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Cultură

Lo que siempre quisiste saber de un expresidiario y nunca te has atrevido a preguntar

Marcos Hernández Garrido estuvo un tiempo en la cárcel Modelo de Barcelona y habla abiertamente de su experiencia en prisión.

Fotografía cortesía de Marcos Hernández Garrido

Marcos Hernández Garrido vive en las calles de Barcelona. Me lo presenta Andrew Funk, creador de la iniciativa #HomelessEntrepreneur, un consultor digital norteamericano que dedica su tiempo libre a escuchar a personas que, como Marcos, no tienen hogar y pasan desapercibidas entre la aglomeración de la gran ciudad.

Nadie se para a pensar en ellos, en cómo viven, en qué sienten. El proyecto que apoya Andrew pretende denunciar la situación en la que se encuentran los sin techo y darles una oportunidad para que puedan mejorar su condición.

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Marcos también ha pasado un tiempo en la cárcel y no se avergüenza de ello: después de una pelea callejera fue acusado de ausentismo en el juicio, cosa que, sumada a sus antecedentes penales, supuso una sentencia de unos meses en la cárcel de la Modelo.

"Estoy abierto a explicaros mi experiencia, no tengo miedo a nada, —asegura Marcos—, lo único que quiero es que la gente conozca por lo que he pasado".

La Modelo desde fuera. Imagen vía Wikimedia Commons

VICE: ¿Hay gente maja en la cárcel?
Marcos: En la cárcel hay gente de todo. Hay gente maja y hay gente que no. Hay presos majos y otros que no. Hay funcionarios majos y otros cabrones.

Recuerdo especialmente a un funcionario muy buena persona que cuando entré en prisión me dio seis cigarros el primer día y me dijo: "¡aprovéchalos!". Era muy buena persona, no recuerdo cómo se llamaba pero esto se me quedará grabado.

¿Qué es lo primero que hiciste cuando saliste de la cárcel?
Me fui a ver a los míos. Con mi familia no tengo mucho contacto, pero sí que decidí ver a la gente a la que quiero, a mis amigos íntimos.

La cárcel es como un barrio marginal como puede ser El Raval, la Roca o San Roque pero más pequeño. Existen las mismas normas: no seas chivato, no vayas de listo, las cosas se solucionan a puños, se trapichea… Sin embargo allí no tienes a los tuyos cerca.

¿Cuál es la mejor comida que se sirve en la cárcel?
Cada día de la semana se sirve la misma comida: los lunes canelones, los miércoles churrasco. Recuerdo que el churrasco estaba buenísimo. Los días de churrasco la peña perdía el culo por ser el primero. Si vas a comer de los primeros tienes la opción de repetir si quieres, si eres el último ya no hay opción que valga. En la cárcel comí muy bien y muy variado.

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¿Qué piensas cuando en la cárcel conoces a alguien más chungo que tú? ¿Hay muchas peleas?
En todas las cárceles hay galerías. Yo estaba en la segunda, con la otra gente que tenía pequeñas condenas como yo. En Can Brians por ejemplo es donde se encuentran los presos con condenas mayores. Cuando te encuentras con alguien chungo de verdad en prisión lo ves a simple vista: si es chulo, si va con una actitud que te quiere comer… allí esas cosas no se denuncian. Te tienes que defender y tienes que enfrentarte a ello. No te queda otra.

Cuando pasan cosas así, a veces se solucionan en el lavabo a puñetazos. Si en el mismo patio se lía y dos se pelean hay un castigo para ambos: aislamiento.

Ahí no puedes fumar, no tienes revistas, no tienes música y solo te sacan una hora al día… Depende de por qué hayas entrado hay palizas aleatorias. Al final aprendes a no meterte en muchos líos.

¿Te han llevado alguna vez a aislamiento?
A la zona de aislamiento en la cárcel la llamamos la perrera, pero a mi castigar lo que es castigar, no me castigaron.

Lo que si que me pasó es que yo cuando entré tenía la sarna, una enfermedad de la piel que cogí por usar un colchón que alguien había dejado tirado en la calle, así que acabé apartado en la zona de psiquiatría. Me tuvieron cuatro días encerrado allí hasta que me curé. Eran habitaciones totalmente blancas, sin esquinas, donde no puedes hacer nada. La ventana daba al cielo, me sacaban solo para comer y para cenar.

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Recuerdo que la segunda noche que estuve allí tuve una pesadilla y me dio una crisis nerviosa. En aquella habitación había un botón donde podías acceder a hablar con un celador o funcionario. Le di al botón con la esperanza de que alguien acudiera y me diera un Diazepan. Cuando vinieron los funcionarios a las seis de la mañana se volvieron muy agresivos conmigo y me dijeron que por qué cojones les molestaba. Me dio hasta miedo la cara que tenía uno de los hombres, temía que me diese de hostias, pero por suerte no pasó.

¿Qué mensaje lanzarías a los jóvenes que delinquen?
Aunque no tengas más remedio, no le hagas daño a nadie porque la fuerza física no lleva a ningún lado. Puedo entender que por desesperación máxima alguien pueda robar o delinquir. Pero aunque sea más trabajoso tirar por el camino correcto luego deben hacerlo, porque si no se acabarán arrepintiendo. El karma es el karma y hay otras alternativas que te harán sentir mejor contigo mismo.

¿Se hacen grupos en función de la nacionalidad? ¿Hay grupos más peligrosos que otros?

Sí, pero es normal. Imagínate que te enganchan traficando con drogas en la otra punta del mundo y en la cárcel encuentres a gente de tu nacionalidad. Es normal que tengas más afinidad con esos chicos. Si acabas allí y te sientes solo pues es comprensible que busques a los tuyos.

La mafia latina es bastante chunga, los rusos también lo son bastante. Aquí en España hay gente muy chunga, pero quizás a la hora de torturar y matar no lo son tanto como en otros sitios.

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¿Crees que sirve de algo estar en la cárcel?
No sirve para nada en absoluto. Lo que haría falta sería reestructurar claramente el sistema social. Si hay gente en la cárcel es porque hay diferencias sociales, hay gente que vive muy bien y gente que vive muy mal.

Mucha gente ha nacido sin alternativas. Desde pequeños nos dicen que el dinero es lo mejor y que para tenerlo no hay muchas opciones: o trabajar demasiado o hacer trapicheos o tener un papá rico. Se nos está vendiendo que si no tienes riqueza no eres nadie ni tienes nada.

Lo que sí sirven son las posibilidades que te dan en la cárcel para poderte sacar algún título con el fin de poder reinsertarse en la sociedad. Allí puedes leer libros, puedes ir al gimnasio, hay talleres… incluso puedes sacarte una carrera. Aunque también es verdad es que hay muchos que no usan esas herramientas y por lo tanto acaba por no servirles de nada.

¿Ha cambiado algo en ti tu estancia en la cárcel?
Supongo que algo debe haber cambiado. Aprecias más la libertad, piensas mucho en los tuyos y descubres que cuando estás dentro no tienes que discutir con tu novia porque luego te quedas muy rallado.

Hay gente que le ha cambiado a mejor y se han sacado una carrera universitaria pero muchos otros que les ha cambiado a peor: Han entrado por robar algo y han salido siendo unos ladrones de matrícula de honor, porque aprenden cómo lo tienen que hacer la próxima vez.

A mí me cambió en el aspecto de darme cuenta de lo bonito que es pasear por la calle. Me hizo ver las injusticias que hay en el mundo y también en aquel momento me di cuenta de que pase lo que pase que no quiero volver a estar allí nunca más.