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El numero del postre y el cigarrito

El mundo lo controlan las sociedades secretas

Adam Parfrey lo sabe todo de los pirados en sociedades secretas.

Mi relación con la francmasonería empezó el día en que nací, por cortesía de mi abuelo, que fue masón en Liverpool. Tiempo atrás había dado la espalda a la sociedad y sus actividades; la principal razón para dejarlas fue que mi abuela, como mujer, tenía prohibido saber nada de lo que acontecía en las reuniones. Puesto que unos cuantos de sus parientes estaban asociados con los masones, mi abuelo y su esposa fueron repudiados por parte de la familia de él y nunca volvieron a hablarle. Debido a esto, tengo parientes a los que nunca he conocido.

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¿Sería yo más feliz y tendría más éxito de tener relación con ellos? Probablemente no. Creo que eran de Wirral, un área de Liverpool a cuyos ciudadanos nunca les he encontrado demasiado atractivo. Lo que me gusta de esta historia es que mi abuelo prefirió el amor de su esposa a tomar copas con policías y abogados tocados con sombreros raros mientras abrazaban esqueletos o lo que fuese que hicieran para prosperar en su club supersecreto. O eso, o es que le aterraban las iras de mi abuela, que podía ser bastante feroz.

La lealtad al secretismo para con la familia y otras reglas extrañas que debes obedecer para formar parte de los masones y otras sociedades secretas similares es algo que siempre me ha fascinado, pero mi nivel de interés ni se acerca al del escritor y editor norteamericano Adam Parfrey. Fundador y propietario de la editorial Feral House, Adam ha pasado los últimos 20 años amasando una enorme colección de material relacionado con la masonería, y junto a Craig Heimbichner es coautor de un voluminoso libro titulado Ritual America: Secret Brotherhoods and Their Influence on American Society. En VICE hemos tenido la fortuna de conseguir un adelanto de algunas de las mejores imágenes que aparecen en el libro y una entrevista con Adam sobre su obsesión con los masones y grupos similares.

VICE: En tu nuevo libro afirmas que, en la cima de su popularidad, uno de cada tres norteamericanos pertenecía a una sociedad secreta. Me parece una locura. ¿Cómo están las cifras hoy en día?

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Adam Parfrey: La cifra la obtuve de dos fuentes. Una fue un libro de 1898, una enciclopedia de fraternidades, y la otra fue un libro más reciente titulado Fraternal Organizations. Sí, parece una locura, pero no lo es, porque estas sociedades proveían de cosas importantes a la gente de su era, como seguro médico, una red social, entretenimiento y lugares en los que poder alejarse de la familia y beber alcohol.

¿Alguna vez has pertenecido a una sociedad secreta?

Un amigo mío de Texas, Bruce Webb, dirige una galería con su esposa, Julie, en la que expone todas sus compras relacionadas con las sociedades secretas, que por lo general obtiene cuando se clausura una logia. Bruce me animó a unirme a los Odd Fellows y pasé la ceremonia de iniciación en su logia de Waxahachie, Texas. Debo admitir que se me han olvidado la palabra secreta y el apretón de manos.

¿Qué tuviste que hacer para unirte a los Odd Fellows?

Durante el "ritual de iniciación" tienes que quedarte mirando a un ridículo esqueleto en un ataúd para tener presente los pocos días que te quedan sobre la Tierra y la importancia de unirse a una sociedad que supuestamente cuide de ti.

En el pasado tuviste relación con la Iglesia de Satán a través de tu amistad con el ya fallecido Anton LaVey. ¿En qué se parecen la Iglesia y estas sociedades masónicas?

Anton dijo en alguna parte que la Iglesia de Satán estaba basada en parte en las ideas y rituales masónicos. Pero, cuando yo le conocí, Anton nunca había conducido otra "ceremonia" que no fuera tocar el órgano y un sintetizador durante horas. Ten presente que la francmasonería fue, de hecho, la base de cientos de sociedades, de igual manera que el paradigma de los 12 pasos lo utilizan muchos grupos para la rehabilitación del alcoholismo.

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¿Qué presencia crees que tienen en la sociedad de hoy estos hombres con sombreros raros y mandiles?

La francmasonería sigue teniendo una enorme importancia en las organizaciones policiales y militares, pero no tanta entre los norteamericanos normales y corrientes. El coautor del libro, Craig Heimbichner, y yo, especulamos que el paradigma de la francmasonería está tan enraizado en la cultura estadounidense que prácticamente ya no es necesario tener que participar en rituales ni ceremonias de ingreso.

En otras palabras, que los que sentaron las bases de la francmasonería como un medio de controlar a la gente han hecho su trabajo tan bien que ya ni necesitan al proletariado. Y, en la actualidad, ¿no son los Illuminati los que dominan el mundo?

Los Illuminati fueron una organización anticatólica y antimonárquica real en tiempos en que esas tendencias te garantizaban una soga al cuello. Respeto la organización original formada por Adam Weishaupt, pero a los Illuminati se les ve hoy como a un grupo secreto de ladrones y asesinos satanistas que copulan con reptiles extraterrestres.

¿Qué te ha impulsado a escribir este libro en este momento concreto? A veces, la historia del por qué se hizo un libro es tan o más interesante que el libro en sí.

Las conspiraciones siniestras siempre han atraído mi interés. Ya sabes, la Iglesia del Proceso, Manson y todo eso. Me preguntaba acerca de los francmasones y otros "órdenes" parecidos y de qué coño iban los secretos, los desfiles y vestir de manera tan extraña. Empecé a leer literatura conspiranoica al respecto y también la línea oficial de lo que yo llamo la "cámara de comercio" de esos grupos. Y descubrí que la realidad es incluso más extraña de lo que esperaba.

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Visualmente es alucinante. ¿De dónde sale toda esta imaginería?

Todo estaba en mi colección. La mayor parte la conseguí a través de eBay, pero también de amigos y de tratantes de libros de segunda mano. Llevo dos décadas coleccionando estas cosas. El proceso de producción ha sido muy largo porque este libro es un hijo de puta ENORME, y eso que tuve que simplificarlo mucho. Quería utilizar unas 4.000 imágenes, pero para la versión final no tuve más remedio que dejarlo en 400.

¿Cuáles son tus favoritas?

Empecé fijándome en la obsesión de los Shriners con los niños tullidos y en sus miles de fotos de Shriners disfrazados de payasos aterrorizando a niños en los hospitales; también en los rituales del Klan y las imágenes nazis vinculando francmasones y judíos en "una vil conspiración". He trabajado en este libro más de una década. Mi obsesión por las fraternidades me condujo a coleccionar libros, revistas, periódicos, postales, fotos, banderas, pinturas, pósters, licoreras y hasta chismes delirantes utilizados en las iniciaciones. Toda clase de cosas. Entonces aparecieron las putas novelas de Dan Brown y las editoriales se pusieron a publicar libros sobre sociedades secretas como churros.

Y tenemos miles de programas en la televisión digital con títulos como Los secretos de las SS alienígenas: del Vaticano a la Casa Blanca.

La hostia, el mercado está inundado de reimpresiones de cosas esotéricas, explotación chunga y mandangas conspiratorias. Algunas de estas mierdas las han puesto en circulación las mismas fraternidades. De hecho, que la industria editorial esparciera tanta BASURA me ayudó a mantenerme centrado en mi libro.

Ritual America: Secret Brotherhoods and Their Influence on American Society ya está disponible a través de Feral House.