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Música

La hermana de Omar-S dirigió una obra de teatro sobre la historia del techno de Detroit

Robbie Taylor creció con Omar-S, Derrick May y otros grandes pioneros del género en tiempos donde se le conocía como "música progresiva".
Henry Wolfe

Me cuesta recordar la última vez que haya recibido un flyer del sinnúmero de extraños personajes que siempre están al acecho en las salidas de las presentaciones, promoviendo varios afterparties mediocres y próximos festivales a todo aquel que vaya atravesando las puertas. Pero el mes pasado, mientras estaba en Detroit para el Movement, un amigo me dio una postal que le había sido regalada por una mujer fuera de Submerge, la reconocida tienda de discos y museo techno que sirve como sede oficial de Underground Resistance.

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El flyer de inmediato me llamó la atención, no por su contenido extravagante, sino más bien, por lo contrario: una imagen borrosa de una diva del disco contrastando suavemente con una colorida paleta de texturas, junto a unas cortas líneas de texto. Decía: The Stage Play – Historias del Techno de Detroit.

Por el lado contrario, había una lista de artistas (ninguno de los cuales conocía), un número de teléfono, correo electrónico y una dirección críptica para "Kirby International Institute", un misterioso lugar que confusamente sale en Google Maps bajo un nombre diferente. (El edificio resultó ser de una organización sin fines de lucro que ofrece servicios de inmigración a familias de bajos ingresos, además de centro comunitario).

El flyer de la obra (Foto por el autor)

Habían algunas otras pistas sobre de qué podría tratar la obra, o al menos qué esperar si decidías asistir. Pero eso realmente no importaba. Una persona organizó una obra de teatro sobre el techno de Detroit, y de alguna manera, Omar-S –el señor del house fino y minimalista de la ciudad motor– y su sello FXHE estaban involucrados, junto a varios de sus colegas: Eddie Fowlkes, Al Ester y Luke Hess.

Así que el domingo por la tarde, tomé un taxi desde el Movement y llegamos a un edificio grisáceo completamente solitario, salvo por unos pocos actores de la obra, quienes nos recibieron con sonrisas y nos invitaron a seguir. Una mujer joven, que resultó ser la hija del director, se puso de pie detrás de una mesa improvisada con varias bolsas de papas fritas y dulces para la venta.

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Después de pagarle $15 dólares por el boleto, mis amigos y yo bajamos al auditorio, el cual estaba extrañamente repleto de banderas internacionales y estantes de muñecas de alrededor del mundo. Sentada ya en mi asiento, me di cuenta que la mayoría de las pocas personas presentes en el auditorio, parecían ser amigos y familiares del elenco. Aparte del grupo con el que había llegado, solamente otros dos grupos parecían estar en la ciudad por el Movement.

La puesta en escena (Foto por Henry Wolfe)

Durante la siguiente hora y media, supe cuál era la participación de Omar-S y los demás productores: "Goodbye Kiss", el clásico tempranero de Eddie "Flashin" Fowlkes, varios tracks de Luke Hess, y producciones originales de Al Ester flotaban por doquier sobre la banda sonora.

Con un presupuesto relativamente bajo, los actores locales pintaron un retrato íntimo de los primeros años del techno de Detroit, cuando se le llamaba "música progresiva", los mixers estaban sujetos a los fallos de la batería, y la radio europea recién comenzaba a popularizarse. En una escena, aprendimos que Omar-S obtuvo la musa de su sonido después de recibir un teclado en el correo proveniente de su hermana en Nueva York. Sumergidos en las fascinantes historias de sus cuatro personajes principales –Eddie Fowlkes, Al Ester, Omar-S y Luke Hess–, también vislumbramos cuestiones como los problemas familiares y el abuso de sustancias, los cuales rara vez se relatan en los libros biográficos; todo planteado desde la fina línea del humor.

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En una escena culminante, un DJ de ficción se dejó caer en un sofá, demasiado borracho para moverse, y finalmente se desmaya. Un imponente actor con un manto negro irrumpe en el escenario en una ráfaga de luces estroboscópicas y humo, gruñendo, "Mira este lío. ¡Lo hiciste en la sombra!".

