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Yo, Atlante – Tanto gusto

Haciendo el avión a un asno con la cucharita de miel

¿Qué, cómo va el drama del hombre? ¿Qué estabais, en el Gugle? Va bastante bien, el Gugle, trabajan bien, tienen guardería y tienen de todo, les está permitido comer conguitos en la oficina y si tecleas “let it snow”, “do a barrel roll” o “eat my member little sailor” pasan cosas divertidas, como cuando el rey hace una chanza, bromas que aroman de humanidad la gravedad de su empresa. Con estas pequeñas dádivas, Gugle se asoma por la puerta de servicio y te alza el pulgar discretamente, a la altura de la femoral. Sigue buscando, te viene a decir, tenemos hasta inteligencia práctica, vas a tener suerte. Va muy bien, el Gugle, ¿a que sí? Yo también lo uso.

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Es que no me contáis nada, hombre, ni siquiera sé cuál es vuestra marca de coches favorita; seguro que habéis dedicado un tiempo a pensar en ello, lo menos siete minutos, ¡¿sí o no?! Ah, pero si estáis leyendo esto es que tampoco os lo podéis permitir. Así estamos. Ni siquiera se nos pasa por la cabeza abalanzarse entre las cámaras y degollar a un alto cargo, entregar nuestra pequeña vida a la posteridad. Seríais trending topic durante al menos diez horas en Twitter, hombre, valoradlo, que Twitter está muy bien, es como la tele, da la sensación de “estar ocurriendo”. En fin, no pasemos nervios, el ser humano no ha sido nunca mejor de lo que es hoy, el ser humano ha sido siempre igual. Y yo traigo bizcocho atlante.

Persevero, sigo escribiendo en internet, que es lo mismo (abro paraguas) que hacerle el avión al asno con la cucharita de miel. No es necesario que leáis nada, no echéis el bofe, basta con que cliquéis muchas veces en todas partes; eso se hace con el dedo de conducir la silla de ruedas. Retuiteadme, recomendad esto a vuestros romances virtuales, dadle a todos los “me gusta” que os aparezcan en el camino como si chupaseis aceras, farolas, buzones y papeleras yendo a la compra. ¡Yo lo hago siempre! En internet podéis ser dos personas, haciéndose pasar cada una por la otra, es fantástico. Lo que pasa en internet, además, se queda en internet. Dadle ahí, que árboles ya no quedan y editores pocos. Dadle o me destituirán, y tengo siete hijos, uno de ellos sordociego, regalito de Dios. En serio os pregunto: ¿qué hacéis aquí cuando podríais estar leyendo un libro bueno de cien años? Podríais estar departiendo con un muerto ¿y me estáis escuchando a mí? Sois unos antiguos, los de internet, pero me gusta sentirme madre de leche. Acercaos, perdonadme y acercaos, que voy a hablaros, una vez más, de la nada más grande.

Escribo desde el complejo turístico Las Salinas, en Manacor, en calidad de ciudadano planetario. Qué va, es mentira, no sé por qué he escrito eso, si estoy en mi despacho y esto es aburridísimo. Está todo muy limpio porque esta mañana he desalojado la mesa de libros y he pasado un paño y he visto aflorar en mí la neurosis clasista de la limpieza, esa intención de hacer emerger el lujo de la higiene, de fantasear todo nuevo como hacían aquellas madres locas de algunos amigos, que no nos permitían sentarnos en la cama. Todo lo que os cuento es verídico. No sólo esto sino todo, todo es muy, pero que muy verídico.

Ahora mismo tengo tres documentos abiertos. Tres encargos para diferentes clientes que me pagan uno el agua, otro la sed y un tercero los conguitos, la conexión. Dos de ellos son para echar a los marranos, para internet. Los tres a cobrar en noventa mil días, claro. Alterno la escritura porque ninguno de ellos logra captar mi interés más de tres minutos seguidos. Por suerte, ninguno requiere, tampoco, más de tres minutos de atención para resultar en lo que se me solicita. Qué civilizadas son las relaciones sin amor, ¿eh? A mí, por regla general, me gustan más los juguetes que los juegos, una preferencia ampliable a casi todos los aspectos de la vida. Pero seguro que llegados a este punto ya no se sabe de qué estoy hablando, mejor lo dejamos. Cierro un documento y me quedan dos. Con suerte me quedará tiempo para llegar a la playa y dejarme morir en la orilla esta noche.

Venga, ya podéis volver al Facebook, a opinar sobre el cine español y a agregar putas y mortadelos. Feliz 2012. Ved muchas series, que es lo vuestro.