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Identidad

Pánico Satánico: la historia de la unidad policial anti-ocultismo de Sudáfrica

En septiembre de 1999, Rina Radloff, una millonaria de 51 años, fue encontrada muerta en su lujosa mansión en Sudáfrica. Había sido apuñalada después de haber abierto la puerta de su casa.

(Foto por Steve Isaacs vía)

En septiembre de 1999, Rina Radloff, una millonaria de 51 años, fue encontrada muerta en su lujosa mansión en Sudáfrica. Había sido apuñalada después de haber abierto la puerta de su casa. Un rastro de sangre llegaba hasta su estudio en el primer piso. Una nota con una adivinanza sin sentido fue dejada encima de su escritorio. La policía encontró "dibujos extraños" en un cuarto en la planta baja: imágenes de estrellas de cinco picos y figuras sombrías.

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Dos semanas después del asesinato, la policía recibió notas por fax que contenían detalles que sólo el asesino podría saber. Se empezó a sospechar del ex esposo de Radloff, quien se había casado con Antoinette Radloff, una mujer excéntrica conocida por su inclinación por lo "oculto". Las investigaciones comenzaron cuando Antoinette fue llevada a interrogatorio. Fue un largo proceso plagado de artículos sensacionalistas en tabloides que decían que ella era capaz de "transformarse" y de "mover cosas con los ojos", y terminó con su suicidio en diciembre de 2000.

Dos años después, dos jóvenes del municipio vecino fueron sentenciados a cadena perpetua tras haber sido acusados del asesinato de Rina. Estos confesaron que Antoinette los había contratado. Un extraño caso llegó a una conclusión mundana, aunque los medios locales pasaron algo por alto: fue el Doctor Kobus Perro de Dios Jonker, el presidente de la Unidad de Delitos Relacionados con el Ocultismo de Sudáfrica, quien interrogó a Antoinette debido a la naturaleza "oculta" del caso.

Esta Unidad Ocultista era —y probablemente sigue siendo— la primera y única de su tipo. Jonker la fundó en 1992 bajo petición del ex Ministro de Orden y Justicia Adriaan Vlok durante los últimos siete días del Apartheid. No obstante, su origen se remonta a los años 80 con el abuso ritual satánico.

El fenómeno llegó a los blancos sudafricanos —una comunidad con una afinidad por su legado calvinista y conservador— más fuerte que a ninguna parte del mundo, excepto, tal vez, que a Estados Unidos. En tiempos tan recientes, como a principios de los 2000, muchos niños afrikáans tenían prohibido leer Harry Potter, pues éste contenía descripciones detalladas de conjuros. Tampoco podían comprar Sabritas que tuvieran juguetes de Pokémon, pues los niños supuestamente se mataban entre sí para tenerlos todos. Lo que habría sido un evento casi olvidado de paranoia mundial se había convertido en una cacería de brujas en Sudáfrica auspiciada por el gobierno y sancionada por la comunidad; la Unidad de Crímenes Ocultistas canalizó toda esta paranoia, fanatismo y miedo durante su mandato.

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Jonker es un cristiano renacido: durante su carrera, un supuesto ritual de sacrificio lo sorprendió tanto como para incitarlo al mundo de la investigación de lo oculto. El caso Radloff no había sido su primera incursión en lo que pensaba que era el bajo mundo del satanismo sudafricano, pero sería casi el último —se retiró después de haber sufrido un ataque cardiaco en el año 2000—. Antes de eso, escribió varios libros sobre el tema, viajó por todo el país hablando en varias escuelas, escribió artículos para la revisa comunitaria policial SERVAMUS (Sirvamos) sobre cómo identificar a los satanistas, e investigó casos de asesinato que tenían supuestos nexos con el satanismo.

Jonker dice haber investigado hasta 250 casos al año durante los 90. Él creía que había cientos de satanistas activos en Sudáfrica. Según otro artículo en SERVAMUS, citado por el Sunday Paper City Press en septiembre de 2000, Jonker había recibio amenazas de muerte por parte de los satanistas y le enviaron por correo unas manos de babuino. La sección de la Unidad Ocultista en la página del Servicio Policial Sudafricano fue removida en 2006. Sin embargo, gracias a la magia del internet, aún está disponible.

