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VICE Loves Magnum

Pobreza y playa: fotografías

‘Las fotografías no tienen que comunicar un gran concepto, podrían simplemente ser’.

"Río de Janeiro", del libro (Based on a true story).

Magnum es quizá la agencia de fotos más famosa del mundo. Incluso aunque no hayas oído hablar de ella, es muy probable que hayas visto sus imágenes, ya sea con el reportaje que hizo Robert Capa de la Guerra Civil Española, la "Chica Afgana" de Steve McCurry o los paraísos vacacionales británicos de Martin Parr. A diferencia de muchas otras agencias, a los miembros de Magnum los seleccionan otros fotógrafos en la agencia, y tratándose la mejor agencia de fotos del mundo, formar parte de ella es un proceso bastante difícil. Como parte de un acuerdo con Magnum, presentaremos el perfil de algunos de sus fotógrafos durante las siguientes semanas.

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David Alan Harvey descubrió su amor por la fotografía a una edad temprana y tuvo el suficiente talento como para convertir ese afición en una profesión. La primera vez que recibió un reconocimiento fue en 1967 por su libro en blanco y negro, Tell It Like It Is, que documentó la vida de una familia pobre en Norfolk, Virginia, y luego viajó por el mundo durante años, documentando para National Geographic, donde ganó el premio al Mejor Fotógrafo de Revista del Año otorgado por la Asociación Nacional de Fotografía de Prensa de EUA, en 1978. Se convirtió en miembro a tiempo completo de la familia Magnum relativamente tarde en su carrera, en 1997.

Desde entonces, no ha dejado de fotografiar todo, así como de destacar la labor de los demás a través de su revista virtual e impresa, Burn. Su nuevo libro, (Based on a true story), es una historia visual cautivadora que actúa como una especie de cubo de Rubik con fotografías que pueden ser colocadas en diferente orden. Me encontré con él para hablar sobre sus secretos de la vida y la foto.

Del libro Divided Soul.

VICE: He leído que comenzaste a fotografiar siendo muy joven.
David Alan Harvey: Sí. Sucedió cuando yo era un niño. Quiero decir, yo tenía 11 o 12 años y todo se disparó. Sí que fue un golpe de suerte, no solo por la fotografía, sino para mi vida en general, ¿no? Tenía algo en qué concentrarme, así que me mantuve apartado de los problemas. Bueno, no del todo [risas].

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¿Recuerdas qué te atrajo de la fotografía inicialmente?
Bueno, tuve polio cuando era un niño, así que con seis años estaba en la sala de aislamiento de un hospital. Estaba aislado porque la polio era una enfermedad muy temida en ese momento. Lo único que tenía a mi favor era que mi abuela y mi madre me enviaban libros para leer y revistas con fotografías, así que ese era mi escape: libros, revistas, una combinación de literatura y fotografía. Las fotografías han estado presentes en mi vida de una forma muy real, desde el principio. En algún punto conseguí una cámara, probablemente como cualquier otro niño, aunque yo también tenía un cuarto oscuro y me di cuenta de que podía hacer cualquier cosa con una cámara.

Río de Janeiro, del libro (Based on a true story).

¿Había artistas cuyo trabajo admiraras entonces?
Sí, buscaba el trabajo de artistas europeos. Yo no estaba muy interesado en el 99 por ciento de los fotógrafos estadunidenses, pero me gustó mucho el arte europeo: impresionistas franceses, los pintores italianos y holandeses. Todas estas personas realmente me influyeron desde el principio, en la manera en la que yo veía las cosas.

La gente que me gustaba eran capaces de hacer algo con nada: pintores, escritores y fotógrafos. Miré la fotografía y me di cuenta de que había fotógrafos de deportes que necesitaban un atleta olímpico, fotógrafos de moda que necesitaban una modelo, y los fotógrafos de guerra que necesitaban una guerra. Pero [Henri] Cartier-Bresson y Robert Frank, [Marc] Riboud y los demás… no necesitaban nada. Les bastaba con asomarse a la ventana o salir al jardín.

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En otras palabras, las situaciones de la vida cotidiana se convirtieron en una inspiración para estos artistas, así que me centré en el hecho de que uno puede coger algo y convertirlo en arte o en comunicación. Me gustó la integridad del periodismo, pero yo siempre estaba interesado en las fotografías. Las fotografías no tienen que comunicar un gran concepto, podrían simplemente ser.

¿Cómo surgió Tell It Like It Is?
Yo estaba en la universidad y conseguí un trabajo de fotografía en la playa. Éramos seis o siete personas haciendo fotos de la gente, y fue una forma genial de ponernos morenos y conocer mujeres. Sin embargo, sentí culpa porque estábamos a mitad del verano y yo llevaba un estilo de vida hedonista, sentía como si estuviera usando la cámara para el propósito equivocado. Por lo tanto, me metí en el coche y me dirigí a Norfolk, Virginia, que está a 25 kilómetros de distancia. Entré al barrio y pensé, Tengo que ayudar a esta gente.

