Solo la Mano de Dios separa a Messi de Maradona
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Lionel Messi

Solo la Mano de Dios separa a Messi de Maradona

Leo Messi ha anunciado que deja la selección sin haber igualado los logros de Diego Maradona. Lo extraño, sin embargo, es que Leo ha superado a su predecesor en muchos aspectos.

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En los letreros del metro de Buenos Aires hay mensajes que piden a Lionel Messi que reconsidere su decisión de retirarse del fútbol internacional. El mismísimo presidente del Gobierno argentino, Mauricio Macri, ha pedido al jugador que no deje el equipo nacional. Incluso Diego Armando Maradona, la mayor leyenda argentina de todos los tiempos, ha salido en defensa del futbolista de Rosario.

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Al final, y después de mucho tiempo, parece que Argentina ha aprendido a querer a Messi… pero no ha sido fácil.

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La relación entre Leo y Argentina siempre ha sido difícil. Argentina ha sido tradicionalmente escéptica con los que han logrado el reconocimiento en el extranjero, como Jorge Luis Borges y el Che Guevara; tuvieron la misma duda con Messi, que se fue de Argentina a los 13 años para jugar con el FC Barcelona. Le han acusado una y otra vez de no sentirse realmente argentino y de no darlo todo por la camiseta albiceleste.

En el último Mundial de Brasil, una página web llegó a publicar declaraciones de un psicólogo que aseguraba que si Messi murmuraba el himno y no lo cantaba a pleno pulmón es porque tenía "un conflicto de identidad".

En fin.

El hecho más sorprendente de Messi, sin embargo, es quizás su forma de ser después de vivir 16 años en Barcelona. Su acento sigue siendo el de su ciudad natal, Rosario, y sus gustos son sin dejar lugar a dudas los de su tierra natal: con la comida, la música y el cine, Messi es 100% argentino.

Cuando Argentina fue sede de la Copa América en 2011, Messi no era tan popular como su compañero de equipo Carlos Tévez. Por la calle se podían ver más camisetas de Tévez que de Messi; cuando se anunciaba por los altavoces los nombres de los jugadores del once inicial, el del Apache recibía una ovación más ruidosa que la del azulgrana.

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En Santa Fe, la provincia natal de Messi, un locutor describió la estrella del Barça como "el mejor del mundo" y a Tévez como "el jugador del pueblo". La distinción es absurda, pero para la psique argentina puede ser absolutamente decisiva.

Hace apenas un lustro, Leo Messi y Carlos Tévez eran el futuro de la selección argentina: ahora ambos parecen pertenecer al pasado. Foto de Achum Scheidemann, EPA

En 1928, Borocotó —seudónimo de Ricardo Lorenzo Rodríguez, redactor y posteriormente editor de la prestigiosa revista mensual El Gráfico— propuso elevar una estatua al espíritu del fútbol argentino con una descripción que se hizo especialmente famosa:

"Un cara sucia, con una cabellera que le protestó al peine el derecho de ser rebelde; con los ojos inteligentes, revoloteadores, engañadores y persuasivos, de miradas chispeantes que suelen dar la sensación de risa pícara que no consigue expresar esa boca de dientes pequeños, como gastados de morder el pan de ayer. Unos remiendos unidos a poco arte servirán de pantalón. Una camiseta a rayas argentinas, demasiado decotada y con muchos agujeros hechos por los invisibles ratones del uso. […] Las rodillas cubiertas de cascarones de lastimaduras que desinfecto el destino; descalzo, o con alpargatas cuyas roturas sobre sus dedos grandes dejan entrever que se han efectuado de tanto shotear. Su actitud debe ser característica, dando la impresión de que está realizando un dribbling con la pelota de trapo. Eso sí: la pelota no puede ser otra. De trapo, y con preferencia forrada con una media vieja__

Casi cincuenta años antes del debut de Maradona, Borocotó ya predijo su llegada. Tévez también cumple con el arquetipo que describió el periodista, aunque en 2011 la opinión pública comenzó a volverse contra él. Por el contrario, ahora Messi es amado en su casa… aunque siempre tenga que sufrir las comparaciones con Maradona.