La página oficial ofrece una lectura desconcertante. En ella se encuentran señales de alerta de cosas que un adolescente podría hacer que demuestren que es satanista, como un "posible discurso destructivo relacionado con lo oculto" que incluya "cambios en la apariencia del cuarto del niño", "que el niño de repente experimente confusión de género", "que juegue/ame los juegos de fantasía", "el rechazo a los valores de los padres", "cubrir el ojo izquierdo con cabello", así como otras descripciones de las muchas cosas que los adolescentes suelen hacer además de no ser satanistas.

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Como era de esperarse, ser cristiano era un requisito para se parte de la unidad.

Los artículos en las revistas en el tiempo del caso Radloff pintan un retrato holístico de Jonker: un hombre que considera todas las posibilidades y que se mantiene firme entre una nube de escepticismo. Supuestamente, Jonker deshizo siete grupos satánicos en Provincia Oriental del Cabo y sólo dos lograron esquivarlo. Las anécdotas de esos tiempos incluyen haber encontrado la cabeza de una mujer en la alacena en un departamento, varios episodios de lo que Jonker llama posesiones demoníacas y denuncias sobre policías satánicos que irrumpían en la oficina de Jonker para sabotear su trabajo.

Kobus Jonker mientras trabajaba en la Unidad Ocultista (Captura de pantalla vía).

Jonker se cambió de los cuarteles en Pretoria a otra oficina (y probablemente el resto de la Unidad Ocultista también). Su notario se negaba a entrar a su oficina, la cual estaba llena de horribles souvenirs de sus aventuras, como velas hechas de grasa humana, biblias encadenadas y cráneos de animales. Una placa encima de la entrada decía: "Onde Jesus Bloed", que significa "Bajo la sangre [protección] de Jesús" en afrikaans.

Una serie documental llamada Witness (Testigo) seguía a Jonker y a su delegada, Rietta Everton, hacia el final del milenio y durante los inicios del caso Rina Radloff. En el show, ellos inspeccionaban la casa y luego podíamos ver cómo arrestan a Antoinette. No es claro a qué tanto de su capacidad operaban Jonker y Everton, pero el narrador sí describía sus posiciones dentro de la Unidad Ocultista: trabajaban desde sus oficinas en Pretoria pero recibían llamadas de todo el país para acudir a otros distritos, donde se encontraban con otros detectives para hablar de casos individuales. Sin embargo, no había pruebas de que alguno de esos crímenes estuvieran involucrado con lo sobrenatural. El par operaba vestido de civil y no se hacía mención alguna del tamaño, presupuesto o dirección de la unidad. Ciertamente no andaban pavoneándose como una especie de escuadrón tipo Cazafantasmas, sino que eran meros detectives llamados para casos especiales.

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El punto es, sin embargo, que Sudáfrica sí se tomó el satanismo muy, muy en serio, al menos entre ciertos sectores de la población. La fascinación con lo oculto no ha desaparecido, ni siquiera después de que el Doctor Attie Lamprecht —quien sucedió a Jonker en el año 2000— anunció en 2006 que la Unidad Ocultista había sido disuelta oficialmente y que había sido absorbida por otros departamentos dentro de los Servicios de Detectives. Esta disolución se debió a que se pensaba que podría haber sido una violación del derecho de libertad de religión, el cual fue garantizado en la Constitución Post-Apartheid de 1996. Esto sucedió en vísperas de un escándalo ocasionado por varios grupos religiosos paganos y de otro tipo que acusaban a la unidad de confundir las prácticas e identidad paganas con rituales satánicos.

A pesar de las protestas de los grupos, el miedo permanece. Tomemos por ejemplo los siguientes casos: en 2012 se trató de boicotear el tour Born This Way de Lady Gaga debido a su influencia satánica, y el año pasado, la estrella del pop Toya DeLazy fue acusada de satanismo presente en esta portada. La tragedia es que en medio de esta red de sistemas de creencia alternativos que abarca el paganismo, el satanismo y las culturas africanas tradicionales con sus prácticas medicinales alternativas, las personas están siendo asesinadas, asaltadas y se les está lavando el cerebro. Los asesinatos con tintes ritualistas o satánicos casi siempre son gran noticia en Sudáfrica. En muchos casos, Jonker ha sido llamado como un "experto" a la hora de dar testimonio o evidencia.

