Pachecos explican por qué prefieren fumar mota culera

Llegó la era de los pachecos en Estados Unidos. Cada vez más estados legalizan o despenalizan la mariguana, la ciencia le encuentra cada vez más usos medicinales y la calidad de la hierba mejora con cada temporada. Como dijo T. Kid, el corresponsal de mota de VICE, "En vez de la mota frondosa llena de cocos que abundaba hace diez años, ahora tenemos acceso a flores de cannabis artesanales teñidas de blanco con cristales de THC. Hoy en día, la mota es más bonita, huele mejor y te pone mucho más pacheco que antes".

Todo eso está muy bien pero yo prefiero la mota culera.

Pero tardé mucho en darme cuenta. En la universidad, vivía con unos pachecotes y siempre fumábamos la mejor mota que encontrábamos, con el mejor servicio de entrega. El problema era que esa cosa me ponía tan pendejo que no podía ni hablar.

Una vez llevé a casa una de estas cepas —Blue Dream o Silver Haze o algo así— para compartirla con mi mamá, una mujer muy cool que en la década de los 70 fumaba toques del grosor de un dedo como si fueran cigarros. Como muchos otros adultos al tener hijos, dejó de fumar mota por décadas y no tenía idea de lo mucho que evolucionó la droga en los últimos 30 años. Después de darle un jale, quedó impresionada con el sabor y dijo que se sentía muy bien. Dos jalones más y tuve que llevarla a su cama y acostarla como si yo fuera el papá. Para ella, fumar mota moderna era como fumar opio.

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Ahora, años más tarde, por fin entiendo cómo se sentía mi mamá. Me gusta fumar mota con mis amigos, es decir, armar varios toques y fumarlos durante horas mientras platicamos. Pero no puedo hacer lo mismo con mota medicinal, "kush", "wax" o cualquier otra modalidad que contenga más de 20 por ciento de THC.

Aunque suene raro, extraño la mota que compraba en prepa: bolsas de 30 pesos con mota verde como pasto que parecía (o tal vez sí era) orégano. Esa mota es para la mariguana medicinal como una Budweiser para cualquier cerveza artesanal de las que todos maman hoy en día; podría fumarla todo el día con y andaría perfecto. Cada que menciono esto con pachecos profesionales, me dicen que estoy chavo, que me compre un vaporizador o que consiga un disco usado de Sabbath y me la jale escuchándolo. Pero con el tiempo encontré a más pachecos que compartían mi punto de vista. Esto fue lo que dijeron varios amantes de la cannabis, que prefirieron mantenerse en el anonimato, sobre por qué les gusta la mota de mala calidad.

Me gusta la mota barata porque crecí en África, donde venden hash y mota de mala calidad. Se siente bien pero no te pone mucho. Me gusta porque no es tan yonqui ni en el efecto ni en la cultura. Me gusta quitarle los cocos y deshacerla. La comunidad con la que fumas esa cosa generalmente es más relajada. Además, no te pone tan pacheca, no te noquea y no te produce esa ansiedad que siempre te da con la mota más fuerte.

También puedes fumarla todo el día sin sentirte como un perdedor (dijo la pacheca).

La mota moderna es demasiado buena. También odio los bongs y la parafernalia para fumar mota. Me gustan mis toques como me gustan mis mujeres: delgadas y con estilo.

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Mi amor por la mota mediocre nació cuando fui a Jamaica de viaje con mi familia. Lo primero que hice al llegar fue platicar con el bartender del hotel para preguntarle dónde podía conseguir mota. Me dijo que le diera 50 dólares y al día siguiente llegó con una bolsa enorme de mota de la fea, con semillas, tallo y todo el rollo. Pero me encantó. Podía fumar mucha y me sentía muy relajado. Además, estuve escuchando música de los años 60 y 70 en la playa todo el tiempo y sentía que había regresado a esa época.

