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Throwback Thursday

El día que un misterioso príncipe nigeriano le vio la cara a la Fórmula 1

En 1999 un misterioso príncipe nigeriano ofreció invertir una gran cantidad de dinero en la escudería Arrows. Antes del final de la campaña, el enigmático personaje desapareció de la escena, y arruinó el futuro de la escudería.
Prince Malik Ado Ibrahim, one of F1's great mysteries // PA Images

Después de acumular casi siete décadas de competiciones, la Fórmula 1 ha presenciado, como es de esperarse, el ascenso y la caída de varios individuos extraños y maravillosos. Aunque estamos obligados a destacar que la mayoría de la gente que ha pasado por el automovilismo son sujetos respetables con sus facultades mentales en perfectas condiciones y sus trámites en regla, también es justo decir que ha habido unos cuantos cuyos motivos y métodos han sido no del todo honestos.

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Entre los personajes más interesantes que pisaron un paddock se encuentra el príncipe Malik Ado Ibrahim, un hombre cuyas razones para sumergirse en el mundo de las carreras de Grand Prix siguen siendo turbias casi 20 años después.

Viajemos a 1999, época en la que Lewis Hamilton aún piloteaba go-karts y Bernie Ecclestone era un jovial hombre de 66 años. Aquella era la temporada en la que el legendario piloto de McLaren, Mika Hakkinen, aseguró su segundo campeonato mundial, aunque Eddie Irvine le pisó los talones. Sin embargo, estamos más interesados por lo que pasó en la parte trasera del grid. Al igual que ahora, en ese entonces había un equipo que la pasaba mal con un patrón naranja y negro, y motores incompetentes. Mientras que en el 2017 dicho equipo es McLaren, en 1999 era Arrows.

Para finales de los 90, Arrows era considerado el equipo incondicional del Gran Prix por más de 20 años. A pesar de su longevidad, la escudería no había ganado una carrera y había pasado por una serie de problemas financieros y cambios de propiedad, incluyendo un período bajo el mando de una compañía japonesa de logística. (Fue durante esta época que pusieron a competir a Taki Inoue, piloto famoso por haber sido impactado por un coche de seguridad dos veces).

En 1996, Tom Walkinshaw compró la escudería y dio un golpe maestro al contratar al campeón reinante Damon Hill para la temporada de 1997. A pesar de que Hill se quedó a unos cuantos kilómetros de ganar el Gran Premio de Hungría, la relación fue rotundamente un fracaso y un desperdicio de dinero, y el piloto inglés terminaría saliendo del equipo a finales del mismo año. En 1998, la escudería regresó a las sombras y continuó pasándola mal financieramente.

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La decisión de Walkinshaw de fichar a Hill fue ambiciosa, pero nada fructífera // PA Images

Pero para 1999 un miembro misterioso de la realeza africana ofrecería una fresca inversión: el príncipe Malik.

Malik había sido educado en escuelas privadas de Gran Bretaña, aunque nadie sabe con certeza en qué lugar y decía ser príncipe de los Igbira. Es probable que haya sido verdad, pero considerando que en Nigeria existen mínimo 75 familias reales, no es lo mismo que si Guillermo de Cambridge se presentara en la puerta de la fábrica y te dijera que está dispuesto a invertir un poco de dinero de su abuela. Malik también afirmó haber participado en Le Mans 24 Hours.

Arrows no pudo ignorar la oferta, a pesar de la dudosa procedencia del príncipe. Malik había prometido una inversión de 125 millones de dólares, cantidad que en ese entonces habría podido transformar al equipo, y permitirle contratar mejores pilotos y comprar motores decentes. Walkinshaw aceptó y Malik se sumó al equipo en 1999. Malik logró convencer al gigantesco grupo de inversión Morgan Grenfell, el cual le dio entre el 10 y 30 por ciento de la escudería.

