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Cultură

Me hice amigo de un güey que asaltó 60 bancos

El asunto con los robos de bancos es que los bancos quieren que les robes.

Así se ven todos los asalta bancos.

Todo asaltabancos es un Johnny Depp actuando de John Dillinger, ¿cierto? Un antihéroe glamuroso y altamente organizado (con un mandíbula bien definida) que está más interesado en ayudar a la comunidad que en sí mismo. Porque es obvio que esta gente arriesga la vida, y potenciales décadas en prisión, por míseras cantidades de dinero, es para poder regalarlo todo, y después pasar el día estoico y adolorido. Ese es el punto de todo este; ese triunfo reservado al final de tanto esfuerzo, como Lincoln cuando liberó a los esclavos, o Adam Sandler cuando logró hacer que todo el mundo odiara todo lo que hace.

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De hecho, y esto te sorprenderá, si nos basamos en las estadísticas publicadas por el FBI, los asaltabancos no son nada por el estilo. Al parecer, los asaltos de bancos son crímenes de desesperación “nada sofisticados y nada profesionales”, cometidos por hombres jóvenes sin muchos antecedentes. Las películas mienten, amigos. ¿Quién lo habría creído? Por supuesto, hay excepciones, como ese rayo de esperanza tras el robo de 53 millones de euros a Securitas en 2006 que dejó a los jóvenes con más ganas de apuntar escopetas en el anonimato que de salir en reality shows. Pero la mayoría se realizan con poca o nula planeación, lo que hace que los criminales cometan errores tan básicos como esconder su identidad o tener un plan de escape. Básicamente, los robabancos no son tan astutos ni sofisticados como Hollywood nos hace creer.

Todo esto explica por qué, según un estudio, el robo promedio es de 20 mil libras en Reino Unido y sólo 1,900 euros en Estados Unidos. Y una vez que divides eso entre tu equipo y tu chofer, te tienes que preguntar si vale el riesgo. La conclusión del estudio: “Las ganancias de un robo de banco promedio es, para ser honestos, una basura. Como una ocupación, el robo de bancos deja mucho que desear”.

Un amigo mío espera juicio por un crimen no violento en una prisión federal de Nueva York, MCC NY. Por esa gigantesca y fallida institución, incluso para su propios perversos estándares, han desfilado cientos de personas. Yse lugar ha hecho todo menos reducir el crimen.

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Sin embargo, me sorprendió descubrir que la prisión había emparejado a Tim, un hombre prácticamente inocente sin antecedentes, con un compañero de celda conocido como “Criminal Sha”, un reconocido asaltabancos con el perfecto, aunque poco original, apodo para un delincuente, quien ha aparecido en America's Most Wanted en varia ocasiones durante los últimos 20 años y supuestamente realizó más de 60 atracos. Siempe me han fascinado los asaltabancos, así que decidí contactar a Sha (nombre real: Eric Manson) para platicar.

Eric Manson, major conocido como "Sha".

Sha creció en Brooklyn, y como dice, “siempre tuve un pequeño delincuente en mí”, y aunque nunca aspiró a llevar una vida de crimen, me cuenta como luchó por superarse desde joven. “No dije, ‘Al carajo, en lugar de ser un doctor o un jugador de futbol, quiero ser un asaltabancos’. Pero conforme entré a la adolescencia y conocí el poder del dólar, mi vida cambió para siempre. Siempre me gustaron las viejas películas en blanco y negro; pero a los actores actuar como en los barrios me parecía genial. Cuando todos querían que el malo muriera, yo lo quería ver vivir, y cuando los cowboys luchaban contra los indios, yo estaba con los indios”.

Sha hizo su debut criminal a los 15 en un McDonald's, donde pidió 30 euros de comida rápida antes de salir corriendo sin pagar. Después de ese primer canapé criminal, Sha pronto se diversificó, y pasó los siguientes años “cometiendo toda clase de crímenes menores”. Le pregunté a Sha si podía ser más específico sobre sus pequeños crímenes, a lo que respondió: “¿Qué quieres, armar otro caso en contra mía?” Lo que era de esperarse.