La directora, Robbie Taylor (Foto por Henry Wolfe)

Cuando las cortinas se bajaron, la directora, una carismática mujer llamada Robbie Taylor, dio un discurso agradeciendo a todos los involucrados, y reveló que ella era la hermana de Omar-S, la misma que le había regalado su primer teclado. Una vez el espectáculo terminó, la tuve que perseguir. Sentados en una banca de un pasillo estrecho con iluminación fluorescente cerca a los baños, mientras varios amigos y actores llegaban a felicitarla, me explicó cómo se dio todo lo de la obra, y el por qué estas historias necesitan ser contadas.

THUMP: ¿Por qué decidiste dirigir esta obra a la par del Movement?

Robbie Taylor: Para poder dar a conocer la historia, y permitir que la gente sepa que el techno tiene una historia de fondo. No se detiene en [Derrick] May o Eddie Fowlkes. Esos tipos estaban en las mismas fiestas de la secundaria que yo, escuchando música progresiva. Mi hermano solo tenía ocho años, escuchando los cassettes de Chicago, los cuales mi primo, Big Strick, quien también era DJ, le conseguía. La música progresiva, para mí, es donde empezó el techno.

Así que sentiste que era importante contar estas historias que tal vez no se incluyen en los registros populares de la historia del Detroit techno, incluyendo a los DJs que podrían haber sido olvidados.

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La gente no conoce estas historias detrás de las escenas. Kerri, en la obra –el que estaba tomando las drogas– representa aquellos DJs que no pudieron lograrlo, o que no tenían ganas de contar sus historias. Es un personaje de ficción, pero basado en alguien real.

Hace un rato en el escenario, hablaste de cuando le compraste el primer teclado a Omar. ¿Cómo sucedió?

Viviendo en Nueva York, estaba en un Macy's de la calle 34. Fue algo así como "¡ah, qué bonito este teclado!", porque sabía que a Omar le interesaba la música. Se lo envié, y ahí está, todos estos años después.

Omar es un personaje bastante misterioso, no concede muchas entrevistas.

Es realmente tímido.

Lo que hace aún más interesante poder ver este lado personal de su vida. La obra también se centró en situaciones como las tensiones familiares y la lucha con el abuso de sustancias. ¿Por qué sentiste que era importante contar estas historias detrás de escena?

Porque las viví. Ahora tienes este gran "mundillo" techno pero ,¿dónde comenzó todo? Cuando tenía 14 años, fui a mi primera fiesta progresiva en el Rooster Tail en 1980. Los adolescentes se reunían en diferentes puntos –como varios de nosotros– a poner música. La llamábamos música progresiva, y se convirtió en música de"club" o "house", luego en música techno. Derrick May y Eddie Fowlkes estaban en esas fiestas. Al Ester, Juan Atkins… y la lista continúa.

Foto por Henry Wolfe

¿Dónde se llevaban a cabo estas fiestas?

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En ese entonces, habían pequeños grupos de secundaria que querían ganar dinero haciendo fiestas. Así que alquilaban una instalación, distribuían flyers, y así todos sabíamos dónde iba a ser. Las fiestas costaban como $2 dólares la entrada, y duraban hasta las 2 a.m.

¿Cómo lograste juntar esta comunidad de actores y cantantes? Parecen una gran familia. ¿Se conocían de antes?

Estudié en Nueva York en la escuela Lee Strasberg de la Universidad de Nueva York, y en el Frederick Douglass Creative Arts Center. Allí es donde aprendí realmente a escribir. Organicé algunas obras de teatro durante algunos años en Nueva York, después tuve hijos, así que me tomé un tiempo para la maternidad. Luego fui una profesora de actuación. Encontré a muchos de los actores de esta obra a través de un anuncio de casting. Ahora son amigos, porque ese es el tipo de espíritu que tenemos. Si no actúo como si fuera una diva, entonces no tengo derecho a interpretarla. A medida que avanzas, encuentras personas con espíritus similares, con las que se facilita trabajar.

¿Cuál es el principal mensaje que la obra trata de transmitir?

Perseverancia. Si permaneces centrado en un propósito, un llamado, cualquier obstáculo que se te presente, puedes atravesarlo. Mi hermano estaba trabajando en la planta de Ford Motor Company y tenía dos hijos. La música era su vocación, eso era todo lo que quería hacer… y lo consiguió. Haz lo que tengas que hacer, pero mantente comprometido a tu pasión.

Puedes seguir a Michelle Lhooq en Twitter.