y mientras los consumidores de cocaína sigan negándose y guardándose para sí las evidentes consecuencias para su cuerpo, poco podremos hacer para controlar los daños. Es muy importante hablar con el médico sobre el tema y exigir su secreto profesional, hacerse exámenes regulares como electrocardiograma, de hígado, sangre y sistema renal.

A falta de un mercado legal regulado de cocaína que nos permita acceder a cosas menos adulteradas, y el poco apoyo del Estado a las organizaciones sociales que se preocupan por analizar las drogas que consume la gente, a los consumidores de cocaína, como a los demás consumidores de drogas ilegales, les ha tocado conocer, no la mejor droga, sino la que menos daño les hace a través del ensayo y el error. Muchas veces no es lo más puro lo que se puede consumir: a veces es lo que mejor equilibre la balanza entre el riesgo y el placer.