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“En fin, después de un rato, llegó la hora de agarrarme las pelotas. Siempre escuché historias sobre como la gente del vecindario asaltaba bancos y camiones blindados. Yo quería agarrar experiencia con los grandes”. Así que, a los 17 años, Sha asaltó su primer banco. Fue algo poco sofisticado, aunque quizá uno de los asaltos más pensados.

Sha encontró un banco suficientemente lejos de su vecindario, y sin vidrios de seguridad. Para evitar se reconocido, se puso una gorra, lentes de sol y actuó con una cojera. En cuanto el banco abrió por la mañana, entró al lugar y amablemente le pidió al agente en el mostrador que le entregara todos los billetes de cincuenta y cien dólares. Se metió el dinero en las bolsas y cojeó hasta la puerta para huir. Cuando regresó a casa, se sentó en la cocina (todavía lleno de adrenalina) y empezó a contar el dinero: “No era ningún fumador compulsivo, pero encendí un Newport. Saqué el dinero y lo puse en la mesa. Nunca había visto tanto dinero en mi vida, ¡fue una locura! Creo que lo conté 20 veces: 6,750 euros, y no estuve en el banco ni un minuto. Me sentía rico”.

Este no es Sha, sólo otro asaltabancos, en caso que no sepas como se ven.

Fue dinero fácil, rápido y adictivo (aunque supongo que la adicción es igual con cualquier tipo de ingreso) y no había vuelto atrás. “Después de mi primer trabajo, empecé a mejorar mis disfraces y a ser más atrevido con los asaltos. Robé más bancos que cualquier persona a la que conozca. La gente habla de una vida de estrella de rock, pero esta era la vida: autos, abrigos de mink, diamantes, chicas, drogas. Cogía con las mejores viejas, comía la mejor comida. Regalaba dinero a las familias, amigos y a cualquiera con una historia trágica. Sé, sin lugar a duda, que me gasté un millón de dólares así.

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“Salía de fiesta con todo tipo de celebridades: estrellas porno, deportistas, todo. No voy a decir nombres por respeto, pero me metía coca en casas de todas esas chicas que ves en televisión. Muchas de esas chicas eran más reventadas que las estrellas porno. Estaba muy metido en la escena sado, y solía sacar a pasear a esta mujer por el jardín con una correa de perro y la hacía dormir en la casa del perro. Era una de mis ‘esclavas’. Ahora es una gran estrella”.

Sha asaltaba cada vez más bancos para mantener su estilo de vida de playboy: “Mi estilo de vida en aquel entonces implicaba robar un banco, quedarme pobre, y robar otro banco. La gente me pregunta todo el tiempo porque no me detenía cuando tenía una cierta cantidad, pero nunca me impuse un límite”.

Por desgracia, robar bancos no siempre fue tan fácil como pedirle el dinero al cajero y, en más de una ocasión, Sha tuvo que recurrir a métodos más directos para mejorar las cosas. “He tenido que sacar mis armas un par de veces, y no se siente nada bien. Nunca he disparado ni matado a nadie, pero estaba listo para hacerlo. Una vez tuve que perder el control en LA. Entré al banco pensando: ‘Otro día en el trabajo’, pero cuando le pedí el dinero a la cajera, me miró como si fuera un maldito ruso o algo, ¡y me dijo que me largara!

"Cuando escuché eso enloquecí. Salté al mostrador, saqué un revolver .45, una pistola muy escalofriante, con un largo cañón de acero, y disparé un par de veces para hacer todo más dramático. Salté del otro lado del mostrador y vi un carrito lleno de dinero. Llené mi mochila con fajos de diez, veinte, cincuenta y cien. Camino a la salida le dije a todos que contaran hasta 50 antes de llamar a la policía. Cuando llegué a casa, tuve que tranquilizarme con un shot de Hennessy. Conté el dinero y eran 58,242 euros; fue lo que más saqué de un solo asalto”.

