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La lamentable historia de los combates de MMA entre osos y humanos

Como los osos luchan como si practicaran artes marciales mixtas, a algunos humanos gilipollas se les ocurrió que montar peleas contra estos animales sería una buena idea.

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Por cada bestia salvaje y majestuosa que camina en silencio en la naturaleza sin molestar a nadie podemos encontrar a un idiota que dice, "hey, estoy seguro de que podría ganar a este bicho en un ring". Y por si fuera poco, seguro que habría otros imbéciles a quienes les encantaría ver la pelea.

Más lucha: La tristemente prolífica historia de los combates entre humanos y canguros

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En algunos rincones de EEUU, la lucha con cocodrilos es tan popular que incluso puedes inscribirte a clases para aprender dónde y cómo golpear al animal. En los años 50 y 60 hubo también unos chicos que peleaban contra pulpos; incluso algunos pobres canguros fueron convertidos en boxeadores, con guantes y todo.

En un mundo de idiotas con ganas de pelear porque sí como este, no podía faltar uno de los mamíferos más grandes que pueblan la tierra: el oso. Estos seres tienen, además, una peculiaridad añadida; hasta la fecha, el oso es el único animal que jamás haya practicado artes marciales mixtas (MMA).

Si dejamos de lado por un segundo el hecho de que esta disciplina es absolutamente estúpida e inútil, debemos admitir que tiene una cierta lógica detrás. Cuando pelean entre ellos, los osos se ahostian de una forma muy parecida a la de los humanos tanto en postura como en principios. Según este razonamiento, los osos deberían saberse defender si los enfrentáramos a un humano.

Según el archivo de HistoryLink, la tradición de enfrentar a humanos con osos —a los cuales normalmente se les arrancaban los colmillos, se les limaban las garras y se les cortaban los tendones de los brazos y las piernas— se hizo popular en Europa a mediados del siglo XIX. La cosa se hizo popular y cruzó el charco: en 1877 tuvo lugar el primer combate en EEUU… con, por cierto, un oso del Pirineo.

Pronto, el combate de osos se extendió por toda Norteamérica. En Nueva York, dos osos de circo llamados Lea y Martin participaron en una serie de batallas contra rivales de todas las razas; un periodista del New York Times, decepcionado después de ver la primera pelea de Martin, aseguró que "parecía que el oso ni siquiera se lo estuviese pasando bien". Qué raro, ¿verdad?

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Las historias se multiplicaron. Un tipo llamado Lucien Marc logró vencer a un oso en Cincinnati, pero se dejó un pulgar en la pelea; otro pavo llamado Billy Clark logró una prestigiosa victoria en Puebla (México) utilizando técnicas de lucha profesional. El 14 de abril de 1878, el oso Lena vengó a todos sus congéneres matando a un hombre llamado Jean Francis en un combate que se fue de madre.

El triste combate de Gus Waldorf contra un oso en una jaula

El trágico suceso, no obstante, no logró enfriar el entusiasmo popular por esta nueva forma de lucha: el fenómeno, de hecho, se extendió a los circos. Osos con nombres tan variopintos como Teddy, Buster Bruin, Jiggs o Terrible Ted se convirtieron en estrellas de este absurdo deporte. Una de estas celebridades peludas, llamada Battling Bruno, incluso fue nombrado caballero por la reina Victoria.

En la ciudad de Port Costa, en California, un oso local se ganó una reputación de luchador incansable. El 27 de junio de 1885, el periódico Port Costa Gazette publicó la crónica de una de sus peleas.

"El martes, en Port Costa, Thomas Huckstep se enfrentó a un oso con un potente gancho de derecha en una pelea corta pero muy emocionante. Huckstep abrió las hostilidades con su famoso juego de piernas para luego pegarle al animal un gran puñetazo en la nariz. El oso respondió con un derecho a Huckstep de notable fuerza. Huckstep se fue fuera del ring con la ropa destrozada y el árbitro, Bob Lee, terminó el combate. El oso fue declarado ganador en la primera ronda"

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Curiosamente, el mismo oso fue mencionado de nuevo en el mismo periódico unas semanas más tarde: el animal era el culpable de la destrucción de un traje de 86 dólares, una notable cantidad para la época. Fue la última vez que se oyó hablar de él.

El triste combate de Gus Waldorf contra un oso en una jaula

La lucha contra osos pareció desaparecer del radar durante varias décadas hasta que volvió en 1937 cuando un combate fue hasta filmado en Nueva York. También se grabó otro en 1949: Gus Waldorf —un boxeador tan famoso que solo se le recuerda por estas terribles fotos — se enfrentó con un oso en una jaula. Obviamente perdió, pero la lucha le permitió acceder de alguna manera una fama 'eterna'.

Algunos boxeadores creíbles, e incluso famosos en ocasiones, también formaron parte de esta practica discutible. Tony Galento, un boxeador y propietario de clubes de moda en los años 30 y 40, decidió enfrentarse a un oso pardo (!) para hacerse publicidad antes de un combate importante. Haciendo gala de un gusto lamentable, Galento también dio algunos golpes a un canguro y a un pulpo medio muerto.

El peso pesado Chuck Wepner, conocido como "el hombre que inspiró el personaje de Rocky", también perdió frente a un oso pardo en un momento dado de su carrera; el tío, además, pidió una revancha… en la que también fue derrotado.

El triste combate de Gus Waldorf contra un oso en una jaula

El interés por la lucha entre osos y humanos disminuyó a medida que la gente tomó consciencia de la importancia de los derechos de los animales… aunque por desgracia la idea no terminó de desaparecer del todo. En 1995 se organizaronuna serie de combates entre hombres borrachos y un oso llamado César en un local de Columbus, en Ohio: la indignación colectiva fue tal que la ciudad prohibió las luchas entre humanos y animales de forma definitiva.

En China, un zoológico fue el centro de un huracán mediático cuando en 2007 se supo que organizaba combates entre osos y boxeadores; ONGs de todo el mundo organizaron una fuerte protesta para acabar con la práctica.

Por suerte, Internet parece preferir los vídeos de osos en la naturaleza a los actos de crueldad que en su día organizaron unos descerebrados. En la red triunfan mucho más las fotos de osos polares o los Vines de ositos jugando —lo cual, digámoslo bien claro, es mucho mejor que la idea de ver a un animal y a un ser humano intentando hacerse daño porque sí.

La autora no le pegaría ni a una mosca en la vida real, pero en Twitter atiza con fuerza: @fodderfigure