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El padre de Lionel era gerente de una fábrica: la familia de Messi no era millonaria, pero el niño tampoco creció en una pueblo sumido en la miseria y no pasó su infancia luchando contra la pobreza. La suya no es la imagen tradicional del fútbol argentino.

Lo extraño, sin embargo, es que en muchos aspectos los logros de Messi superan los de Maradona. Las épocas son diferentes, y las comparaciones a menudo son engañosas, pero Messi es más disciplinado y más regular. En el Barça ha ganado la Champions League en cuatro ocasiones, amén de cosechar ocho títulos de Liga y cuatro Copas del Rey.

Maradona también pasó por el Camp Nou, aunque solo ganó una Copa del Rey pues después contrajo hepatitis y se marchó preso de una profunda rabieta. Eran otros tiempos en Barcelona, por supuesto. A continuación, el Diego disfrutó de un éxito notable en Nápoles, donde ganó dos Serie A y una Copa de la UEFA.

Los críticos con Messi señalan que nunca ha hecho nada comparable con Maradona, y en el fondo es verdad: nunca se fue a un equipo que solo aspirase a fracasar una y otra vez y lo convirtió en un campeón. Al mismo tiempo, sin embargo, el SSC Napoli no era un club sin esperanza, sino más bien una entidad con un potencial por descubrir.

El fichaje de Diego por el club partenopeo movió una cifra récord en esos momentos; en el equipo campano, además, ya figuraban nombres como el del zaguero italianoCiro Ferrara, el centrocampista transalpino Salvatore Bagni y el delantero brasileño Careca.

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Tras el paso por Nápoles, gran parte del resto de la carrera de Maradona se caracterizó por la inconsistencia y la polémica alimentada por su estilo de vida.

La carrera internacional de Maradona terminó en la ignominia en la Copa del Mundo de 1994. Foto vía PA Images

De hecho, si no fuera por un torneo concreto, al Pibe de Oro se le consideraría un jugador con un talento infinito cuya disoluta vida social socavó su carrera. Este torneo es la Copa del Mundo. Maradona la ganó; Messi, no. Leo no ha sido capaz de romper una sequía de títulos de Argentina que ya dura 23 años a pesar de jugar tres finales de la Copa América y la final del Mundial de 2014.

Messi no ha podido conseguir lo que Maradona hizo. Su carrera internacional siempre ha sido perseguir el objetivo de ganar algo para su país: no lo ha conseguido, y por ello la presión ha sido enorme. No sorprende que no pudiera aguantarlo más cuando falló el penalti en la segunda final consecutiva de Copa América contra Chile.

En el próximo Mundial, Messi solo tendrá 31 años. No hay ninguna razón por la que no debería jugar si las lesiones le respetan. Un año de descanso con su selección — después de aguantar muchos viajes transatlánticos, tres veranossucesivos sin descanso… y una Asociación de Fútbol completamente disfuncional— puede irle muy bien.

Argentina parece haberse dado cuenta que va en serio lo de dejar la selección y ha respondido con amor por su estrella. Por primera vez, Leo puede sentirse realmente querido. ¿Será demasiado tarde?

Maradona fue obligado a retirarse de la selección en 1991, a la fuerza, cuando tenía 30 años. Sin él, Argentina ganó dos Copas América consecutivas, pero una durísima derrota por 5-0 frente a Colombia forzó a los dirigentes argentinos a llamar al Diego de nuevo. Maradona entonces se dedicó a cargarse a la prensa, y finalmente, fue expulsado del Mundial de 1994 tras no pasar un control de dopaje.

Si Messi decide volver con su país en el Mundial de 2018, es poco probable que le vaya tan mal como le fue a Maradona. Quién sabe, quizás entonces sea el momento de que los argentinos se coronen como campeones y recuperen la gloria perdida… aunque no los esté guiando un "cara sucia".

Puedes seguir a Jonathan Wilson en Twitter: @jonawils