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Sha en el exterior.

A lo largo de los años, los bancos han inventado un sinfín de métodos para engañar a los asaltabancos, como use “paquetes marcados”. Estos son pequeños explosivos a control remoto que esconden en paquetes de billetes. Una vez que cruzan la puerta del banco, el radiotransmisor activa un contador, y después el paquete explota, bañando al asaltante con una mezcla de colorante rojo y gas lacrimógeno.

Sha me explicó su brusco, pero efectivo método para evitarlos: “Al principio de mi carrera descubrí que los cajeros están entrenados para darte dinero y, si pueden, incluir un paquete marcado. Un paquete marcado es como un fajo de billetes cualquiera, pero estalla cuando sales del banco. Me pasó una vez y no necesité más. Después de ese día le decía al cajero, hombre o mujer, ‘si me das un paquete marcado, voy a regresar y te voy a volar la cabeza’. Nunca más me dieron uno. Lo único que los bancos tienen que hacer es contratar a un guardia armado y tener un vidrio blindado entre el cliente y el cajero. Quizá esto no los detenga a todos, pero te aseguro que el robo de bancos bajaría un 75 por ciento. ¿Pero adivina qué? Nunca lo van a hacer. ¿Por qué? Dinero, ¡por eso! El asunto con los robos de bancos es que los bancos quieren que les robes. No es broma”.

Sha me explicó que ha sido acusado varias veces de robar más de lo que se llevó, para que los bancos puedan reclamar el dinero a las aseguradoras. En sus palabras: “Eso demuestra que todos tienen un pequeño delincuente dentro. Los ricos cometen crímenes todos los días, la única diferencia es que no usan un arma”.

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No pude evitar pensar que esa no era la única diferencia entre los criminales de cuello blanco y personas como Eric Manson. Es poco probable que los criminales financieros de clase media sean condenados a prisión, mientras que Sha ha pasado casi la mitad de su vida tras las rejas, incluyendo una condena de 16 años.

“Lo malo de asaltar bancos es la parte en la que vas a prisión. El mundo allá afuera continúa mientras tú estás en prisión. Quizá esté rodeado de mil convictos, pero la prisión es un lugar muy solitario. Antes de llegar a prisión por primera vez, tenía cien amigos; cuando salí, tenía cinco. No asalten bancos ni cometan crímenes. Esta vida es una mierda. Un buen amigo me dijo hace mucho: ‘Si no puedes ser bueno, se bueno’. Pero no creas que puedes asaltar bancos o cometer un crimen para siempre sin ir a prisión. Sólo sé inteligente”.

Sha está esperando su juicio y, como tal, su fecha de liberación sigue pendiente, pero una vez que salga, pretende poner fin a su vida de crimen y rectificarse.

“Llevo casi cuatro años en este hoyo. Ya fue suficiente. Creo que tengo un gran futuro frente a mí; libre de crimen, por supuesto. Desde que estoy aquí he tenido muchas ideas de negocios, y cuando tenga éxito esta vez, no tendré que mirar sobre mi hombre, preocupado porque las autoridades están por quitarme todo. Sólo quiero una oportunidad para cuidar a mi familia, divertirme y disfrutar el resto de mi vida.

“Eres un buen hermano, Theo. Estoy seguro que tú y yo nos volveremos a ver en el futuro cercano, iremos a un juego de futbol, tomaremos algunas cervezas, nos meteremos mucha coca y nos chuparán el pito. Si alguna sensual perra inglesa quiere contactarme, por favor escriban a

Eric Manson
01558112
MCC New York
150 Park Row

New York, NY
10007 USA

Con amor,
Criminal Sha”

Sigue a Theo en Twitter: @TheoKindynis