El nuevo Arrows del 99 era estéticamente sorprendente, la parte trasera había conservado el negro y blanco de la temporada pasada y el frente estaba pintado de naranja en referencia a Repsol, compañía que patrocinó el nuevo fichaje de Pedro de la Rosa. Este diseño es considerado de culto, aunque su funcionamiento en la pista fue completamente opuesto.

El monoplaza de Arrows era lento y no cooperaba mucho, pero su diseño sigue siendo un clásico de culto // PA Images

Pero esto no le importó a Malik, quien procedió a contratar a una costosa agencia de relaciones públicas con el propósito de hacerse "tan famoso como Eddie Jordan". Aunque le gustaba llamar la atención, Malik no tenía planeado sentarse y disfrutar los beneficios de sus inversiones. Afirmó que recaudaría fondos por medio de la creación de la marca T-Minus, la cual apareció en las tomas de aire laterales del choche en el Gran Premio de San Marino. T-Minus planeó generar dinero con el lanzamiento de una bebida energética y vender productos con su marca como playeras y motocicletas. El hecho que jamás hayas escuchado de ella es una pista de su éxito final. El veterano periodista de F1, Joe Saward, informó que T-Minus "no recaudó un sólo dólar".

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No sólo el plan de negocios fracasó: las actuaciones sobre el circuito estuvieron para el olvido. El alto porcentaje de desgaste le permitió a De la Rosa sumar un punto en su debut en F1, distinción que comparte con nombres más ilustres como Lewis Hamilton y Sebastian Vettel, pero el español no repetiría dicho resultado en todo el año. Su compañero, el enigmático piloto japonés Toranosuke "Tiger" Takagi, quedó aún más relegado. Al final de cuentas sumarían solo un punto en 1999.

A finales de la campaña, y con la realidad de su situación encima de la escudería, Malik desapareció inesperadamente. Al no poder completar la compra de sus acciones para la fecha límite acordada con anticipación en septiembre, Tom Walkinshaw tomó de nuevo el control del equipo y la marca T-Minus desapareció del coche (reemplazada por Morgan Grenfell, la cual había apoyado la compra de Malik y finalmente llevó el asunto hasta la corte). El príncipe se había esfumado del paddock.

Lo triste del caso es que Arrows jamás pudo recuperarse de la falsa promesa de inversión. Siguieron luchando durante dos años y medio más hasta que finalmente en la temporada 2002 dijeron adiós. El negocio de Walkinshaw también recibió un gran golpe: falleció en 2010 a la edad de 64 años.

Aunque Arrows desapareció de la escena del automovilismo, Malik no lo hizo del todo. En 2008 se presentó a corte bajo los cargos de robo de dinero que le fue entregado para desarrollar la carrera de un joven piloto de NASCAR. Los cargos le fueron retirados pero no pudo salir de la cárcel de Texas porque requería pagar una fianza de 35 mil dólares por su conexión con un número de cargos por perjurio.

Malik en el grid con la leyenda del boxeo Frank Bruno y un joven Martin Brundle // PA Images

En enero de 2010, Malik se encontraba trabajando para la compañía de energía renovable The Bridge, de la cual era cofundador. Poco después recibió una orden judicial por su arresto luego de que un juez de distrito de Texas dictaminara que Malik había robado más de 200 mil dólares. El resultado de su juicio no está disponible, aunque en la actualidad Malik se sigue moviendo en el sector de sustentabilidad de Nigeria trabajando para Nigus Greenenergy.

¿Qué hacía Malik en la F1? Es posible que haya creído en realidad que su aventura con la marca T-Minus sería exitosa, que suficientes personas estarían dispuestas a comprar costosas motocicletas con el nombre de una marca que jamás había visto en su vida. También es posible que quisiera pasar un rato en el mundo glamuroso de la Fórmula 1. O quizá sus motivos eran más siniestros. No lo sabemos porque Malik jamás habló de ello cuando perteneció al automovilismo. Lo que podemos aprender de esta anécdota es la verdad atemporal del viejo adagio: era demasiado bueno para ser verdad.

@Jim_Weeks