La sal impide que no absorbas la grasa que comes

Sal.

Además de inspirar a Angelina Jolie a tomar algunas decisiones en su carrera bastante mediocres, ha construido imperios y ha movido montañas. Bueno, incluso en algunos casos forma montañas. Además de ser una metáfora muy apta para la condición humana, nuestra voluble y cristalina amiga parece enfrentarse a niveles bíblicos de animosidad, como nunca antes en los casi ocho milenios de su aplicación generalizada.

Eso fue, claro, hasta hace poco.

¡Así es, Internet! Un estudio de la Universidad de Iowa publicado en Scientific Reports podría terminar con la disidencia relacionada con la sal. Antes de que te desgarres las vestiduras lamentando la pérdida de todo lo que creías que era verdadero, no están diciendo que debes duplicar el consumo de Saladitas o cumplir con tu sueño de tener una piedra de sal de tamaño humano en tu armario.

De hecho, ni siquiera están diciendo que la sal no sea mala para ti. Simplemente no es tan mala como se pensaba anteriormente.

Entonces, ¿de qué hablan?

Pues bien, los investigadores de Iowa entraron en sus laboratorios con una teoría llamada la "teoría de las papas fritas". Su hipótesis era que la grasa y la sal, cuando se combinan, aumentan el consumo de alimentos y por lo tanto promueven el aumento de peso. Esta hipótesis, sin embargo, resultó ser completamente falsa.

"Descubrimos que nuestra hipótesis de las 'papas fritas' estaba perfectamente equivocada", dijo el coautor del estudio, Justin L. Grobe, quien también es miembro de la American Heart Association.

Este fracaso condujo a un avance sorprendente: los niveles de consumo de sal en realidad tienen un efecto significativo en los niveles de eficiencia digestivos, o en el porcentaje de grasa absorbida por el cuerpo. En otras palabras, ¡la sal puede ayudarte a llevar una dieta alta en grasa sin aumentar de peso!

Los investigadores comenzaron alimentando a varios grupos de ratones con productos normales y con otros altos en grasa además de usar diferentes niveles de sal —de 0.25 a 4 por ciento—. Los ratones con una dieta alta en grasa con el nivel más bajo de sal aumentaron la mayor cantidad de peso —alrededor de 15 gramos durante un período de 16 semanas—. Eso no nos sorprende.

Sin embargo, lo que sorprendió a los investigadores fue lo siguiente: los ratones sometidos a una dieta alta en grasa con los niveles de sal más altos aumentaron poco de peso. Su aumento de peso fue tan bajo que era similar al grupo de control de ratones que comían alimento normal, aproximadamente 5 gramos.

"Los resultados… sugieren que los esfuerzos de salud pública de continuar reduciendo la ingesta de sodio puede tener consecuencias inesperadas y no deseadas", explicó Grobe.

Ese es un hallazgo importante. ¿Por qué? Bueno, la OMS en México recomienda que el consumo diario de sodio rebase los 2 mil mg —en Estados Unidos lo máximo son 2 mil 400 mg—, es decir 5 gramos de sal. Sin embargo, los mexicanos consumimos un promedio de 11 gramos diarios. Más del doble. Esto ha llevado a un estado de alarma, pues 5 de cada 10 mexicanos padecen hipertensión y la culpa es adjudicada a la sal.

Así que, ¿qué pasa? ¿La sal es buena para ti o no?

Estudios recientes, además de este último, parecen inclinarse a decir que "en realidad no es tan mala para ti".

Aún así, el sodio se asocia con bastantes riesgos para la salud, incluyendo problemas cardiovasculares, la terrible presión arterial y problemas renales.

Lo que obtenemos de este último estudio es que la sal, como nutriente no calórico, nos da un truco: puedes comer grasa, pero no la absorberás completamente si consumes sal en exceso.

"Lo principal es que los nutrientes no calóricos pueden tener un efecto importante en la absorción de calorías, pero aún queda mucho trabajo por hacer", dicen los científicos de Iowa.

Nuestro consejo: vuélvete un Gollum y duerme encima de una cama hecha de sal de Epsom. Eso, o empieza a ir a un club de yates y asegúrate de lamer con vigor todas las superficies expuestas.