Quería mostrar lo que sucede aquí, porque la gente blanca que vive en mi barrio, en Virginia Beach, no tiene ni idea de lo que es esto. No tardé en encontrar una familia y me quedé con ellos. Dormí en su sofá y me fui a la escuela con su hijo. Yo no sabía qué hacer con mis fotos, pero tuve la oportunidad de publicar este libro y vendí cada ejemplar por dos dólares, cogí el dinero y se lo di a la iglesia local para comprar alimentos y ropa para el barrio. Sólo hay cuatro libros disponibles, ya que la mayor parte de ellos los tiré cuando salí de la escuela de posgrado. No tenía ni idea de que un día llegaría a ser algo importante.

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Imágenes de Tell It Like It Is.

Te uniste a Magnum parcialmente en 1993, ¿no?
Sí, ya era mayor cuando me uní a Magnum. Tuve un acercamiento con ellos a los 30, fui nombrado Mejor Fotógrafo de Revista del Año. Por aquel entonces, estaba casado con mi esposa y tenía dos hijos. Tenía un trabajo estable en National Geographic, que era realmente la única revista de fotografía que te mandaba a viajar durante semanas. Así que mi esposa me convenció de que mejor me quedara en National Geographic. Para ella, Magnum no era una buena forma de ganarse la vida, por lo que le hice caso.

Pero entonces, pasó el tiempo, y siempre me inquietaba la idea de que National Geographic fuera mi camino. No desacredito a National Geographic, porque hacen lo que hacen y hacen un gran trabajo, pero sabía que no estaba realmente a la altura de mi potencial fotografiando para ellos. Así que hice un trabajo en Geographic  y pasé por mi décima crisis de los cuarenta, me divorcié, y renuncié a National Geographic, todo al mismo tiempo.

¿Eso te abrió un poco más la mente?   
Sí, tuve una increíble explosión de energía. Fui a Chile y comencé a trabajar. Luego me fui a Oaxaca, México y empecé a elaborar el trabajo que acabaría convirtiéndose en el libro Divided Soul. Creo que unos cinco años después de dejar Geographic me llamaron de Magnum, en 1993.

Fui a Vietnam, fui a Cuba, fui con los enemigos de EUA, fui a Libia, fui a todos los lugares donde no hay embajada estadunidense e hice todo tipo de cosas por todo el mundo. Magnum es genial, me dio un sentimiento de independencia y un sentido de validación.

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Río de Janeiro, del libro (Based on a true story)

Tu asistente me envió una copia de (Based on a true story) y me encantó. Parece que mucho de tu trabajo está relacionado con la cultura española.
Sí, bueno, la cultura española es parte de ella. Es la migración entre la Península Ibérica, América y África Occidental. Así que estás tratando con cuatro culturas: España, Portugal, África Occidental, y los indígenas que primero habían estado en América. Así que esa fue una aventura de 25 años que yo hice por todo el continente americano y luego por toda la Península Ibérica y África Occidental.

¿Has pensando en el futuro?
Básicamente, trabajo con otras personas. Esa es la otra cosa. Me mato a currar para mí —también trabajo con David Alan Harvey— pero sí paso gran parte del tiempo trabajando con otros fotógrafos o haciendo de profesor y siempre doy talleres en mi casa.

Del libro Divided Soul

Sinceramente, es encomiable que alguien que ha estado trabajando durante tanto tiempo y que podría perfectamente retirarse haya decidido asumir este papel de comisario, editor y profesor.
Sí, estoy ocupado. Lo que pasa es que es divertido, en realidad he sido profesor por mucho tiempo. Empecé a enseñar fotografía desde que me gradué, tenía 22 años. Siempre me he sentido afortunado o bendecido porque las cosas me iban bien. He trabajado duro para conseguirlo y me lo merezco, pero incluso cuando te mereces algo, todavía tienes que tener la suerte de que no te atropelle un autobús o algo así. Siempre me he sentido afortunado, así que pensé, ¿por qué no hacérselo llegar a los demás?

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No hay nada más inspirador para mí que admirar el trabajo de otro fotógrafo.
Por supuesto. Había algunos fotógrafos que me preguntaron: "¿Por qué están dando tanto?” Yo no lo veo así. Me siento seguro haciendo lo que sé hacer. Siempre me fue bien en la universidad y después de la carrera conseguí un buen trabajo en el periódico, nunca he sentido la necesidad de competir con alguien. Así que siempre he sido capaz de canalizar un montón de energía hacia otras personas.

La vida se trata de cómo ves las cosas. Es todo cuestión de actitud y filosofía más que de la propia realidad, porque la realidad de toda la gente es la misma, todo el mundo tiene problemas o ventajas. Siempre he intentado inculcar esto a mis estudiantes. Eso es lo principal, lo que he hecho todo el tiempo.

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Ve más en nuestra columna Magnum x VICE.