Desde entonces extraño ese tipo de mota. La mariguana de hoy en día es demasiado potente para ciertas situaciones. Si quiero fumar y estar solo o con mis amigos, está perfecta. Pero si tengo que hacer algo, como hablar en público, estar con mi familia o cosas así, entonces es demasiado. Muchas de las cepas hoy en día según reducen la ansiedad pero no es cierto porque tienen un contenido muy alto de THC. En mi opinión, la única forma de ponerte levemente pacheco es fumando mota con muy bajo contenido de THC, o sea, mota fea.

Si quieres funcionar como ser humano, entonces la mota barata es la mejor opción. Puedes fumar toda la que quieras sin problema. Hoy en día, en esta sociedad tan acelerada, lo último que necesitas es fumar de esa hierba súper poderosa que hace que te retuerzas y te quedes viendo a la pantalla del teléfono en vez de seguir cotorreando con tus compas o seguir con tu vida diaria.

Ya ni siquiera fumo mota; es muy fuerte. Pero si voy en mi camioneta por las montañas de Oaxaca y me detengo en San José del Pacífico, me compro una bolsa de hongos y dos ramas de la mota más culera que hayas visto por 200 pesos. Guardo las semillas en mi cartera y se las doy a mi chica cuando regreso a la Ciudad de México para que las eche en una maceta que tiene junto a la ventana y luego nos armamos un toque gordo y dejamos que se consuma. Le doy una o dos fumadas pero ese olor a bosque me revive. Además, antes me robaba la mota que mi papá cultivaba y me la fumaba solo. Si tuviera que escoger entre fumar un toque enorme lleno de cocos y fumar de esa mota súper potente que cuesta como mil pesos la onza y la vende un adolescente en bici, obvio prefiero fumarme ese toque.

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Me encanta la mota de mala calidad porque así era la que fumaba cuando vivía en Varsovia. La mota polaca estaba llena de químicos y te ponía muy mal. Te daba cruda y, si fumabas mucho, hasta te provocaba alucinaciones. Tenía muchas semillas, era muy seca y hasta tenía ceniza. No había mota "de la buena". Sólo podíamos conseguir de la culera y era la que todos fumaban.

Además, era muy barata. El gramo costaba 30 eslotis polacos (alrededor de 150 pesos), aunque probablemente nos daban menos de un gramo porque nadie tenía básculas. Me recuerda a mi país natal. Por eso, ahora que vivo en Berlín, hago lo posible para conseguir la mota de peor calidad que venden los migrantes africanos en Kreuzberg. Es una forma de sentirme nostálgica y al mismo tiempo fumar todo el día sin sentirme mal.

No es que prefiera la mota fea pero no me gusta perder el tiempo buscando lo mejor cuando puedo conseguir mota muchísimo más barata.

Fui dealer por muchos años y sé que hay mejores hierbas pero, para mí, lo único que importa es ponerte pacheco. No necesito fumarla por cuestiones médicas. Antes vendía mota barata a 200 o 300 pesos la onza y de la buena a 600. También conozco a un güey que puede conseguirme una onza de la chida a 800. Y tengo amigos que venden hidropónica y cosas así por 3 mil pesos o más la onza.

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Si fumara una vez al año, entendería ese gasto. Pero para los que fuman todo el día como yo, es ilógico gastar tanto en mariguana que ni siquiera es tan buena. Como soy joven y estoy quebrado, esa mota es como vino. Claro, una botella cara de vez en cuando está muy bien para una reunión con tus amigos. Pero si sólo me quiero drogar, que es normalmente el caso, una bolsita de mota de 100 pesos es todo lo que necesito.

He escuchado a muchos decir que la mota barata les da dolor de cabeza y que por eso prefieren la mota de calidad. Para mí, es como si dijeran que se sienten mal cuando comen gluten. Sí, obviamente te vas a sentir cansado y gordo después de empujarte una pizza completa.

Los estadounidenses idolatran o idealizan la cultura rastafari, en especial la mota, pero esos güeyes fuman la peor mariguana que existe. Y aún así son felices fumando esa mota, no como la mayoría que prefiere pagar cantidades absurdas por bolsitas del mejor producto. Mi lógica es: si estoy pacheco, estoy feliz. Mota es mota.