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Kobe Bryant

Que la despedida de Bryant no te engañe: Kobe sigue siendo un cabronazo

No te engañes: por mucho que se haya retirado y haya sido la gran leyenda de su generación en la NBA, la verdad es que Kobe sigue siendo un capullo.
Gary A. Vasquez-USA TODAY Sports

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Kobe Bryant probablemente se levantó siendo un cabronazo la mañana del 13 de abril, horas antes del final de una de las mejores carreras deportivas de la historia y del baloncesto profesional. Cuando se acostó esa misma noche, después de su increíble exhibición de 60 puntos para poner el broche de oro a su trayectoria, Kobe seguramente seguía siendo un cabronazo.

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En el momento en que decida abrir las puertas de Kobe Inc., su nuevo y desconocido negocio, podemos apostarnos algo a que seguirá siendo el mismo imbécil de siempre.

Más baloncesto: Kevin Garnett, el mayor bocazas de la NBA

Hace un tiempo que no hablábamos de esto, porque este vocabulario no es el adecuado para una retirada. Desde que Kobe escribió un soneto a una orbe de cuero naranja el pasado noviembre, todas las discusiones sobre el jugador más salado de la actual generación NBA se convirtieron en dosis industriales de azúcar.

Mi pregunta es: ¿por qué todo el mundo se esfuerza tanto en endulzar la historia?

La gira de despedida de Kobe Bryant ha estado muy bien y ha sido muy bonita, de acuerdo, pero… ¿es que nadie se da cuenta de que es otra maniobra de marketing? Imagen vía Reuters

Los hechos permanecen, y también esa noche en la que Kobe Bryant engañó a su esposa y terminó siendo investigado por una posible violación: el asunto probablemente quedará siempre en la penumbra, más allá de que el jugador resolviera la disputa con un acuerdo extrajudicial.

El principal argumento de Kobe en su defensa fue que Shaquille O'Neal lo hizo primero, una tesis cuando menos discutible que complementó con la compra de un anillo de cuatro millones de dólares para pedir disculpas a su mujer.

El círculo de amistades del ya exjugador de Los Angeles Lakers siempre ha sido muy reducido, ya que, según sus propias palabras, está demasiado ocupado siendo él mismo.

People are quick to call @kobebryant a jerk, asshole etc, but he's really a cool dude. Look at him read to bae pic.twitter.com/q3I6MKhsOH
— BJ Boyer (@wcboyer24) July 27, 2014

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La gente dice que Kobe es un cabrón, un abusón, etcétera, pero en realidad es un tipo muy majo. Mira cómo le lee a su querida

Aunque Kobe nunca admitió ser un compañero de mierda, esa ha sido precisamente la realidad en varios momentos de su trayectoria: desde cagarse en Mitt Kupchak y Andrew Bynum en medio de la calle hasta negarle a Smush Parker el derecho a hablar con él, pasando por las repetidas quejas de varios de sus compañeros de vestuario.

La disolución de su amistad con Shaq fue uno de los divorcios más sonados del siglo XXI; de hecho, fue lo suficientemente terrible como para que posteriormente Phil Jackson usara un buen trecho de su libro para explicar porqué fue claramente culpa de Kobe.

A grosso modo, Kobe se pasó dos décadas comportándose como Michael Jordan en modo 'ahorro de energía' y protestando altivamente ante cualquier comentario inocuo hacia su persona, una actitud que ni el más retorcido de los misántropos sería capaz de copiar.

La práctica totalidad de periodistas que han pasado un tiempo significativo en la órbita de Bryant tienen una historia sobre haber sido abroncados o, peor aún, marginados por culpa de anotaciones baladíes; si hablamos de sus rivales, nos encontramos en la misma situación.

La campaña de despedida de Kobe ha incluido muchos, muchos, muuuchos aplausos. Foto de Mark D. Smith, USA TODAY Sports

Por culpa de estas actitudes, Kobe fue tanto ridiculizado como encumbrado, aunque Bryant siempre supo como utilizar esta tensión en beneficio propio: varios de sus anuncios le muestran como un tipo odiado, pero ese odio se convierte después en el principal motivo de su grandeza.

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De hecho, Kobe sabe mejor que nadie que es un cabrón, y lo más probable es que le importe un comino serlo.

Atención, sin embargo, porque todo esto no pretende quitar mérito ni a su carrera deportiva ni a todos los periodistas que le han loado en su despedida. Todavía es posible mantenerse agnóstico sobre Black Mamba y construir un poético homenaje sobre sus increíbles proezas encima del parqué: de hecho, así han sido la mayoría de piezas al respecto.

El problema es que se ha querido viajar más allá de la canchas y hemos entrado en el terreno del Kobe Bryant persona. En los últimos cinco meses y pico se ha querido penetrar hasta el fondo, excavar el lado más humano de Kobe, una ventana que el propio personaje abrió el día que anunció su despedida a final de temporada.

Always love the hate. #MambaDayhttps://t.co/oqWHZi6Amv
— Nike Basketball (@nikebasketball) April 13, 2016

Probablemente, esto se debe a la inclinación natural por creer que hay algo más detrás de la coraza insensible de la leyenda: nadie quiere sentir aversión por un atleta de superélite que les ha acompañado durante muchísimos años a pesar de que es muy fácil reconocer la naturaleza egoísta de la grandeza de este tipo de jugadores.

Revisando el historial de Bryant, y considerando que nunca ha mostrado una sinceridad sostenida durante su trayectoria… ¿por qué deberíamos creernos sus palabras ahora? ¿Y si simplemente está intentando engañarnos y se ha puesto la máscara de persona amistosa y amigable para preparar su transición post-baloncesto?

Es extraño —y más bien incómodo— considerar que, en realidad, e incluso en el final del camino, Kobe Bryant está manipulando a los fans. Pero en el caso de Kobe eso es mucho más creíble que imaginar que de repente ha aflorado toda su bondad, que hasta la fecha estaba escondida detrás de toneladas de mala leche concentrada.

Pensar en todo esto debería servir a la gente para dejar de idolatrar porque sí a su persona (subrayo, pongo en mayúsculas: PERSONA), que no a su personaje en la pista.

Ahora que finalmente se ha retirado, no hay ninguna razón urgente para recordar las mil y una maneras por las que Kobe Bryant es un cabronazo… pero tampoco hay ninguna lo suficientemente buena como para olvidar que sigue siendo el mismo de siempre.

Después de leer esto es imposible decir que el autor se muerde la lengua, así que no esperes menos en Twitter: @mikelikessports