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Cultură

Algunos indonesios encierran a los enfermos mentales en pésimas condiciones

Muchos creen que la esquizofrenia es producto de una posesión demoniaca o una maldición. Por esta razón, las familias a veces encierran a sus seres queridos en cabañas o en patios traseros durante años.

Una mujer de 24 años de edad encadenada a la base de una cama en el centro de sanación Bina Lestari en Java Central. Se deprimió cuando su esposo la abandonó a ella y a su hija para casarse con alguien más. Fotos por Andrea Star Reese.

Por desgracia, en algunas partes de Indonesia, las enfermedades mentales se siguen malinterpretando. Por ejemplo, muchos creen que la esquizofrenia es producto de una posesión demoniaca o una maldición. Por esta razón, las familias a veces encierran a sus seres queridos en cabañas o en patios traseros durante años.

La práctica se conoce como pasung y, según un informe de 74 páginas realizado por Human Rights Watch, se estima de 18 mil individuos están sometidos a este tratamiento en toda Indonesia.

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VICE habló con Kriti Sharma, la autora del informe, sobre algunos de los casos que vio, de qué clase de rehabilitación van a recibir las personas que fueron liberadas y de cómo se podría poner fin a esta práctica en Indonesia.

Nota: El informe utiliza el término "discapacidad sicosocial" para referirse a las enfermedades mentales. Ese es el término que vamos a utilizar.

Una mujer encadenada en una habitación en la parte trasera de la casa de su familia en Ponorogo, en Java Oriental. Come, duerme y defeca en la misma habitación.

VICE: ¿Puedes contarme más sobre el papel que juegan las creencias culturales en este problema?
Kriti Sharma: No es algo exclusivo de las zonas rurales. En Jakarta todavía son muy supersticiosos, incluso en la capital. Una vez conocí a un hombre que acudió a 27 curadores espirituales para su hija antes de consultar a un médico. Y no hablamos sólo de personas con un bajo nivel educativo. También hablamos de personas con títulos universitarios. La gente sigue creyendo que las condiciones sicosociales son resultado de una maldición o una posesión demoniaca. Sin embargo, este encierro sí es más común en áreas donde no hay acceso a servicios.

Viajaste por toda Indonesia mientras escribías el informe. ¿Me puedes hablar sobre algunos de los casos que viste?
El peor caso que vi fue el de una mujer que llevaba 15 años encerrada, que comía, dormía, orinaba y defecaba en la misma habitación. Al principio la encerraron por dañar las cosechas de sus vecinos. Como su padre estaba harto de tener que pagar por los daños y los curanderos no hacían que mejorara, decidió encerrarla en uno de los cuartos de la casa. Las ventanas estaban parcialmente selladas, mis ojos tardaron en acostumbrarse a la oscuridad. Cuando lo logré, vi a una mujer agachada en el piso, totalmente desnuda, entre una pila de basura.

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Estaba tan desesperada por salir que utilizó una de la piedras que le lanzaban los niños del vecindario para romper el piso de cemento, cavar y escapar. Cuando su padre se enteró, le ató las manos a la espalda. Como ya no podía usar sus manos, si quería comer, tenía que agacharse hasta que su cabeza llegara al nivel del suelo. Ya había perdido la movilidad en sus piernas. Tenía que arrastrarse y tratar de sentarse en el piso. No hay palabras para describir las condiciones en las que la encontré. La trataban peor que a un animal. Es horrible pensar que una persona vivió entre su propio excremento y orina por casi 15 años encerrada en una habitación, aislada y sin cuidado alguno. Al menos ya está en libertad.

Este hombre vivió nueve años encadenado en una habitación en la parte trasera de la casa de su familia en Cianjur, en Java Oriental.

¿Qué pasa con todas estas personas cuando dejan de estar en confinamiento? ¿Es posible una rehabilitación?
Conocí a varias personas que vivieron encerradas muchos años. Con frecuencia no pueden hablar y sufren de atrofia muscular porque no pueden caminar o moverse. Sin embargo, con el apoyo y los servicios adecuados, su condición mejora rápidamente y son capaces de tener vidas productivas. Conocí a una mujer de 29 años con una discapacidad sicosoldial que vivió cuatro años encerrada en un establo por órdenes de su padre. Cuando la liberaron, tuvo acceso a atención medica y sicológica. Después de eso, fue capaz de llevar una vida normal. Hasta empezó su propio negocio vendiendo pasteles de frijol de soya fermentado en un puesto a un lado de la carretera.

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¿Cómo hablas con las familias que tratan así a sus seres queridos? ¿Cómo te responden?
Es importante entender que las familias utilizan este encierro como su último recurso. Es mu difícil para un padre o un hermano tomar la decisión de encerrar a un ser querido. Casi todas las familias con las que hablé me dijeron que encerraron a estas personas porque sentían que no tenían otra opción. Es por eso que el gobierno tiene que esforzarse más para ofrecer alternativas humanas y acceso a servicios de salud mental, así como otras formas de apoyo.

¿Entonces no crees que la simple empatía sea suficiente para erradicar el pasung?
No, no se trata de empatía. No podemos evitar sentirnos mal por ellos. El punto es asegurarnos de que se respeten los derechos humanos. En Indonesia, según la ley, estas personas no tienen los mismos derechos. Sus familiares toman las decisiones por ellos.

Antes de morir, este hombre vivió encadenado a una plataforma en el centro de sanación tradicional Kyai Syamsul en Brebes, en Java Central.

Pero seguro la empatía puede ser una de las cosas que nos motive, ¿cierto?
Claro, es por eso que dedicamos tanto tiempo en tomar fotos y grabar videos para mostrar la realidad de este encierro. Porque muchas personas no lo han visto con sus propios ojos. Sin saberlo, podrías ser vecino de una familia que tiene encerrada a una persona.

¿Y cómo crees que sea posible erradicar la superstición que genera este problema?
Una forma sería enfatizar los ejemplos positivos de personas que solían estar encerradas pero que ahora ya se reintegraron a la sociedad, son independientes y tienen empleo.

Por último, dices que esta es una de las investigaciones más difíciles que has hecho. ¿Por qué?
Antes de venir a Indonesia, ya había visto fotos de personas encerradas o películas de personas encerradas en casa o en una institución. Pero nada te prepara para la realidad y el horror de ver a una persona que estuvo 15 años encerrada en pésimas condiciones. Muchos dijeron que era como vivir en el infierno. No encuentro otra forma de decirlo. En verdad es un infierno.

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