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La triste realidad es que Sudáfrica sí necesita una unidad que lidie con asesinatos ritualistas.

En 2012, una nota interna de la policía filtrada reveló que la Unidad Ocultista parecía haber sido revivida, aunque bajo un nuevo nombre: la Unidad del Servicio Policial Sudafricano de Prácticas Nocivas Religiosas.

Al redefinir los crímenes ocultistas como "delitos que se relacionan o que emanan de una aparente creencia en lo sobrenatural que crea el impulso para cometer dicho crimen", se trata entonces de un aire más práctico que fanático. El énfasis está puesto en prevenir las cacerías de brujas, una práctica popular en sectores rurales, así como en el abuso ritual. Sin embargo, todo este esfuerzo para parecer sensible se ve en cierta forma socavado por la inclusión de "maldiciones cuya intención es hacer daño", "vampirismo", "intimidación espiritual, incluyendo coerción astral" y "acusaciones de violaciones por parte del demonio Tokoloshe".

Además, también hubo reportes de que el Dr. Jonker había regresado para formar detectives y equiparlos con las habilidades necesarias para combatir lo oculto. El enfoque esta vez pareció haber cambiado hacia las amenazas reales y tangibles de lo oculto y no a conspiraciones clandestinas dudosas. No obstante, viendo cómo el Perro de Dios entrenaba a los oficiales y cómo la lista de crímenes ocultistas aún resonaba con el sentimiento de principios de los 90, ¿cómo podríamos estar seguros?

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Lo que hizo que todo fuera mucho menos claro fue que el Parlamento no pudo dar a los miembros de la oposición estadísticas oficiales sobre el número de crímenes relacionados con el ocultismo. Dianne Kohler Barnard de la Alianza Democrática, la oposición oficial frente al mayoritario Congreso Nacional Africano, fue la diputada que encabezó el cargo.

En respuesta a un mail sobre las estadísticas, Barnard dijo: "En 2012, el Servicio Policial Sudafricano efectivamente restableció la Unidad de Delitos Nocivos Relacionados con el Ocultismo. Hicimos una pregunta el año pasado y la respuesta fue que se necesitaba recaudar información de las provincias. La pregunta planteada al Ministro fue el número de delitos relacionados con el ocultismo ocurridos en el último ejercicio económico, tras reportes del Daily Sun alegando que la Unidad de Crímenes Relacionados con el Ocultismo iba a ser reestablecida. Nos dijeron que la información aún no estaba disponible".

La triste realidad de la situación es que en verdad se necesita una unidad que lidie con asesinatos relacionados con la muti (medicina tradicional sudafricana) y con rituales. "Uno de los peores incidentes fue el de un niño de diez años a quien le sacaron los ojos y un hueso del brazo, también le cortaron la nariz, orejas y un hombro. Probablemente esto fue un asesinato por muti", dijo Kohler Barnard.

Kohler Barnard nuevamente cuestionó al Parlamento a finales del año pasado y se reveló oficialmente que hay 40 detectives dentro del Servicio Policial Sudafricano que han recibido formación adicional para lidiar con lo oculto, pero que no existe un grupo dedicado a dicha tarea. Ésta es la situación actual en 2015: turbia, insegura, con un pasado turbulento y controversial. Existe un grupo, pero no es seguro si se están dirigiendo a los problemas reales o si están persiguiendo a los fantasmas de los años 80.

Entre las preguntas sobre la estructura organizacional, los costos de operación y logística, y las aspiraciones ideológicas de transparencia y contabilidad que esto ha generado, permanece una interrogante general: ¿cuál es la verdadera función de esos 40 oficiales y cómo puede estar segura Sudáfrica de que no operarán como lo hizo la Unidad del Ocultismo en los años 90, aun cuando Lamprecht y Jonker siguen estando involucrados en ella?

Sin estadísticas gubernamentales oficiales es imposible saberlo, lo que significa —al menos por ahora— que tendremos que arreglárnoslas con los nuevos hechos que tenemos.

@karlkemp8