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SEMANA MARIGUANA

Algunas personas hablan de la experiencia que las hizo dejar de fumar mota

Pachequearse día y noche no es para todos.
Foto porRichard Kern, vía

(Foto principal: Richard Kern, vía).

Fumar hierba es muy divertido, hasta que deja de serlo. Es posible que hayas crecido fumando y observaste cómo todos tus amigos dejaban de hacerlo paulatinamente, o bien podrías ser la primera persona de tu grupo social que decidió que la mariguana no era para ti, ya sea porque te hacía sentir raro cada vez que la fumabas, o simplemente porque te hartaste de esperar tres horas para conseguir hierba de mala calidad.

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La gente tiene sus propios motivos cuando se trata de dejar de fumar mota, así que para la Semana Mariguana les preguntamos a varias personas sobre la experiencia que los hizo dejar la pacheca.

LLUVIA FUERTE

Empecé a fumar mariguana cuando tenía alrededor de 12 años, y para cuando tenía 15 fumaba casi todo el día, todos los días, hasta que una noche en mi habitación comencé a desarrollar lo que ahora entiendo como un especie de psicosis. Podía escuchar que alguien me llamaba dentro de mi casa y yo bajaba de prisa para ver qué pasaba, sólo para ver que no había nadie. También escuchaba una fuerte lluvia en mi ventana, pero me asomaba y veía una noche quieta y seca. Comenzó a suceder siempre: cada vez que fumaba tenía las mismas alucinaciones. Sabía casi al instante que era por fumar hierba, pero me tomó mucho tiempo desprenderme de ella, ya que me encantaba y era lo único que le interesaba a mi círculo social.

Dejé de fumar por completo hasta que tenía veintitantos años, cuando me di cuenta de que podía hacerlo de vez en cuando sin experimentar ninguna de esas alucinaciones, pero ahora dejé la hierba de nuevo porque una vez que empiezo no puedo controlarme. Soy un pacheco de corazón, así que hacerlo "tantito", "de vez en cuando", no me funciona.

- Joe

LA RUTINA

Empecé a fumar cuando tenía 12 años. Juntábamos 5 libras (cerca de 120 pesos) en cambio entre cuatro amigos y yo, y las cambiábamos por un billete en la tienda para comprar mota. Poco a poco empecé a fumarla más en la adolescencia, lo cual fue muy divertido en aquella época. Entonces, cuando tenía 22 o 23 años, empecé a sentir que la hierba me ponía realmente ansioso durante la primera hora después de fumar. Me di cuenta después de un tiempo que sólo estaba gastando mi dinero en ponerme una pacheca que deseaba que se bajara tan pronto como fuera posible.

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Aún así, seguí fumando durante otros dos años, porque era una parte central de mi rutina. Eventualmente dejé la hierba en enero de 2015 después de un episodio de ansiedad particularmente fuerte: estaba convencido de que me iba a dar un infarto. No quiero sonar arrogante: aún seguiría fumando mota todos los días si lo disfrutara como solía hacerlo, pero supongo que algo cambió en mi cerebro, y ahora estoy mejor sin ella.

- AC

EN SOLITARIO

Comencé a fumar mariguana gracias a un ex novio pacheco: Sólo la fumaba cuando estábamos juntos, pero luego rompió conmigo y comencé a fumar por mi cuenta todo el tiempo. Después de cerca de tres o cuatro meses comencé a sentirme realmente paranoica: estaba atenta a todo y tenía delirios. Todavía no estoy segura de si fue sólo una consecuencia de que mi novio me dejara, y la ansiedad y la depresión que eso me produjo, o si fue la mota, pero dejé de hacerlo. Extraño mucho fumar, y he estado pensando en volver a hacerlo porque he leído mucho sobre cuánto ayuda a la ansiedad. Pero a la vez, estoy ansiosa de que pueda regresar la paranoia y de aceptar que tal vez no es para mí.

- Clara

VAPORIZADOR

Nunca fumé tanta mariguana como la mayoría de la gente de mi edad; para mí era algo que hacía "una vez a la quincena" para ayudar a quitarme las crudas. En 2012 visité Ámsterdam con algunos pachecos experimentados, y el primer día fuimos a un café y decidimos probar un vaporizador, que utiliza una bolsa para inhalar. Lamentablemente, me perdí por completo. Perdí la noción de todo: dónde me encontraba, qué estaba sucediendo; no reconocía nada a mi alrededor. Hasta el día de hoy, la única manera de describir lo que me pasó en palabras es que quedé encerrado en mi mente. Fue como si me hubieran lanzado los enigmas filosóficos más desafiantes del mundo para analizarlos al mismo tiempo, y ni siquiera podía decirle a mi amigo lo que estaba sucediendo mientras me acompañaba en una caminata por la zona para calmarme.

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Todavía recuerdo ese día de fiesta y me dan pequeños flashbacks una vez cada seis meses, que me dejan muy confundido y ansioso durante una hora. Es realmente extraño, porque nunca sufrí de ansiedad, pero durante aproximadamente una hora cada seis meses revivo la experiencia, aunque es cada vez menos frecuente en la actualidad. Sin embargo, decidí enfocarme en mi vida después de eso, y puedo decir honestamente que me ha ayudado a convertirla en una experiencia increíble. De alguna manera, aprecio que me sucediera.

- Daniel

VÍNCULO CON LA REALIDAD

Fumé hierba todos los días durante unos años a partir de que cumplí 18. La mota me abrió un nuevo estrato social de amigos: personas que decidieron vivir la vida bajo sus propios términos. Las cualidades de la mariguana, como la expansión de la mente y la introspección contribuyeron innegablemente a algunos hallazgos existenciales de vital importancia y me ayudaron a descubrir mi cerebro frenético y a aprender un poco más de mí misma.

Después de sufrir una psicosis por drogas, provocada principalmente por una fuerte dieta de psicodélicos a los 23 años, tuve que repensar mi actitud hacia todas las sustancias que alteran la mente, y hubo momentos durante mi recuperación en los que fumaba y sentía que mi cerebro se movía hacia reinos alejados de la cómoda realidad que la mariguana me daba antes. Cuatro años después, mis raíces con la realidad son más sólidas, pero sigo siendo teniendo cuidado con la cantidad que fumo, porque he sentido de primera mano en mi cerebro ese vínculo inquietante entre pachequearse y perder contacto con todo lo tangible y real.

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- Anna

HARTAZGO

He estado fumando desde que tenía 13 años, pero sobre todo de manera social y rara vez cuando estoy solo. Lo hacía entre las clases de la universidad, antes y después de las fiestas o el antro. Hace unos dos o tres años estaba en un festival en South West, había planeado pasarlo relajado, bebiendo la mayor parte del fin de semana, pero estaba enfermo del estómago por alguna razón y apenas podía beber unos tragos de alguna bebida alcohólica sin doblarme o eructar constantemente.


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Por suerte llevaba una bolsita de mota, pero al final del fin de semana estaba harto de fumarla. Estaba sentado ahí, con un gran porro en la boca y un sabor metálico en mi lengua, y sólo pensé, "¿Qué es esto? Ya ni siquiera la disfruto". Terminé el toque y eso fue todo: decidí que había termianado. Desde entonces he fumado ocasionalmente y hace que me dé vueltas la cabeza. Me estoy haciendo viejo, evidentemente. Pensé que estaría fumando toda la vida, pero claramente no sucedió. ¿Tal vez los comestibles sean el camino adecuado?

- Luis

@niluthedamaja